La Hermandad del Carmen Doloroso ha presentado el proyecto de nuevo palio para la imagen de Nuestra Señora del Carmen, diseñado por Rafael de Rueda a partir del primitivo proyecto de Francisco Reyes Villadiego, del que sólo se bordó la caída frontal (pensada para la trasera) y con una cartela pictórica en el techo de Antonio Díaz Arnido.
Este proyecto será sometido a la aprobación de los hermanos en un cabildo general extraordinario que tendrá lugar el 19 de junio. En caso de ser aprobado, en los próximos años la Virgen del Carmen saldrá bajo un palio con unos colores más propios de la advocación de la dolorosa, en marrón y blanco, en lugar del repetidísimo azul que por alguna razón se escogió para este palio estrenado en 2009. Así, si el proyecto finalmente ve la luz, la hermandad contará con un palio realmente personal y característico.
En la propia web de la hermandad, donde están publicadas las imágenes del diseño del palio, se explica con todo detalle lo que se quiere conseguir con este nuevo proyecto:
"Para lograr que el palio posea estas características propias e identificables con la identidad pretendida, el autor propone una reforma que afecta tanto al diseño como a su color, siguiendo las líneas premisas claramente señaladas por la comisión artística de la hermandad. Estas premisas han consistido fundamentalmente en que el palio adquiera una identidad visual carmelita sin que ello implicara perder las características más básicas de su diseño pues, aun siendo una hermandad joven, el tiempo ha hecho que se reconozcan como propios determinados aspectos del diseño de sus insignias y de la cofradía en la calle, incluido su paso de palio en la configuración actual. Ese estilo artístico empieza a ser reconocible y por ello no se desea que se pierda totalmente en el palio tras la reforma. Otra premisa artística ha sido la de incluir malla en su diseño para dotar al palio de mayor luz y un aire o efecto menos pesado visualmente.
En
base a lo anterior, el autor ha seguido dos líneas de actuación:
La
primera ha consistido en rediseñar la bambalina delantera
manteniendo casi todos los elementos de su diseño, pero dibujándolos de nuevo para dotarlos de más volumen y definición
para así hacerlos más reconocibles en la distancia. Se persigue con
ello que el diseño se perciba y reconozca desde que el palio asome
en la distancia hasta que nos alcance y para ello es importante que
la decoración esté bien definida en su dibujo y se reconozcan
flores, hojas y arquitecturas.
Una
vez redibujados todos los elementos, se han recolocado algunos de
ellos para dotar a la bambalina de mayor proporcionalidad entre sus
elementos y conseguir un aire más elegante y armonioso.
Principalmente se le ha dado la vuelta a los grandes roleos que
flanquean las jarras para conseguir un efecto de guirnalda, además
de ensanchar ópticamente la bambalina, algo muy interesante en el
proceso de reforma, pues la bambalina es ligeramente estrecha para las
medidas del paso. Este cambio no obedece solo a un criterio puramente
decorativo. Se basa en los planteamientos decorativos inspirados en
la naturaleza que nacen en la decoración romana y griega, y que
tienen su máxima expresión en el Renacimiento. Así, la decoración
vegetal se mueve de una manera natural al modo de la verdadera
vegetación curvándose tallos y hojas en sus picos cuando nacen del
suelo por el efecto de la gravedad, y al contrario, haciendo un
efecto de guirnalda cuando se encuentran en la parte superior. Este
efecto decorativo, al asimilarse con lo natural, nos hace todo más
armónico pues lo reconocemos como movimientos decorativos lógicos
inspirados en la naturaleza. La sabiduría popular hace que
reconozcamos estos planteamientos estéticos de forma innata y, sin
conocimientos de terminología histórico-artística, llamamos a las
bambalinas las caídas del palio.
Este
efecto de guirnalda se acrecienta al apoyarse la misma sobre la parte
de malla de la bambalina y puede verse claramente en las caídas
laterales, donde la continuidad de la misma es más evidente.
Todo
esto se remata con una gran cartela central portadora del escudo de
la hermandad, al modo de los clásicos palios sevillanos de otra
época, que aporta mayor suntuosidad a la bambalina y ayuda a la
sensación de que ésta es más grande. También se ha mantenido el
perímetro decorativo inferior para que la bambalina mantenga lo más
posible el recorte perimetral actual, haciendo que el aspecto final
recuerde los más posible la línea de la actual.
La
bambalina trasera posee, evidentemente, el mismo diseño de la
frontal pero el escudo central es sustituido por un doble escudo
orlado con los escudos de las dos órdenes carmelitas.
En
función de todas estas características decorativas se ha diseñado
un techo de palio acorde a las mismas, manteniendo la arquitectura de
las bambalinas, con esa importante cenefa rectilínea superior que
caracteriza a las mismas y que aquí permite formar un marco decorativo
idóneo para el techo, donde la protagonista principal es la gran
cartela central portadora de una imagen icónica de la estética
carmelita, que será realizada con la técnica de pintura por Antonio Díaz Arnido. Esta cartela central se encuentra rodeada de un
perímetro de malla que permite aislarla visualmente del resto del
techo, aumentando así su protagonismo.
Respecto
al color del palio, y si bien existe una tendencia a crear una
estética carmelita sobre la base de colores claros o blanco,
mayormente en palios, lo cierto es que no hay un color unitario para
definir la estética carmelita. Existe un tono que parece
predominante, en este caso el marrón, hábito creado por la visión
de la indumentaria carmelita. Pero lo cierto es que la indumentaria
carmelita está compuesta de dos colores: blanco y marrón. El autor
plantea en este caso una estética bicolor basada en los colores
blanco y marrón de manera indisoluble, siendo éste el planteamiento
cromático del palio. Se ha creado un palio marrón y blanco que, de
una manera equilibrada, no da protagonismo a ninguno de los dos sino
a ambos a la vez; donde cada color se apoya en el otro para que,
conjuntamente, se realcen creando un conjunto innovador
cromáticamente hablando. Esta estética bicolor, en el que uno de
los colores, el marrón, no ha sido usado casi nunca en un palio,
aporta una estética única asociada a la hermandad, aportando con
ello singularidad y estilo propio. La singularidad del marrón queda
compensada con la inclusión del blanco carmelita, que no ha de ser
blanco puro, y de la malla que aligera en cierta medida el peso
visual del marrón. Además, para tener una visión de conjunto en
ese equilibrio cromático, el autor ha diseñado un faldón para el
paso donde el blanco tiene más peso que el marrón, invirtiendo la
tendencia del palio y consiguiendo finalmente ese equilibrio entre
colores donde no se sepa exactamente cuál de ellos predomina más y
logrando así la deseada estética bicolor.
El
resultado en su conjunto es un palio magnífico y regio,
personalísimo y sobre todo carmelita, digno de la 'domus aurea' que ha de portar a Nuestra Señora del Carmen".
Teniendo en cuenta la amplia explicación que ofrece la propia hermandad, lo que parece evidente es la desaparición del escudo del Cardenal Carlos Amigo Vallejo, que actualmente podemos ver en la caída frontal (ideada como trasera) y que ya no tiene cabida en el diseño ahora presentado de las caídas. Hay que recordar que fue el Cardenal Amigo el que aprobó las reglas de la Hermandad del Carmen Doloroso y bajo su mandato en la Archidiócesis se incorporó a la nómina de las hermandades que hacen estación de penitencia a la Catedral en la tarde del Miércoles Santo.
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