martes, 10 de octubre de 2017
LA VIRGEN DEL ROSARIO DE LAS AGUAS, EN BESAMANOS TRAS SU RESTAURACIÓN
La imagen de Nuestra Señora del Rosario, de la Hermandad de las Aguas, fue expuesta en besamanos el pasado domingo, tras el triduo celebrado en los días anteriores y la función esa misma mañana. La Virgen titular de la capilla de la hermandad regresó precisamente el pasado jueves, primer día del triduo, después de la restauración llevada a cabo durante casi cinco meses por la empresa Musae, integrada por las restauradoras Ana Cordero Martín, Sheila Criado Caña y Esther Soler Oliver.
El cambio es más que evidente, como se puede comprobar viendo, por ejemplo, las fotografías del besamanos del año pasado (ver), en las que se observa el excesivo oscurecimiento que presentaba la imagen, no sólo por la acumulación de suciedad, sino por el propio ennegrecimiento de los barnices que tenía sobre la policromía.
Además, durante estos meses también se ha actuado en la reparación de diferentes grietas y en la talla de una nueva peana en forma de nube, similar en su estilo, color y forma a la que ya tenía la Virgen del Rosario, que es una imagen atribuida al círculo de Pedro Duque Cornejo en el siglo XVIII.
Precisamente por estar la talla recién llegada del taller del equipo restaurador, el besamanos fue en realidad un 'besarosario'; es decir, se evitó que la gente besara realmente la mano de la Virgen y en su lugar se permitió que se besara el rosario que tanto la imagen mariana como el Niño sujetan con sus manos.
En cuanto al altar de este besamanos, constaba de un gran cortinaje de damasco rojo que cubría por completo el retablo principal de la capilla. Ante él se colocó un dosel con el antiguo escudo de la hermandad y un tapiz como fondo, así como dos jarras plateadas con flores de talco elevadas sobre sendos pies de madera dorada con fuste salomónico.
Sobre la parte baja de la peana dorada que elevaba a la imagen de la Virgen del Rosario veíamos dos de las jarras delanteras del paso de palio de la Virgen de Guadalupe con diferentes flores de tonalidades rosa, blanca y morada, flores que también estaban en una jarra alargada a los pies de la talla y en un centro de mayor tamaño más adelantado.
Finalmente, a los lados de la Virgen del Rosario había dos mesas que sostenían cada una un marco de madera dorada con fondo de color rojo, una jarra del paso de palio con flores de talco, dos pequeños candeleros con velas blancas, otras dos jarras con más flores de talco y dos bandejas de plata.
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