La festividad del Corpus Christi se inicia en San Julián en la víspera, con el traslado de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa hasta el Ayuntamiento para ser situada en el altar desde el que al día siguiente va a presidir la procesión eucarística de la Catedral.
Podemos señalar la presencia en general de más gente que en años anteriores en este traslado y, por supuesto, hay que subrayar el intensísimo calor vivido, que no fue óbice para que Sevilla acompañara a la que se tiene por Patrona del Ayuntamiento, ya que, como dicen las cuatro caras de su templete de plata, es "de Sevilla Patrona y Bienechora".
Se hizo esperar un poco el traslado, ya que las puertas de San Julián no se abrieron hasta diez minutos más tarde de la hora prevista. Así, no fue hasta las ocho menos veinte de la tarde cuando la cofradía se puso en camino, encabezada por la cruz de guía. Parejas de hermanos con cirios blancos (azules en el último tramo) iban separadas por el guión de la juventud de la hermandad, la réplica del pendón de la ciudad y el guión de la Coronación Canónica. Finalmente, antes de la presidencia iba el estandarte corporativo y después el cuerpo de acólitos con seis ciriales, dos del paso de palio de la Hiniesta Dolorosa junto a la cruz alzada, y los otros cuatro del paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.
La Banda de Nuestra Señora del Carmen, de Salteras, esperaba a un lado de la puerta ojival de la parroquia el momento de la salida del paso, comandado por los Ariza. Lleva este año la Hiniesta Gloriosa un manto celeste de brocado y entre su exorno floral, compuesto de gladiolos, anthurium o lilium, destacan las espigas de trigo, los racimos de uvas y hasta bollos de pan, en atención a la festividad que se celebra.
Cuando el paso salió del templo, tras tener los costaleros que agacharse un poco para que el remate del templete no rozase con el dintel, la Banda del Carmen tocó el Himno Nacional, seguido a continuación por la marcha "Hiniesta Coronada", con la que el paso fue girando a su izquierda y se adentró en el breve tramo de la calle Duque Cornejo que separa San Julián de la Plaza de Moravia.
A ésta llegó la Hiniesta con "La Estrella Sublime", marcha incomprensiblemente interrumpida cuando el paso se detuvo, siendo sustituida después por el tambor hasta bien entrada la calle Pasaje Mallol. Pero antes, aún en Moravia, un miembro de la hermandad tuvo el detalle de regalar un gladiolo a un niño no demasiado pequeño, pero llevado aún en una sillita.
Con la marcha "Hiniesta de Sevilla", el paso avanzó por Pasaje Mallol, mientras que con "Hiniesta de San Julián" llegó a la calle Santa Paula. Este año ha habido una novedad en el saludo a los dos conventos situados muy cerca uno del otro, el de Santa Paula y el de las Siervas de María. Así, en lugar de acercarse el paso a uno y después al otro, en esta ocasión ambas comunidades de religiosas recibieron a la Virgen juntas en la puerta del convento de Santa Paula, donde las dos congregaciones cantaron unidas la Salve.
Rafael Ariza dedicó a las hermanas de Santa Paula y a las
Siervas de María la levantá y la Hiniesta Gloriosa se alejó a los sones de “Azul
y plata” hacia la Plaza de Santa Isabel, desde la que alcanzó la capilla de la
Hermandad de los Servitas con la marcha “Hiniesta”. Sorprendentemente, aunque el
paso se paró junto a la puerta, donde estaba una representación de la cofradía
del Sábado Santo, la banda no interrumpió la partitura, lo cual, por no ser lo habitual,
es de agradecer.
Antes de marcharse hacia la Plaza de San Marcos, la cofradía
servita realizó una ofrenda floral que fue depositada en el paso y la levantá
fue “por la Hermandad de los Servitas, por su junta de gobierno, por sus
hermanos y por sus capataces y costaleros”, en palabras de Rafael Ariza.
Más adelante, tras dejar atrás la calle Siete Dolores de
Nuestra Señora, la Hiniesta Gloriosa pasó por San Marcos, donde a un aguador se
le rompió el cántaro de barro que llevaba, a los sones de “A Ti Manué”, marcha,
de nuevo hay que decirlo, cortada de forma abrupta cuando llegaba a su parte
culminante al pararse el paso ya en la calle Bustos Tavera.
La Hiniesta siguió después con “Sevilla cofradiera” hasta
Doña María Coronel, y con “Virgen de las Aguas” hasta la calle Dueñas, calle
que abandonó en dirección a Santa Ángela de la Cruz con la marcha “La Virgen de
Sevilla”. El Convento de las Hermanas de la Cruz esperaba la visita de la
Hiniesta, que llegó hasta él con “Encarnación Coronada”. Las religiosas
cantaron la oración “Bendita sea tu pureza” y el capataz les dedicó una levantá
a pulso, tras la que el paso se marchó con la composición “Hiniesta Coronada”,
seguida después por “Madre Hiniesta” en el giro a Alcázares.
De la calle Alcázares, la Virgen de la Hiniesta salió a la
Plaza de la Encarnación con la marcha “Como tú ninguna”, a la que luego
seguirían “Señorita de Triana” y “Candelaria”, ésta ya en la calle Laraña.
Después, antes de girar a Cuna, Pedro, uno de los miembros de los Ariza, avisó
de que la llamada al paso la iba a hacer su hijo, del mismo nombre, por lo que
dedicó la levantá a los hijos de los capataces y de los costaleros.
Tras esta emotiva levantá, la Hiniesta entró en la calle
Cuna a los sones de “Coronación de la Macarena”. Precisamente, aún en el inicio
de la calle la siguiente levantá se dedicó a la Hermandad de la Macarena y a los
miembros de su Centuria, ya que el capitán de ésta se encontraba delante del
paso. Y más esperanza después, porque la siguiente marcha interpretada por la
Banda del Carmen, que es además la que acompaña a la Macarena cada Madrugá, fue
“Sé siempre nuestra esperanza”. Con ella sonando, desde debajo del paso se
gritaron varios vivas a la Virgen de la Hiniesta.
Después, tras una levantá de la cuadrilla por un compañero
fallecido días atrás, la Hiniesta continuó por Cuna con la marcha “Coronación”,
seguida después por “Hosanna in excelsis” en el giro a Cerrajería.
Verdaderamente difícil se hacía caminar junto al paso en
estas estrechas calles finales del recorrido de traslado, que siguió por
Sierpes, a la que llegó el paso con la composición “La Caridad del Arenal”.
A duras penas, se iba abriendo camino la Hiniesta en Sierpes, donde la Banda del Carmen interpretó nuevamente "Madre Hiniesta", tras la que el paso se detuvo junto al altar montado por la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina en la fachada del Círculo Mercantil e Industrial. Sus hermanos cantaron la Salve a la Hiniesta, que se marchó después con "Pasan los campanilleros" y luego con "La Estrella Sublime".
El hermano mayor de la Hermandad de San Gonzalo, José
Fernández, y el delegado municipal de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, se
unieron a la presidencia en el tramo final de la procesión de la Hiniesta
Gloriosa, que salió de Sierpes a la Plaza de San Francisco a los sones de “El
Corpus”.
Más adelante, tras dirigirse la Hiniesta a la fachada del
Ayuntamiento, comenzó la subida de la larga rampa de acceso a su altar, durante
la cual la Banda del Carmen tocó “Hiniesta Coronada”. Ya arriba, mientras el
paso giraba para quedar situado en posición frontal hacia la plaza, llegó el
momento cumbre del traslado, cuando la banda y la Coral Polifónica de la
Hiniesta se unieron para interpretar “Salve Hiniesta”, la bellísima composición
de Manuel Marvizón que emocionó a más de uno en una abarrotada Plaza de San
Francisco.
Así quedó colocada la Hiniesta Gloriosa en su altar ante el
Ayuntamiento, a la espera de la procesión eucarística que iba a comenzar muy
temprano unas horas después. Las campanas de la Giralda marcando con fuerza a las
doce de la noche el inicio del gran día del Corpus Christi en Sevilla
rubricaron el traslado de la Hiniesta desde San Julián al Ayuntamiento.
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