domingo, 8 de octubre de 2017
LA VIRGEN DE MONTEMAYOR SALIÓ CON UN MANTO DE LA HERMANDAD MATRIZ
La Hermandad de la Virgen de Montemayor, filial de la Patrona de Moguer, vivió ayer, sábado, su salida procesional, la segunda de su historia, dado que la que debía ser la primera en 2015 se vio frustrada por la lluvia, teniendo que esperar al año pasado para su estreno en las calles (ver).
Para este año, la salida tuvo un carácter especial, dado que la hermandad matriz cedió un manto de su Virgen para que lo luciera la pequeña imagen de Francisco Buiza, titular de la cofradía fundada en 1956 por ciudadanos de Moguer residentes en Sevilla.
A las seis y media de la tarde se abrían las puertas de la Iglesia de San Juan de la Palma, justo una semana después de que lo hicieran para la salida de la Virgen de la Cabeza (ver). El cortejo lo encabezaba la cruz alzada entre ciriales, seguida de las representaciones de las hermandades de la Virgen de Guadalupe de la Misericordia, la Virgen del Pilar, las filiales de la Virgen de Montemayor de Villamanrique, Arahal y Madrid, la Hermandad de la Virgen de la Cabeza y la Matriz de Montemayor. Y detrás, el propio estandarte corporativo de la Hermandad de Montemayor de Sevilla.
Y como hizo también siete días antes la Virgen de la Cabeza, la de Montemayor antes de salir se encaminó hacia el altar mayor del templo, en cuyo presbiterio estaba la representación de la Hermandad de la Amargura, cuyos hermanos rezaron la Salve. Tras situarse frente a la Amargura, se volvió ante la capilla de la Virgen de la Cabeza, deteniéndose también ante la imagen.
Más adelante, ahora sí, el paso que comandaba Manuel Barragán Jiménez se dirigió a la puerta para afrontar la salida, a la que también se había desplazado la representación de la Amargura para despedir a la cofradía filial de Montemayor.
La Banda de Música Nuestra Señora del Sol fue la encargada de acompañar a la Virgen de Montemayor por las calles de la feligresía de San Pedro y San Juan de la Palma, interpretando el Himno de España cuando el paso salió del templo y encadenándolo con la marcha "Reina de la O".
El paso giró a su derecha y anduvo de forma bastante ágil, de manera que la marcha duró hasta la llegada de la Virgen a la residencia de ancianos inaugurada este mismo año en la antigua Casa de los Artistas. Varios residentes recibieron a la Virgen de Montemayor a las puertas del centro, y por ellos fue la levantá con el paso vuelto hacia ellos. "Por los abuelos, a los que tenemos que pedir consejo", dijo el capataz antes de que la Virgen de Montemayor siguiera su camino por la calle Madre María Purísima de la Cruz a los sones de "La Estrella Sublime".
Con ella, el paso de la Virgen de Montemayor, que estrenó la fina peana ubicada entre la mesa del paso y la propia peana de la imagen, casi alcanzó la Capilla de la Divina Pastora, completando los metros que faltaban para llegar a la puerta con el sonido del tambor.
De nuevo este año, la Hermandad de la Divina Pastora de San Antonio ha prestado cuatro jarras de su paso para el de la Virgen de Montemayor. Además, la de los Panaderos ha cedido también dos jarras del palio de la Virgen de Regla para los costeros, sustituyendo así a los ángeles ceriferarios de orfebrería que llevó el año pasado. Entre todas esas jarras, el friso y las esquinas se repartían las flores que adornaban el paso, que eran claveles blancos, paniculata y nardos.
Tras el canto de la Salve por parte de los cofrades de la Pastora de Santa Marina y la ofrenda de un ramo que fue colocado sobre el paso, el capataz dedicó a esta hermandad la levantá y la Virgen continuó su camino, ahora a los sones de "María Santísima del Subterráneo" a cargo de la Banda del Sol.
Por la calle Amparo siguió avanzando la Virgen de Montemayor a los sones de "Aquella Virgen", saliendo después a la Plaza del Pozo Santo, donde se pudo escuchar "Pasan los campanilleros", marcha con la que el paso llegó a la puerta del convento de las religiosas terciarias franciscanas, quienes le cantaron a la Virgen para terminar después con un "¡Viva la Virgen de Montemayor!".
Tras una levantá por las religiosas y por las personas a las que éstas cuidan, el paso tomó la calle Misericordia rumbo a la cercana iglesia del mismo nombre con la marcha "El Corpus". En la puerta de este templo se despidió de la cofradía la Hermandad de Guadalupe, uniéndose a ésta la Hermandad de la Virgen del Mar, ante las que el paso se volvió.
Con la marcha "Virgen de la Palma", el paso continuó hacia José Gestoso, aunque antes de girar hacia ella en dirección a la Plaza de la Encarnación uno de los capataces auxiliares quiso dedicar una levantá muy especial "por una mujer a la que le ha dado un ictus y está en el Hospital Macarena, a ver si la Virgen quiere que se cure pronto".
A continuación, la Virgen de Montemayor se encaminó a la Encarnación mientras la Banda del Sol interpretaba "Madre Hiniesta". Así llegó el paso junto a las Setas, en cuya parte superior se estaba celebrando algún espectáculo a un alto volumen que provocó un cierto guirigay al mezclarse con los sones de la banda. Por ello, mientras sonaba "Coronación de la Macarena", el capataz recibió de un miembro de la hermandad la instrucción de que los costaleros caminaran más rápido para alejarse lo antes posible.
Así fue, por lo que, finalizada la partitura, el paso de la Virgen de Montemayor siguió avanzando a tambor hasta quedar detenido poco antes de girar a la izquierda para tomar la calle Imagen, giro que hizo el paso a los sones de "Virgen de la Paz".
Entre la expectación de las muchas personas que llenaban la zona en una tarde de clima agradable y muy buen ambiente, la Virgen de Montemayor siguió hacia el horizonte en el que destacaba la torre de la Parroquia de San Pedro. Quedaban por delante las calles Santa Ángela de la Cruz y Espíritu Santo, con paradas ante sus respectivos conventos, y de nuevo San Juan de la Palma, entrando de nuevo en su templo antes de las diez de la noche. La devoción moguereña acababa de pasearse por la capital hispalense.
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