La Hermandad de Pasión y Muerte está celebrando esta semana el quinario a su Cristo titular. Durante los días de celebración de este culto, el crucificado de Navarro Arteaga se encuentra expuesto en besapié en el lado derecho del altar de la Parroquia del Buen Aire, donde lo vemos tumbado entre cuatro antiguos faroles de la Hermandad del Polígono de San Pablo, que hace dos años pudimos ver también en el besamanos al Cautivo de Santa Genoveva (ver). En este caso, las velas que hay en los faroles son de color tiniebla.
También pertenecen a la cofradía de San Pablo los seis pies de madera dorada, damasco rojo y terciopelo burdeos sobre los que se apoyan dichos faroles y dos de los ángeles de madera policromada que figuran en las esquinas del paso del Cristo de Pasión y Muerte, y que se estrenaron el Viernes de Dolores del año pasado (ver) tras ser tallados por Mariano Sánchez del Pino. En concreto, en este besapié se han colocado los ángeles que sujetan un pañuelo y una corona de espinas.
El exorno floral, muy conseguido, lo conforman claveles, rosas, frecsias, margaritas y estátice en diferentes tonalidades, repartidos en dos jarras del futuro paso de palio de la Virgen del Desconsuelo y Visitación situadas en el suelo a ambos lados de la imagen, y en la base de la cruz.
Y detrás, como marco del altar de quinario y besapié, vemos tejido de damasco negro con una especie de gotera y dos corbatas que se estrenan en estos cultos en la parte superior, del mismo tejido y con decoración vegetal dorada realizada por el prioste de la hermandad, Víctor Manuel Castro.
Al margen de la apertura del besapié cada tarde del quinario después de la Eucaristía que tiene lugar a las siete de la tarde, el sábado el Cristo de Pasión y Muerte estará también en besapié por la mañana, de 10,30 a 14 horas, y por la tarde, de 17 a 20,30 horas, salvo durante las misas de las doce del mediodía y las siete de la tarde.
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