INMACULADA 2017: SUBTERRÁNEO

En la festividad de la Inmaculada Concepción, la Hermandad de la Cena celebró como es tradicional el besamanos a Nuestra Señora del Subterráneo, aunque este año, con motivo de las obras de restauración de la Iglesia de los Terceros, tuvo lugar en la sede provisional de la corporación, la Parroquia de San Román.
En concreto, la capilla sacramental de este templo fue el escenario del besamanos, que contó con un montaje de altar muy sencillo, para las costumbres de la corporación, al tratarse de un espacio muy reducido. Así, la Virgen del Subterráneo fue colocada en el centro de la capilla, ante el dosel de cultos de la hermandad y sobre una peana plateada.
Estaba vestida con manto de camarín de terciopelo azul y saya de terciopelo burdeos, ambas prendas bordadas en oro. Lucía la corona procesional, una cruz pectoral, un alfiler con su advocación y varios broches, entre ellos el de la Hermandad del Cerro, de la que la Cena fue madrina, y la de la Banda del Maestro Tejera, que acompaña cada Domingo de Ramos a la dolorosa.
La Virgen de Juan de Astorga ofrecía la mano derecha a los fieles, mientras que en la izquierda sostenía un rosario y una flor. Y en la cintura, contaba con más broches por encima de la cotilla.
Detrás, a ambos lados del dosel había unos candelabros plateados con cinco velas blancas cada uno, mientras que junto a la Virgen había dos jarras de su paso de palio con flores de gran variedad de especies y tonalidades. Y más hacia los extremos, a menor altura, se situaron otras dos jarras.
Desde el traslado de los titulares de la Hermandad de la Cena a San Román el pasado mes de septiembre, la Virgen del Subterráneo ha estado ubicada en el rincón derecho de la capilla sacramental, el Cristo de la Humildad y Paciencia en el rincón izquierdo, y el Señor de la Cena en el presbiterio (ver). Sin embargo, durante este besamanos, el Señor de la Cena fue llevado hasta dicha capilla para ocupar el lugar de la dolorosa, que estuvo así entre las dos imágenes de Cristo de la corporación.