La Hermandad del Carmen Doloroso celebró el pasado fin de semana el besamanos a Nuestra Señora del Carmen, que se presentó a los devotos en el presbiterio bajo de la Parroquia de Omnium Sanctorum, ante un dosel de color azul con decoración pictórica cedido por la Hermandad del Cristo de Burgos.
La dolorosa de Francisco Berlanga vestía el manto blanco estrenado el año pasado, bordado en oro y sedas por Manuel Solano, saya de tisú de color crema y la corona procesional. En el pecherín, tenía un puñal y un broche con el emblema carmelita, y en la cintura llevaba una cruz que colgaba de la cotilla, un cíngulo y un alfiler con su advocación. Ofrecía a los devotos la mano derecha, mientras que con la izquierda sujetaba unos escapularios propios de la Orden Carmelita.
La Virgen del Carmen estaba elevada sobre la peana de los besamanos de la Virgen de Gracia y Amparo, de la Hermandad de los Javieres, y flanqueada por cuatro blandones dorados con cera blanca, dos jarras de su paso de palio con flores de tonalidad rosa y dieciocho candeleros sobre pies de madera de base rectangular. Más flores como las antes descritas estaban en el suelo ante las jarras y delante de los candeleros.
Por otro lado, en los extremos del altar del besamanos veíamos a la izquierda el guión de la Orden del Carmen y a la derecha el estandarte corporativo.
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