La iglesia conventual del Santo Ángel acoge durante este fin de semana el besamanos a la Virgen del Carmen, con el que arranca en Sevilla el ciclo anual carmelita que se prolongará a lo largo de las próximas dos semanas con sus diferentes hermandades.
Para este besamanos, que dará paso a la novena en su honor y que culminará el 17 de julio con su salida procesional, la Virgen del Carmen del Santo Ángel se encuentra en el presbiterio bajo del templo, a los pies de la imagen de gran tamaño de la misma advocación.
Está elevada sobre una peana plateada que tiene adherida la media luna procesional, de orfebrería plateada con las estrellas y el emblema carmelita en dorado. De sus salidas procesionales también lleva la corona, la ráfaga y el cetro, así como la saya y el escapulario, de terciopelo marrón bordado en oro. Asimismo, tanto la Virgen como el Niño Jesús, que viste un traje color crema, llevan en sus manos unos pequeños escapularios. En cuanto al manto, no es el de salida, sino uno de brocado de color blanco, sobre el que lleva además una toca.
Son varias las joyas y medallas que la Virgen del Carmen tiene prendidas tanto en el pecherín, donde entre otras cosas lleva un alfiler con su advocación y una cruz, como en diversas zonas de la saya y el escapulario, entre ellas una medalla del Papa Benedicto XV.
Flanqueando a la Virgen vemos cuatro tallas de ángeles de madera policromada colocados sobre estructuras ocultas por terciopelo de color burdeos. Y delante de cada pareja, hay una jarra plateada con lisiantum, lilium y margaritas, todo ello de color blanco. Finalmente, en los extremos se han colocado dos altos blandones dorados con cirios blancos, mientras que otros dos se sitúan detrás.
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