Llegamos al último día, protagonizado por una única hermandad que, de nuevo, disfrutó del acierto de haber retrasado el año pasado su salida desde las cinco menos cuarto de la madrugada hasta las ocho y media de la mañana. No es, como algunos han afirmado, que el éxito del experimento de 2017 haya llevado a repetirlo; sino que la Hermandad de la Resurrección aprobó que éste fuera el horario a modo de prueba durante tres años: 2017, 2018 y 2019. Será tras el Domingo de Resurrección del próximo año cuando se decida si continúan así o vuelven al incomprensible horario anterior, una vez analizado el crecimiento o no de la cofradía, las opiniones de los hermanos y la respuesta de la gente en las calles.
Lo cierto es que no da la sensación de que haya que esperar al año que viene para evaluar las bondades de este cambio horario para una hermandad que se empeñaba en comenzar a recorrer la ciudad en plena madrugada y a la que se iba sumando gente conforme pasaban las horas. Ahora, hay muchos más sevillanos y visitantes arropando a la cofradía prácticamente durante todo el recorrido. Y sí, también da la sensación de ver a más hermanos vistiendo la túnica.
Tengo dicho que la obsesión que esta hermandad mantenía con eso de querer salir el Sábado Santo la tenía absolutamente lastrada. Desaparecida la absurda obsesión, y teniendo todo un día para ella sola, sólo podía mejorar, como parece evidente que así ha sucedido.
Por todo ello, de nuevo la cofradía se puso en camino desde la Iglesia de Santa Marina cuando ya había amanecido por completo. Cinco minutos antes de la hora prevista se abrieron las puertas, la Agrupación Musical del Juncal interpretó el Himno de España en el momento de la salida de la cruz de guía y comenzó con "Resucitó" su labor abriendo paso a la cofradía por la calle San Luis.
En el cortejo del paso del Resucitado vimos la representación de la Hermandad de los Javieres con su estandarte corporativo justo antes del de la propia Hermandad de la Resurrección. Los años en el inicio de los 90 en que la cofradía del Martes Santo estuvo acogida en Santa Marina dieron lugar a un hermanamiento que incluso estos días puede verse en la Feria, donde ambas corporaciones comparten caseta.
Y antes del paso un nazareno iba portando el relicario con una piedra del Santo Sepulcro, ése que la Magdalena encontró vacío aquel primer Domingo de Resurrección de la historia, por lo que salió corriendo para avisar a San Pedro y a San Juan.
Nadie lo vio resucitar, pero nosotros lo vemos salir triunfalmente cada año de Santa Marina, sobre su reformado paso a las órdenes de Antonio Santiago, capataz que después va hacia el palio, quedando sus auxiliares a cargo del paso del Señor, que este año contaba con un exorno floral de variadas especies y tonalidades.
Cuando salió, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, que estaba dentro del templo, tocó el Himno y después encadenó las composiciones "Junto a la Aurora", "Resucitó" y "Cerca de Ti", avanzando sin detenerse por la calle San Luis.
Posteriormente, se acercó hasta la puerta ojival de Santa Marina el paso de palio de la Virgen de la Aurora, que se detuvo en la misma puerta. Antonio Santiago aprovechó el instante antes de salir para dedicar la levantá "al mejor capataz que ha dado Sevilla". "Por mi padre", dijo antes de tocar el llamador y producirse la salida de un paso que el año que viene estrenará caídas y techo, diseñadas por Dubé de Luque, autor de la imagen, y bordadas por Paleteiro. Ha sido, por tanto, el último año que la Virgen de la Aurora se ha cobijado en estas caídas estrenadas en 1992 y que, tal y como se aprobó en junio del año pasado, serán vendidas junto con el techo a la Hermandad de la Borriquita de Los Palacios y Villafranca.
Tras la salida, la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, que también estaba dentro del templo, tocó el Himno y la marcha "Aurora de Resurrección", con la que siguió los pasos de su Hijo Resucitado.
En su camino hacia la carrera oficial, y como ya hacía antes del cambio de horario, la cofradía pasó por la Capilla de Monte-Sión, recorriendo una pequeña parte de la calle Feria, en cuya esquina con Conde de Torrejón se pudieron escuchar dos clásicos en el repertorio tradicional de las agrupaciones musicales, como fueron "La Salve" y "Salud y Buen Viaje".
Detrás, el palio de la Virgen de la Aurora, que estaba adornado con una aromática conjunción de rosas y jacintos de color rosa, discurrió por la Plaza de Monte-Sión con la marcha "Reina de Todos los Santos", a la que siguió "Rosario de Monte-Sión" hasta llegar y volverse ante la capilla de la cofradía del Jueves Santo, que con su estandarte había salido a recibir a la Hermandad de la Resurrección.
Con el palio detenido ante la puerta, los presentes rezaron la Salve antes de que el palio siguiera su camino y girara hacia Conde de Torrejón a los sones de la marcha "La Virgen de los Desamparados".
El mejor lugar para valorar lo positivo del cambio de horario de la hermandad es la Plaza de la Campana. Lejos quedan ya aquellas entradas en carrera oficial aún nocturnas, con un puñado de personas entre sillas amontonadas. Sólo de la hermandad depende que en 2020 vuelva a esa situación, aunque viendo el ambiente de la Campana parece difícil que nadie en la cofradía lo pretenda.
Todas las sillas estaban colocadas como cualquiera de los días anteriores para el paso de esta hermandad. Sillas que estaban ocupadas por cientos de personas que, sin tener que enseñar ningún tipo de abono, pudieron sentarse en ellas. "¿Y aquí aguanta la gente durante horas? Pero si esto es muy estrecho", se podía escuchar entre la gente que iba a ver la entrada en Campana de la Resurrección.
Poco después de la petición de venia de la cruz de guía en el palquillo a las once y cinco minutos de la mañana, desde la Plaza del Duque apareció el paso del Señor Resucitado, momento en que toda la Campana se puso en pie. Muy despacito avanzaba el paso a los sones de un total de cuatro marchas que encadenó la Agrupación Virgen de los Reyes, comenzando por "La Saeta", a la que seguirían "La muerte no es el final", "Y al tercer día" y "Tu Misericordia". Tras esta última el paso rompió de frente y se introdujo en la calle Sierpes entre los aplausos de toda la plaza tras el gran trabajo costalero y musical que se acababa de vivir.
Y no menos emocionante fue el discurrir del palio de la Aurora por la Campana, con tres composiciones seguidas a cargo de la Banda de Las Cigarreras. Desde la esquina de la Plaza del Duque hasta Sierpes sonaron "Aurora, Reina de la mañana", "Pasan los campanilleros" y "Esperanza Macarena".
Otra ovación despidió a la Virgen de la Aurora cuando se adentraba en Sierpes, cerrando así una brillante entrada en Campana. Definitivamente, la cofradía de Santa Marina no puede dar un paso atrás en lo que ha conquistado.
Y mucha gente había también en una soleadísima Avenida de la Constitución, donde, antes de entrar en la Catedral, el Señor Resucitado recibió una saeta a cargo de Jesús Heredia desde la misma Puerta de San Miguel. Después, el paso entró con la composición "Abrid las puertas a Cristo".
También quiso cantarle a Jesús Heredia a la Virgen de la Aurora, aunque antes de que acabara el palio se levantó y la banda comenzó a interpretar "Virgen de los Negritos" para el momento de la entrada en la Catedral.
En el camino de vuelta de la hermandad a Santa Marina hubo un imprevisto, dado que el Centro de Coordinación Operativa (Cecop) pidió a la cofradía que en lugar de salir a la Cuesta del Rosario desde la calle Francos, como es habitual, se desviara por Chapineros, Álvarez Quintero, Plaza del Salvador y Villegas hasta la cuesta. El mal estado detectado en una cornisa de la parte más estrecha de Francos así lo aconsejó para evitar sustos.
De esta forma, y tratando de no retrasarse demasiado por el rodeo, la cofradía, como hacen el Beso de Judas, la Sed o la Exaltación, salió al Salvador antes de afrontar la subida de la cuesta. En el caso del paso del Señor, dejó atrás Álvarez Quintero con la marcha "La Salve", y después subió la Cuesta del Rosario con "Caridad del Guadalquivir" y "Alma de Dios".
Por su parte, el palio de la Virgen de la Aurora subió por Villegas con "Reina de la O", y después recibió una inmensa petalada en la Cuesta del Rosario mientras la banda interpretaba "Macarena", de Abel Moreno, que después encadenó con "Triana de Esperanza", con la que llegó hasta la esquina con la calle Jesús de las Tres Caídas. Desde el año pasado la cofradía no gira en la Plaza de la Pescadería hacia Ángel María Camacho, la Alfalfa y San Juan, sino que baja por Jesús de las Tres Caídas directamente hasta Odreros y Boteros.
En su camino de regreso, la hermandad pasó por Santa Ángela de la Cruz, donde los pasos se volvieron ante el Convento de las Hermanas de la Cruz, y después siguió por Dueñas, Doña María Coronel, Bustos Tavera y San Marcos, entrando ya en la calle San Luis.
Antes de entrar en Santa Marina quedaba otra importante visita, como es el Colegio La Salle-La Purísima, lugar donde está el origen de esta hermandad. Precisamente, la Agrupación Musical del Juncal, que iba ante la cruz de guía, tuvo el detalle de tocar el Himno de La Salle al pasar ante las puertas del colegio, haciendo que un grupo de alumnos los acompañara cantando la letra y finalizando con un aplauso.
Después, el paso del Señor Resucitado llegó hasta el lugar donde la imagen de Francisco Buiza tuvo su primera casa en Sevilla en aquellos años en los que la hermandad daba sus primeros pasos. Se volvió ante la puerta del colegio antes de seguir con la marcha "Aurora de Resurrección". Después, ya en la placita existente ante la Iglesia de Santa Marina, la Agrupación Virgen de los Reyes tocó "Reina de Reyes" y, por último, "Y al tercer día" antes de entrar en el templo con el Himno de España.
Finalmente, tras la Virgen de la Aurora, cuyo palio también se volvió ante la puerta del colegio lasaliano, la Banda de Las Cigarreras tocó "Encarnación Coronada", a la que después seguiría, después de una petalada desde una casa de la calle San Luis, la marcha "Como tú, ninguna" ya en la placita, mientras giraba para entrar en Santa Marina mirando hacia la calle.
La tradición manda y dicha entrada la realizó la Virgen a los sones de "Amarguras", que se interpretó completa hasta que el palio alcanzó el presbiterio de la antigua iglesia mudéjar. Fue entonces cuando la banda tocó el Himno de España a las cinco y media de la tarde.
La contemplación, en la penumbra del templo, del palio que durante 27 años ha cobijado a la Virgen de la Aurora es la última imagen de esta Semana Santa de 2018, cuyo balance estrictamente personal concluye aquí, cuando falta exactamente un año para que sea Martes Santo. Será una Semana Santa, la de 2019, algo tardía. Y será, con toda seguridad, una Semana Santa diferente.
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