La mañana del pasado domingo tuvo lugar la salida procesional de Santa Lucía por las calles de su feligresía; una salida que resultó muy especial, dado que la santa portaba en su mano izquierda un lazo verde para fomentar la donación de órganos.
Con letras doradas, podía leerse "Hazte donante" y "Dona vida" en este lazo que fue entregado a la hermandad por el director general de Trasplantes del Colegio de Médicos de Sevilla, José Pérez Bernal. De esta forma, la Hermandad de Santa Lucía se une al apoyo que ya numerosas cofradías ofrecen cada año al doctor en su labor para concienciar a la población de la importancia de donar los órganos para que otras personas puedan seguir adelante.
A las once y media de la mañana, después de la misa en la Parroquia de San Román, la cofradía se puso en camino con la cruz de guía plateada entre faroles. Detrás, iban varios hermanos con cirios blancos, el guión fundacional y las representaciones de las hermandades de la Resurrección de La Rinconada, la Virgen de la Sierra, la Cena, el Carmen de Santa Catalina y la Exaltación. A continuación, el libro de reglas, el estandarte corporativo de la propia Hermandad de Santa Lucía y la presidencia.
Tras salir de San Román, el pequeño paso de la santa de Siracusa se encaminó hacia la calle Peñuelas a los sones de la marcha "Nuestra Señora de las Lágrimas". Juan León y sus auxiliares fueron los encargados de comandar el paso, que venía este año adornado con una rica variedad de flores rojas, tanto en el friso y esquinas del paso como en la peana, al contrario que otros años en los que se ha buscado un contraste añadiendo normalmente flores blancas al exorno.
Aún en Peñuelas la Banda de Música Nuestra Señora del Sol tocó posteriormente "A Ti, Manué", a la que más adelante seguiría "Virgen de las Aguas" al dejar atrás esta calle y alcanzar Doña María Coronel. En una radiante mañana de domingo, el sol iba jugando con el paso en determinados cruces y zonas de la calle iluminando el rostro de Santa Lucía, que después avanzó a los sones de "El Corpus".
Un grupo de costaleros esperaba para un relevo frente al encuentro de Doña María Coronel con Dueñas. Cuando se produjo este relevo, Santa Lucía siguió su camino mientras la banda tocaba "Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono". Juan León se parece a Antonio Santiago en que a ninguno de estos capataces les gusta que las bandas toquen el tambor al finalizar una marcha. Por ello, suelen detener el paso con los compases finales de las partituras de forma que, cuando las bandas las completan, se den cuenta de que el paso se ha parado y no haya un solo redoble. Cuando finalizó la marcha dedicada al crucificado del Cerro, al capataz le salió de su boca un "¡cuadrao!" tras ver que los zancos se posaban en los adoquines justo con la última nota de la composición.
Y en lo que era un auténtico recital a cargo de la Banda del Sol, la siguiente marcha que se interpretó tras Santa Lucía fue "Hosanna in excelsis".
La siguiente levantá fue dedicada por el capataz a “toda la
gente que viene a ver a Santa Lucía desde muchas partes de Sevilla y de fuera
por devoción a la santa”. Después, el paso fue acercándose al cruce de la Plaza
de San Pedro con “Macarena”, de Emilio Cebrián, aunque se detuvo antes, para
después cruzar hacia la Plaza del Cristo de Burgos a tambor de forma que no se
interrumpiera en exceso el tráfico.
Ya en Cristo de Burgos, en la que Santa Lucía pasó por el
lado derecho, la Banda del Sol reanudó la interpretación de marchas con “Glorias
de Sevilla”. Después, una nueva dedicatoria de levantá, en este caso a un
costalero que en ese momento estaba bajo las trabajaderas y que es de
Salamanca. El capataz dijo: “por los kilómetros que recorréis y el esfuerzo que
hacéis para estar aquí, que Sevilla lo sabe valorar”.
Seguidamente, el costalero de Salamanca y todos sus
compañeros respondieron a la dedicatoria con una lenta y muy cuidada ‘revirá’
en el extremo de la plaza a los sones de “Madre Hiniesta”.
Tras la interpretación de la segunda marcha seguida de
Manuel Marvizón, el paso se paró antes de continuar por Dormitorio, a la que
accedió mientras la banda tocaba “Aniversario Macareno”.
Por delante quedaban lugares destacados y habituales en el
recorrido de esta cofradía, como el Convento de San Leandro, la calle Santiago
o la Iglesia de los Terceros (ahora cerrada por obras), antes de regresar quién
sabe si por última vez a la Parroquia de San Román antes de la esperadísima
reapertura de su sede, la Iglesia de Santa Catalina, por la que un año más
Santa Lucía tuvo que pasar de largo.
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