Los cultos en honor al Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono, de la Hermandad del Cerro, finalizaron este fin de semana con el tradicional besapié ante el retablo que preside habitualmente en la cabecera de la nave de la Epístola, en la Parroquia de los Dolores.
Para este besapié, el crucificado de Francisco de Ocampo, que lucía sus potencias de salida, fue colocado tumbado, con los brazos y la base de la cruz elevados sobre columnas de planta cuadrada y decoración marmórea. Cuatro blandones dorados con cera de color rojo rodeaban al Cristo, así como otras tantas jarras del paso de palio de la Virgen de los Dolores situadas también sobre columnas con decoración policromada. En las jarras, así como en la base de la cruz, había lirios morados, cardos y estátice.
Detrás, el altar del Cristo del Desamparo y Abandono contaba con un total de catorce candeleros con cirios rojos y dos de los antiguos faroles de su paso de misterio, ubicados junto al sagrario. Finalmente, el estandarte corporativo se encontraba en el lado izquierdo.
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