martes, 17 de julio de 2018
EL CARMEN DE SANTA CATALINA SALIÓ POR ÚLTIMA VEZ DESDE SAN ROMÁN
Casi cuesta asegurarlo con rotundidad, dadas las veces que se han dado plazos y fechas incumplidas; pero parece que ésta será la definitiva y la Virgen del Carmen de Santa Catalina salió ayer a las calles en su procesión de cada 16 de julio por última vez desde la Parroquia de San Román. Según los últimos anuncios del Arzobispado, a comienzos de 2019 podría ser reabierta la Iglesia de Santa Catalina después de estar clausurada por obras de restauración (retrasadas y paralizadas en innumerables ocasiones) desde 2004.
Por ello, todo apunta a que las escenas vividas ayer en la salida y la entrada de la cofradía de gloria han quedado ya para la historia, a falta de que su otra imagen titular, la Virgen del Rosario, salga igualmente de San Román el próximo 1 de noviembre.
Comenzó tarde la salida procesional de la Virgen del Carmen, dado que estaba prevista para las nueve de la noche, pero la función principal de instituto que había comenzado una hora antes finalizó con cierto retraso sobre lo previsto. Algunos costaleros comentaban incluso en la puerta que el retraso iba a obligarles a correr. "Como siempre", apuntaba un compañero.
Por fin, la puerta interior de San Román se abrió y empezó a salir la cofradía, que este año, a diferencia de los anteriores, no ha llevado ninguna banda de cornetas y tambores abriendo paso al cortejo. La verdad es que se agradece porque, en cofradías con cortejos tan pequeños, lo único que se consigue al final es que se acaben mezclando los sones de la banda de delante con la que acompaña al paso.
Así pues, abría el cortejo la cruz de guía, seguida del libro de reglas y las representaciones de la Asociación de Devotos del Cristo del Perdón, del Convento del Socorro, la Hermandad de los Gitanos y la Hermandad de la Exaltación. Después iba el propio estandarte del Carmen de Santa Catalina, la representación de la Marina y la presidencia, con el párroco, Francisco José Blanc. Además, la Hermandad de la Cena, que se encuentra temporalmente también en San Román por obras en la Iglesia de los Terceros, se situó con su estandarte a un lado de la puerta despidiendo así a la Virgen del Carmen en su salida, sin llegar a integrarse en la cofradía.
Desde el presbiterio llegó hasta la puerta ojival de San Román el paso de palio de la Virgen del Carmen, comandado por el capataz Emilio Moreno. Antes de salir sonó el Himno de Andalucía, a cargo de la Asociación Musical La Algaba, que ha vuelto un año más a acompañar a esta cofradía. Tras la salida, sonó, ahora sí, el Himno de España y el paso avanzó hasta la mitad de la Plaza de San Román, donde quedó detenido.
Seguidamente, el capataz cedió en la primera levantá en la calle el llamador al hermano mayor, Manuel Guijarro Pastor. El paso se levantó y comenzó a girar para dirigirse a la calle Sol con la marcha "Como tú ninguna". Cuando la partitura terminó, aún siguió avanzando el palio a tambor durante algunos metros.
Llama la atención que la hermandad haya mantenido este año el paso por Sol, Butrón y Gallos, itinerario por el que se vio obligada a discurrir en 2017 por las obras que entonces se estaban realizando en la calle Matahacas (ver).
Ya en la estrechez de Sol, la Virgen del Carmen fue poco a poco ganando metros con la marcha "Soleá, dame la mano", pero después giró a Butrón con la banda tocando la palillera para que los costaleros pudieran escuchar perfectamente las órdenes de los capataces en la que es una maniobra complicada para un paso de palio, aunque sea de dimensiones más reducidas de lo normal, como es éste.
En Butrón fue el turno de "Esperanza de Triana Coronada", aunque la marcha fue interrumpida cuando el paso se detuvo. Y de nuevo cambió el ritmo musical cuando el resto de la calle la Virgen del Carmen caminó a los sones de "Reina de San Román".
Mucha gente, más que otros años, seguían a la Virgen del Carmen de Santa Catalina, que es una de las que más devoción generan de entre las distintas imágenes de dicha advocación que existen en Sevilla, y que después recorrió la calle Gallos con "A Ti, Manué", antes de salir a la Puerta Osario con "Candelaria", marcha que comenzó a interpretarse por segunda vez con el paso realizando una lenta revirá a la calle Jáuregui, en cuyo inicio se detuvo y la banda cortó la segunda interpretación de la composición de Marvizón.
El retraso con el que ya había salido la hermandad hizo que se aprovechase la calle Jáuregui, recta y amplia, para avanzar con rapidez en una larga chicotá a tambor que abarcó prácticamente la totalidad de la calle. Después, el paso salió a la Plaza Padre Jerónimo de Córdoba con la marcha "Virgen de las Aguas", aunque fue interrumpida al detenerse el paso.
Seguidamente, de nuevo se levantó el palio y comenzó a caminar para rodear la plaza mientras la banda de La Algaba interpretaba "Macarena", de Abel Moreno. Casi todas las ventanas del hotel situado en este punto de la ciudad estaban llenas de turistas que quizá no esperaban encontrarse con una procesión. El paso tenía como destino la taberna Quitapesares, que fue del cantaor Peregil. Con el paso detenido frente a la puerta, fue su hijo, que tiene casi la misma voz que su padre, el encargado de llamar a los costaleros y tocar el martillo. De ahí, la Virgen del Carmen se alejó con "Caridad del Guadalquivir", seguida por "Virgen de Montserrat" al girar hacia la Plaza Ponce de León.
Las representaciones de las hermandades de los Gitanos y la Exaltación se despidieron precisamente junto a la Iglesia de Santa Catalina. Con el paso detenido al lado de su templo, la siguiente levantá se dedicó a la Exaltación, cofradía con la que la del Carmen comparte sede, Santa Catalina, y exilio en San Román. Además, Emilio Moreno es también capataz de la Virgen de las Lágrimas, por lo que en la dedicatoria pidió que el paso se levantara "por la Exaltación, por el hermano mayor y por nuestra Virgen de las Lágrimas".
Con "Pasan los campanilleros" siguió la Virgen del Carmen por la calle Almirante Apodaca, donde se paró a la altura del bar El Tremendo. La hija del dueño, que está embarazada, fue aquí la encargada de tocar el llamador antes de que el palio siguiera su camino con "Coronación de la Macarena".
Tras una parada antes de alcanzar la Plaza de San Pedro, el paso de palio se levantó y comenzó a avanzar a los sones de "La Madrugá". Sin embargo, varias devotas de la Virgen del Carmen del Buen Suceso estaban en la plaza con un ramo de flores y el paso se tuvo que parar al poco de haberse iniciado la marcha de Abel Moreno, aunque entre los hermanos que estaban junto al paso no todos parecían compartir la decisión de cortar la marcha. Ajenas a esta cuestión, las devotas no sólo entregaron el ramo, sino que también le cantaron a la Virgen del Carmen.
Cuando el paso continuó, ya no lo hizo con "La Madrugá", sino con "La Estrella Sublime", marcha con la que se introdujo en la calle Doña María Coronel, por la que después sonaría "Nuestro Padre Jesús". Y de esta calle, el palio giró a Gerona con "Virgen de la Paz".
El capataz se interesaba después por el retraso con el que iba la cofradía, que en este punto era de quince minutos. La estrechez de Gerona, de todas formas, no iba a permitir adelantar mucho, aunque algo se intentó. No fue hasta girar en Capataz Manuel Santiago hacia la Plaza de los Terceros cuando volvió a sonar la música, en este caso con la marcha "La Esperanza de Triana". Poco después, tras un relevo de costaleros, hubo más Esperanza del otro lado del río, ya que la siguiente marcha fue "Triana de Esperanza", con la que la Virgen del Carmen recorrió los primeros metros de la calle Bustos Tavera.
En dicha calle esperaba con las puertas de su casa abiertas, como cada año, la Hermandad de la Mortaja, a la que llegó y con la que se volvió el paso a los sones de "Cristo en la Alcazaba", que la Asociación Musical de La Algaba comenzó a interpretar una segunda vez.
Tras la entrega de un ramo de flores por parte de los cofrades de la Mortaja y una levantá a pulso por dicha corporación, el paso de la Virgen del Carmen comenzó a alejarse del antiguo Convento de la Paz con "Hosanna in excelsis", llegando después a tambor hasta la esquina de Bustos Tavera con Peñuelas, calle a la que giró a continuación con "Corpus Christi".
Más adelante, el capataz quiso dedicar una levantá a los propios costaleros. "Por ustedes, que sois los mejores", dijo. A continuación, el paso siguió ya sin pararse hasta la Plaza de San Román con la marcha "La Virgen de Sevilla", quedando detenido justo delante de la puerta.
Aún quedaba que el paso se colocara para entrar mirando hacia la plaza, lo que hizo con "Mi Amargura". Después se paró, los costaleros se dieron la vuelta bajo las trabajaderas y en silencio comenzaron a acercarse a la puerta ojival, traspasándola con el Himno de España a la una y cuarto de la madrugada.
Lo dijo un hermano en el momento de la entrada: "La última vez que entramos en San Román, gracias a Dios". Y no es que la Hermandad del Carmen de Santa Catalina, junto a la Exaltación y Santa Lucía, haya estado mal todos estos años en San Román. Todo lo contrario. Pero es que son ya muchos años y, al final, como en casa de uno...
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