La Hermandad de la Cena celebró este domingo el tradicional besapié al Señor de la Sagrada Cena, culto que tuvo como escenario la capilla sacramental de la Parroquia de San Román, donde la cofradía tiene desde septiembre su sede de forma provisional por las obras de restauración de los Terceros, aunque este Domingo de Ramos podrá salir desde su casa, como también la Exaltación el Jueves Santo, debido al paréntesis planificado en dichos trabajos.
Así pues, el Señor de la Cena se presentó a los devotos en San Román, como ya hicieron la Virgen del Subterráneo en diciembre (ver) y el Cristo de la Humildad y Paciencia en enero (ver). Estaba ubicado ante el dosel de cultos de la hermandad, sobre la peana de madera dorada en la que suele recibir culto el Cristo que preside el segundo paso de la cofradía, y ésta a su vez se apoyaba en una estructura oculta con damasco rojo.
Vestía el Señor túnica lisa de terciopelo burdeos y el mantolín morado bordado en oro del Cristo de la Humildad y Paciencia. Además, llevaba unas potencias doradas y tenía a sus pies diversas ramitas de romero, aludiendo así a las clásicas mañanas del Corpus en las que el Señor de la Cena se traslada al Palacio Arzobispal.
Junto al Señor se colocaron dos de las jarras de las esquinas del paso de misterio, con una variada composición floral de forma cónica. Las jarras estaban sobre pies de base cuadrada forrados en terciopelo morado con galones dorados. Además, flanqueando al dosel estaban las otras dos jarras, mientras que en los extremos del altar veíamos dos candelabros dorados con cinco velas blancas cada uno dispuestos sobre sendas columnas de madera dorada.
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