El Milagroso Niño Jesús de Praga, de la Hermandad del Carmen del Santo Ángel, realizó el pasado sábado su acostumbrada salida procesional de cada último sábado de enero, que este año ha contado con una novedad en el itinerario, al tomar desde la Campana por Martín Villa y Cuna, en lugar de Sierpes y Cerrajería.
Mucha gente se arremolinaba en la calle Rioja, ante las puertas del Convento del Santo Ángel, minutos antes de las cinco y media de la tarde, hora prevista para la salida. Con puntualidad, esas mismas puertas se abrieron y, tras abrir también el cancel del atrio, la cofradía se puso en camino encabezada por la cruz alzada entre ciriales con cera roja.
Detrás, una gran representación de grupos jóvenes de diversas hermandades, colectivo al que la propia cofradía carmelita invita cada año a participar en la que es ya la procesión juvenil por excelencia en el cierre del primer mes del año. Había tanto hermandades sevillanas como algunas de fuera, tales como la Vera-Cruz de Salteras, la Virgen de Consolación de Carrión de los Céspedes, la Soledad de Cantillana o la Sacramental de Umbrete, entre otras. Y entre las hermandades de Sevilla, pudimos ver a la Estrella, el Beso de Judas, la Esperanza de Triana, el Cachorro, el Museo, la O, la Lanzada, el Divino Perdón, San Gonzalo o las Siete Palabras.
Tras las representaciones, iban la bandera del Niño Jesús de Praga, el estandarte corporativo y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales. Curiosamente, la presidencia de carmelitas del templo iba detrás de los ciriales e inmediatamente antes del paso.
A las órdenes de José Manuel Palomo y sus auxiliares, el paso afrontó la salida, teniendo los costaleros que agacharse ligeramente para que el remate del baldaquino de madera dorada y decoración rocalla estrenado el año pasado no rozara el dintel. Precisamente, dicho remate reproduce el de la propia corona procesional del Niño Jesús de Praga, que vistió para su salida el manto de raso azul y la túnica burdeos bordada en oro. Del cuello le colgaba una medalla con una cruz dorada, mientras que en la cintura tenía prendido un rosario y con la mano izquierda sujetaba la bola del mundo y una medalla con un corazón.
La Agrupación Musical Santa María Magdalena de Arahal esperaba ante la puerta para acompañar al paso a lo largo de su recorrido, como lleva haciendo desde que en 2015 sustituyera en esta labor a la Agrupación de la Estrella de Dos Hermanas. Ello permitió disfrutar con los sones clásicos de la formación arahaleña, que desgraciadamente en Semana Santa sólo podemos escuchar con la Hermandad de la Hiniesta.
Tras el Himno de España, con el que la agrupación recibió al Niño en la calle, comenzó a sonar "Pescador de hombres" y el paso fue girando a su derecha entre una gran cantidad de personas que contemplaron esta salida y que iban a seguir a la cofradía en su camino.
Llamó la atención el colorido exorno floral del paso, creado por Antonio Rivero y formado, según datos de la propia hermandad, por rosas de los colores malva y salmón, rosas de pitiminí, minigerberas, piñas, orquídeas cimbidium y dendrobium, verónicas, astildes, astrantias, aster, viburnum, alhelíes, anthurium, lisiantum e hipericum. Nada menos. Parte de ese exorno iba en cuatro jarras cedidas por la Hermandad de la Estrella.
Acompañado por marchas muy clásicas combinadas con otras más modernas, el Niño Jesús de Praga giró de Rioja a Velázquez camino de la Campana, teniendo que sortear en el tramo de O'Donnell los grandes maceteros colocados en la zona tras los atentados de Barcelona del pasado verano.
A continuación, el paso alcanzó la Campana y, a la altura del lugar donde se coloca el palquillo en Semana Santa, realizó un lento giro muy bien trabajado por la cuadrilla para continuar después hacia Martín Villa, encadenando para ello la agrupación musical hasta tres marchas distintas.
Desde la Plaza del Duque, los ocupantes de un autobús turístico tuvieron ocasión de contemplar en la distancia una entrada en Campana en pleno invierno.
Otro clásico, "Dolores y Misericordia", sonó tras el paso del Niño Jesús de Praga por la calle Martín Villa en esta primera ocasión en que la pequeña imagen que tallara Fernando Aguado discurría por ella. Más adelante, ya en la calle Cuna, el capataz quiso dedicar una levantá a un costalero que no ha podido salir este año y que veía pasar al Niño Jesús por este punto: "Que el Niño lo ponga bueno y vuelva a estar aquí con nosotros; se lo merece todo por lo buena persona y lo buen costalero que es", dijo el capataz antes de tocar el martillo para que el paso se levantara, siempre a pulso, y se adentrara por Cuna a los sones de "Cantemos al amor de los amores".
Posteriormente, sonarían por esta calle otras composiciones, como "Cerca de Ti, Señor" o el "Canon" de Pachelbel, una maravilla siempre, y también en los instrumentos de la Agrupación Santa María Magdalena de Arahal.
Retomando su itinerario tradicional después de la novedad de recorrer al completo la calle Cuna, el Niño Jesús de Praga alcanzó la Plaza del Salvador y giró a Sagasta para salir a Sierpes y a la Plaza de San Francisco.
A partir de aquí, y aún con una gran cantidad de personas a su alrededor, el paso tomó la calle Granada a los sones de "Saber que vendrás", a la que siguió después en el giro de Plaza Nueva a Tetuán "Pasa la Virgen del Refugio". Después, el capataz hizo otra dedicatoria de levantá, en este caso en memoria del hermano mayor de la Hermandad de la Virgen de la Sierra, Alfonso Muriel Fernández, "que se ha ido al Cielo y lo hemos enterrado hoy". "Era un pedazo de persona y ya está con la Virgen", añadió.
Acto seguido, la agrupación interpretó "Salve, Don Bosco santo", con la que poco a poco el paso del Niño Jesús de Praga fue avanzando por la calle Tetuán. En la esquina de ésta con Rioja varias hermandades se despidieron del cortejo, aunque quedaba muy poco para la entrada en el templo.
Para los últimos metros del recorrido, la Agrupación Santa María Magdalena interpretó "Ave verum corpus" y "Recuerdos de Arahal", ésta ya mientras el paso giraba ante la puerta del convento. Finalmente, después de una parada en la que los costaleros se dieron la vuelta bajo las trabajaderas, se procedió a la entrada del paso, lo que hizo lentamente mientras la agrupación encadenaba hasta tres composiciones diferentes: "Resucitó", "Anima Christi" y el "Ave María" de Caccini.
El paso del Niño Jesús de Praga alcanzó el presbiterio del Santo Ángel y se situó en el lado derecho. Finalizado el "Ave María", la agrupación musical dio por terminada su intervención en esta salida procesional y no interpretó el Himno de España. Eso sí, se dio instrucciones de que los miembros no se marcharan hasta que el paso no se detuvo, e incluso los músicos se iban quitando las gorras conforme accedían al interior del templo.
A las diez menos cuarto de la noche finalizaba la salida procesional del Niño Jesús que recibe culto en un retablo de la nave del Evangelio, junto al de Santa Teresa. La próxima vez que veamos un paso en las calles será ya en una nueva Semana Santa.
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