martes, 5 de diciembre de 2017

EL MUSEO DE LA ESPERANZA DE TRIANA


El pasado viernes se abría al público el nuevo museo de la Hermandad de la Esperanza de Triana, un gran espacio expositivo situado al lado de la Capilla de los Marineros, con acceso a través de la puerta ubicada junto a la de la tienda de recuerdos, y que por detrás llega hasta la calle Betis, donde dos grandes ventanales permiten contemplar las vistas de la otra orilla del Guadalquivir.
Iniciamos el recorrido en la entrada del museo, antes de acceder a las salas de exposición propiamente dichas. Allí se muestran diferentes insignias de la cofradía, como la cruz de guía y sus faroles de acompañamiento, diseñados por José Recio del Rivero y labrados en plata de ley por Jesús Domínguez (1954); las bocinas, de Juan Bautista Gimeno (1928); los ciriales, de Viuda de Villarreal (1974); la cruz alzada, de Orfebrería Triana (2002); la naveta e incensarios, del mismo taller (1992); el senatus, de Juan Bautista Gimeno (1928); el libro de reglas de 1936; el guión sacramental, de Carrasquilla (1976); la bandera pontificia, el banderín dominico, la bandera morada y la verde, y el banderín de la Caridad, todo ello de Fernández y Enríquez (1998-2002).











Pasamos a la primera sala, y vemos a la derecha una recreación de la trasera del paso de palio de la Virgen de la Esperanza con varios de sus elementos, como la bambalina, diseñada como todo el palio por José Recio del Rivero y bordada en oro y sedas sobre malla de oro por los talleres de Caro en la parte exterior en 1970, y por las religiosas del Convento de Santa Isabel en el caso de los bordados interiores en 1951-1954; los varales, de plata de ley, realizados por Orfebrería Triana en 1988 reproduciendo el diseño anterior de 1921; los candelabros de cola, de Emilio García Armenta (1960); el manto de salida diseñado por Juan Borrero, bordado en oro y sedas sobre terciopelo verde por Sobrinos de Caro (1993); el respiradero trasero, obra, como el resto, de García Armenta (1956); y el faldón trasero, de Fernández y Enríquez (1997), según diseño de Manuel Guzmán Bejarano y con pinturas de Octavio Fernández González.






Y en el lado izquierdo de la sala vemos completamente montado el paso de misterio del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, a excepción, claro está, de la imagen titular. Además, junto a las tallas secundarias que vemos cada Madrugá por las calles, se ha colocado el esclavo etíope que originalmente formaba también parte de la escena, según la escenografía ideada por el autor de todas las tallas secundarias, Antonio Castillo Lastrucci, quien las realizó (Cirineo, grupo de mujeres hebreas, centurión a caballo y esclavo) entre 1939 y 1942.
En cuanto al paso, fue diseñado y tallado por Manuel Guzmán Bejarano entre 1970 y 1973 siguiendo un diseño muy parecido al que el artista acababa de realizar para la Hermandad del Desconsuelo de Jerez. Cuenta con cartelas de plata realizadas por Orfebrería Villarreal (1972), ángeles de Luis Álvarez Duarte de madera tallada y policromada (1996), un llamador de plata diseñado por García Armenta y labrado por Juan Antonio Borrero (2002) y faldones de terciopelo burdeos con bordados en oro de Sobrinos de Caro (1993).














En esta misma sala vemos una vitrina donde se muestran el simpecado, obra de Juan Bautista Gimeno bordada en oro y sedas sobre tisú de plata y terciopelo verde, según diseño de José Recio (1927); uno de los faroles que lo acompañan, de Viuda de Villarreal (1973); los ciriales de la cruz alzada, de Orfebrería Triana (2002); la bandera concepcionista, bordada por Fernández y Enríquez, y con una talla de José Antonio Navarro Arteaga (1999); el banderín asuncionista, de Esperanza Elena Caro (1954); el banderín de San Juan, de Fernández y Enríquez, y talla de Navarro Arteaga (1998); el banderín de la Marina, bordado en oro sobre terciopelo azul por Eva María Borrero (1994); y la naveta e incensarios del cortejo del paso de palio, de Orfebrería Triana (1992).







Vemos a continuación el techo del palio, diseñado por José Recio en 1917, y bordado en oro y sedas sobre malla y terciopelo verde por el taller de Hijos del Miguel del Olmo (1918), con la guardilla de Esperanza Elena Caro (1969).


Y antes de dejar esta sala hay que mencionar la presencia del estandarte corporativo, bordado en oro y sedas de colores sobre terciopelo verde por Juan Bautista Gimeno (1928), con remate de plata de Orfebrería Triana (1998), el llamador del paso de palio y uno de los remates de los varales.





Y pasamos a la siguiente sala, donde vemos el resto de los elementos del palio antes mencionados, como las caídas, los respiraderos y los faldones, todo ello de las partes delantera y laterales.













Completamente extendido y una cierta inclinación contemplamos el otro manto de salida de la Esperanza, el conocido como el de los dragones, diseñado por José Recio del Rivero en colaboración con su hijo José en 1946. Fue bordado en oro y sedas sobre terciopelo verde por el taller de los Sobrinos de José Caro entre 1947 y 1948.








Junto a este manto y en otra zona de esta misma sala vemos diversos elementos de la orfebrería del paso de palio, como el juego de jarras, con diseño atribuido a José Recio y realizado en plata de ley en diferentes épocas por los talleres de Jesús Domínguez, Manuel Seco Velasco y Orfebrería Triana. También están la Inmaculada que va en la delantera del paso, obra de Juan Fernández Gómez en 1947 y siete de los candeleros (son noventa en total) de plata de ley, obra de Orfebrería Triana (1990).







Del amplio ajuar de la Virgen de la Esperanza se exponen un buen número de enseres que formarán parte o no del museo en función de cómo esté vestida en cada momento la dolorosa en su camarín. Son fundamentalmente mantos, sayas y coronas, así como las tocas de sobremanto.













Y entre todas estas piezas, se encuentra la talla de Santa María Magdalena que posee la hermandad y que, junto a San Juan Evangelista, procesionaba bajo palio junto a la Virgen de la Esperanza hasta finales del siglo XIX.


Seguimos con varias joyas, como rosarios, cruces pectorales, broches, medallas, anillos e incluso la Medalla de la Ciudad, que suele lucir la Esperanza en distintos momentos del año.







Pasamos ahora al ajuar del Cristo de las Tres Caídas, y observamos las potencias de oro de ley y brillantes realizadas por el taller de Villarreal en 1987.


A su lado, en una vitrina se muestran tres túnicas del Señor, junto a otros tantos juegos de potencias y dos juegos de casquillos de la cruz.






Y junto a estos elementos se encuentra el boceto en barro del remate del retablo del Cristo de las Tres Caídas, de Lourdes Hernández, quien reprodujo en un altorrelieve en madera la pintura de Alejo Fernández de la Virgen de los Mareantes, que está en el Cuarto del Almirante de los Reales Alcázares.


Pasamos a otro punto del museo, donde se han unido diferentes enseres, como el boceto del Cirineo de Castillo Lastrucci, varios enseres litúrgicos, fajines militares de la Virgen, el título de teniente de hermano mayor honorario al entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, un antiguo cartel de cultos y sendos ejemplares del libro "¡Viva la Esperanza de Triana!", de Ramón Cue, y del disco "Antología del Cante Flamenco", con una foto de la Esperanza cruzando el puente en su portada, además de la llamada saya de Belmonte, confeccionada con los bordados de los trajes de torear del mencionado matador y de "Torerito" en 1938.









Seguimos con tres pequeñas vitrinas. En la primera se encuentran el puñal, el ancla y el corazón de oro, oro blanco y piedras preciosas realizados por Fernando Morillo Lasso entre 1963 y 1972.


En la segunda hay un ancla de Francisco Javier Sánchez de los Reyes (2011), once broches y tres flores de Joyería Mill (2008), que reproducen el diseño de las originales, de Fernando Morillo Lasso (1943-1944), y un puñal de oro, oro blanco, esmeraldas, brillantes, aguamarinas y amatistas, realizado por Fernando José Ortiz de Lanzagorta en 2008, según un diseño que data de la década de los años treinta del pasado siglo.


Y en una tercera vitrina de pequeñas dimensiones contemplamos un puñal, un salvavidas y un ancla, todo ello diseñado por Juan Borrero y realizado en oro, brillantes y esmeraldas por Orfebrería Triana en 2002.


El cuadro original del cartel del Año Jubilar de la Esperanza de Triana, con motivo del sexto centenario de la primitiva Hermandad de la Esperanza, se muestra a continuación. Es obra del artista José María Jiménez Pérez-Cerezal.


Vemos ahora una saya realizada a partir de un traje de torero, que es precisamente lo que se ve a su lado sobre una silla y bajo más bordados de procedencia taurina.


Pasamos al conjunto de elementos alusivos a la Coronación de Canónica de la Virgen de la Esperanza, que tuvo lugar el 2 de junio de 1984. En primer lugar, vemos el cartel de la Coronación, obra de Francisco Maireles.


También se muestra la bula pontificia de Juan Pablo II concediendo la Coronación, y el lábaro de plata realizado por Jesús Domínguez y José López Camacho, que reprodujeron dicha bula en su parte central.






Con todo detalle se puede ver la corona de oro realizada para el acto de la Coronación por Orfebrería Triana en 1984 con diseño de Juan Antonio Borrero. La presea cuenta con brillantes y una perla.


Finalmente, se muestran diferentes broches y medallas regalados por distintas hermandades a la Esperanza de Triana con motivo de su Coronación. Podemos ver regalos de hermandades como la Macarena, el Gran Poder, el Baratillo, San Roque, San Gonzalo, la Trinidad, los Gitanos, la Sed o la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes, entre otros.


Por otro lado, se puede leer un antiguo documento con las gracias e indulgencias concedidas a los hermanos de la corporación trianera por el Papa Clemente XIII en 1733.


Por último, en la parte final del museo tenemos que mencionar a la figura de José Recio del Rivero, autor del diseño de numerosos enseres de la hermandad, según hemos visto con anterioridad, y que responden al estilo denominado regionalista. Recio era director artístico de la fábrica de cerámica Mensaque y Vera, y desde su llegada a la hermandad en 1908 comenzó a diseñar piezas basándose para ello en la decoración de la azulejería sevillana o incluso de piezas de forja. Podemos ver en el museo algunos de sus bocetos, así como varias piezas de cerámica, un antiguo retablo de la Virgen de la Esperanza y dos pequeños azulejos de Enrique Mármol (1927) en los que quedaron retratados tanto José Recio como su esposa.



La Hermandad de la Esperanza de Triana ya tiene, no sin esfuerzo, su propio museo donde mostrar su rico patrimonio artístico; un museo que se complementa con la proyección de diferentes vídeos y documentales que resumen la trayectoria de la corporación desde sus orígenes, hace ahora seis siglos, pasando por la fusión con otras corporaciones, como la de las Tres Caídas o la Sacramental de Santa Ana, hasta llegar a su esplendoroso momento actual.

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