lunes, 8 de julio de 2019

JEREZ: VIAJE EN EL TIEMPO EN LA SALIDA EXTRAORDINARIA DEL PRENDIMIENTO


Salidas extraordinarias hay muchas. La verdad es que raro es el año en que no hay cofradías en las calles en un momento del año alejado de las salidas marcadas en sus reglas. Por eso, resulta de un gran valor cuando una extraordinaria lo es por algo más que por cuándo se celebra. Eso mismo es lo que tuvimos ocasión de disfrutar este sábado en Jerez con la Hermandad del Prendimiento, que cerró con una salida de sus titulares la celebración de los 125 años transcurridos desde el restablecimiento de sus reglas tras un periodo de inactividad.
La hermandad se había fundado en 1660, pero en algún momento entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se extinguió, consiguiendo un grupo de hermanos y de diversas personalidades de la época que en 1893 el Arzobispo de Sevilla, Benito Sanz y Forés, aprobara unos nuevos estatutos.
Fue, por tanto, el año pasado cuando se cumplió el aniversario que ha celebrado con diversos actos y cultos durante los últimos meses y que ha tenido como broche de oro una salida extraordinaria muy especial. Y es que la cofradía de la Parroquia de Santiago quiso que la estampa que ofrecieran el Señor del Prendimiento y María Santísima del Desamparo en las calles no fuera la habitual de cada Miércoles Santo, teniendo en cuenta además que hace sólo tres años ya salió la hermandad de manera extraordinaria con motivo de la reapertura de su sede canónica tras más de diez años clausurada para su compleja restauración.
Había que hacer algo distinto y así fue, presentándose en la calle los titulares rememorando estampas desaparecidas que supusieron un auténtico viaje en el tiempo que, entre otras cosas, sirvió para que todos los cofrades fueran conscientes de cómo ha cambiado estéticamente la Semana Santa a lo largo del último siglo o siglo y medio. Para ello, la Hermandad del Prendimiento contó con la colaboración de varias corporaciones, aunque también con alguna negativa curiosa, como luego veremos.
Siendo 6 de julio, la hora prevista de la salida se situó en las nueve y media de la noche para sortear el calor. Al menos ésa fue la previsión, la del calor, aunque lo cierto es que hacía fresco (algunos dirían incluso frío), sobre todo en el Angostillo, ante la fachada principal de la Parroquia de Santiago, donde bastante gente se dio cita para asistir a la salida, así como en la cercana Plaza de Santiago, a la que se iba a dirigir el cortejo.
Muchos sevillanos también se vieron por Jerez en esta salida extraordinaria, como el ex presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Joaquín Sainz de la Maza, o el periodista José Gómez Palas, además de cofrades habituales en todo tipo de salidas en la capital hispalense. El Prendimiento, o 'El Prendi', como le conocen muchos de sus devotos, atrajo a muchísimas personas.
En el propio Angostillo el grupo joven de la hermandad había elaborado varias alfombras con sales de colores, tan habituales en fechas destacadas en Jerez como el Corpus o la salida de la Patrona, la Virgen de la Merced.


Por fin, tras colocarse las pequeñas rampas que ayudarían a que se llevara a cabo la salida de los pasos, comenzó a salir el cortejo, encabezado por la cruz de guía. Este cortejo, en el que iban bastantes hermanos con cirios, contó con una disposición especial, ya que las representaciones de las hermandades que acompañaron al Prendimiento en este día no estaban ubicadas todas juntas, sino que algunas iban antes del Señor y otras detrás.
Entre las situadas delante estaba la Hermandad del Amor, seguida de la de los Panaderos de Sevilla, ya que la hermandad invitó a corporaciones que representan en sus pasos de misterio la escena del Prendimiento.



Justo antes del paso de misterio iban diversos representantes municipales encabezados por la alcaldesa, Mamen Sánchez, además del obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez, José Mazuelos. Y detrás de ellos, los ciriales anunciaban la salida del Señor del Prendimiento.
Presidía el Señor, vestido con la misma túnica bordada de entonces, el que fue su paso a finales del siglo XIX, en el momento de su reorganización; unas pequeñas andas de orfebrería plateada con un reducido canasto de estilo gótico, cuatro sencillos candelabros y unos faldones de terciopelo burdeos con estrellas bordadas en la parte superior. El paso pertenece en la actualidad a la Hermandad del Dulce Nombre de Arcos de la Frontera, que tuvo a bien cederlo para reproducir lo que las fotografías antiguas muestran en blanco y negro.
Acompañaban al Señor, como entonces, los dos sayones que siguen figurando en el paso de misterio y que reciben los curiosos nombres de Candilejo y Chupaceite. Faltaba detrás San Pedro, que no cabía en este pequeño paso llevado por veinte costaleros; pero sí que se colocó un pequeño olivo en la trasera, mucho más discreto que el que vemos el Miércoles Santo en las calles. La hermandad se las ingenió para poder colocarlo sin hacerle un agujero a un paso prestado gentilmente por la cofradía de Arcos.
Delante del paso iba su capataz habitual, Juan Montero Suárez, mientras que detrás puso sus sones en esta salida extraordinaria al Señor del Prendimiento la Banda de Cornetas y Tambores del Gran Poder de Granada, que es la que viene acompañando al misterio en su estación de penitencia en los últimos dos años.
Sin embargo, para el momento de la salida del misterio, durante la que sonaron las campanas del templo, fue la Banda de Música del Nazareno de Rota, que iba a acompañar al palio, la que tocó el Himno de España, seguido de la marcha "Desamparo", de Germán Álvarez Beigbeder, músico jerezano que tenía su residencia al lado de Santiago. Posteriormente, y sin que el paso se detuviera, tomó el relevo la Banda del Gran Poder de Granada, que comenzó su participación en esta procesión extraordinaria con la marcha "El Salvador".


















Tras el paso hubo otro tramo de representaciones de hermandades, entre las que se encontraban las cofradías del Miércoles Santo, salvo Santa Marta, y otras vinculadas con la Parroquia de Santiago, como la Buena Muerte, el Transporte, la Piedad y la Sacramental de Santiago. Además, también asistió a esta salida una representación, aunque sin estandarte, de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla.


Cerrando el cortejo, María Santísima del Desamparo, que también ofreció una estampa antigua, aunque no exactamente del momento de la reorganización de la hermandad. En concreto, la Hermandad de la Cena cedió para esta salida el palio de su imagen letífica de la Virgen de la Paz, unas caídas de metal plateado con sólo seis varales (aunque en su origen tenía doce) que en 1935 adquirió el Prendimiento a la sevillana Hermandad de las Penas de San Vicente. Fueron realizadas por Eduardo Seco Imberg en 1929, y sólo seis años después ya estaban en Jerez, pasando primero por el Prendimiento y después, a partir de 1964, por la Cena, que lo conserva para su Virgen gloriosa.
También eran de la Cena los respiraderos, que siguen siendo los del palio de la dolorosa de la Paz y Concordia, mientras que en la trasera llevaba unos faroles que también fueron de las Penas de San Vicente, y que hoy forman parte del palio de la jerezana Hermandad de la Vera-Cruz. Por su parte, la Hermandad del Desconsuelo prestó la corona plateada que llevaba la Virgen del Desamparo.
Finalmente, hay que subrayar que el manto que cobijaba a la dolorosa era el donado por la Casa de Alba a la Virgen de las Angustias de los Gitanos, bordado en oro y sedas sobre terciopelo burdeos por Fernández y Enríquez a mediados de los años noventa. Al parecer, en 1893 el entonces Duque de Alba fue uno de los firmantes del documento que pedía el restablecimiento de las reglas de la Hermandad del Prendimiento.
En cualquier caso, no fue este manto la primera opción de la hermandad para que lo luciera la Virgen del Desamparo en esta salida extraordinaria, sino el actual manto de salida de la Virgen de la Quinta Angustia de Sevilla, que fue antes propiedad del Prendimiento de Jerez. Sin embargo, la Hermandad de la Quinta Angustia se negó a prestarlo alegando que sus normas internas impiden el préstamo de su patrimonio. Qué cosas...
La Banda del Nazareno de Rota tocó el Himno de España en el momento de la salida y, a continuación, "Soleá, dame la mano", marcha con la que la bella Virgen del Desamparo comenzó a avanzar por el Angostillo hacia la Plaza de Santiago, donde después sonaría "Cristo en la Alcazaba". Además, durante la salida se estrenó la marcha "Tras tu manto, Desamparo", compuesta para la ocasión por Abraham Padilla.
Desgraciadamente, el aire que corría apagó gran parte de la candelería en cuanto el paso de palio, guiado por el capataz Ildefonso Rubio, pisó la calle.
















Tras pasar por la Plaza de Santiago, el cortejo buscó las calles Oliva, Justicia y Palma para salir a la calle San Juan, donde los pasos se detuvieron ante la Parroquia de San Juan de los Caballeros, siendo recibidos por la Hermandad de la Vera-Cruz, y ante la Capilla del Santísimo Cristo del Amor, cuya hermandad había montado en la puerta un altar presidido por la Virgen de los Remedios, que al parecer podría haber pertenecido antiguamente a la del Prendimiento.







Más adelante, el itinerario de la procesión extraordinaria continuó por la calle Francos, Plaza de la Compañía, Padre Rego y San Marcos, donde también se detuvieron los pasos ante la Hermandad de la Cena.
El paso de misterio, adornado con rosas y astromelias de color rojo, era seguido por una gran cantidad de cofrades pese a que las reducidas dimensiones del paso no permitían los habituales alardes de los costaleros. Desde San Marcos hasta la Plaza de Rafael Rivero se pusieron a los mandos del paso los capataces Juanma Martín padre e hijo, capataces del Señor de la Salud de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla.
El padre se dirigió a los costaleros en una parada indicando que la levantá, que fueron todas siempre a pulso durante la procesión, se dedicaba precisamente al Señor de la Salud y al del Prendimiento, titulares de "una misma hermandad, que es la de todos los gitanos".
No faltó tampoco en la misma plaza, ya casi en la Puerta de Sevilla y tras varias marchas, una saeta delante del paso, como son habituales en este mismo punto en el camino de vuelta de la hermandad a Santiago.
























Ante la puerta lateral de San Marcos se despidió del cortejo no sólo la Hermandad de la Cena, sino también la Piedad. A ambas dedicó el capataz una levantá del paso de palio. Por esta zona, además, la Virgen del Desamparo avanzó a los sones de "Santa María de la Paz y Concordia".
Poco después, y mientras la Banda del Nazareno de Rota tocaba "Macarena", de Abel Moreno, el grupo joven del Prendimiento se encargó de lanzar una gran petalada desde un edificio situado entre la calle San Marcos y la Plaza Rafael Rivero.
También la Virgen del Desamparo recibió una saeta en este enclave de Jerez antes de continuar por Puerta de Sevilla hacia Porvera con "Madre de los Gitanos Coronada". Con esa marcha pasó el palio ante la representación de la Hermandad de los Gitanos, que junto a la de los Panaderos y algunas más, se despidió del cortejo en el inicio de Porvera.





























Y al final de Porvera, en la Iglesia de la Victoria, tuvo lugar quizá el momento más especial de esta salida extraordinaria. La Hermandad de la Soledad montó un altar con su dolorosa en la puerta del templo y al lado se colocó un piano. La llegada hasta este punto del paso de misterio la hizo a los sones de la conocida plegaria al Señor del Prendimiento simplemente con las notas del piano, sin voz. Algunos de los presentes, sin embargo, pusieron letra a la parte principal de la composición y la mayoría acompañó con palmas este momento mágico. Esto es Jerez, esto es el Prendimiento.
Después, el Señor se acercó hasta las mismas plantas de la Soledad con la marcha "La Pasión", a cargo nuevamente de la Banda del Gran Poder de Granada, aunque después recuperó protagonismo el piano cuando un hombre cantaba otra plegaria, ésta dedicada a la propia Virgen del Viernes Santo.




























También la Virgen del Desamparo se volvió ante la Soledad, como ocurre cada año en Semana Santa. Hacia la Iglesia de la Victoria giró el palio mientras sonaba "Pasa la Virgen Macarena". A continuación, el paso se detuvo y ahora fue una mujer la que cantó con el acompañamiento del piano una plegaria a la propia dolorosa de la cofradía del Prendimiento.
Para marcharse de este punto hacia la calle Ancha, la banda interpretó "Coronación de la Macarena" antes de pararse, momento que un hermano aprovechó para cantar una saeta. Finalizada ésta, la Virgen del Desamparo emprendió el tramo final de la salida extraordinaria con la marcha "Nuestra Señora de Guadalupe".



















La salida extraordinaria llegaba a su fin y el Señor del Prendimiento completaba el itinerario marcado rodeando la Iglesia de Santiago para llegar a la puerta por el lado contrario del Angostillo por el que se había marchado en la salida.
"Réquiem" fue la última marcha que la Banda de Cornetas y Tambores del Gran Poder de Granada tocó para el Prendimiento en esta salida, finalizando cuando el paso ya estaba ante la puerta del templo. Antes de entrar, un hombre cantó una última saeta, advirtiendo a los presentes de que la letra estaba dedicada "a los gitanos que han hecho grande al Prendimiento".
Después, el capataz llamó por última vez en la calle al paso y señaló que la levantá se dedicaba a todos los que le rezan al Señor. "Muchos le piden y se enfadan cuando no les hace caso; pero hay que tener fe y paciencia porque el Prendimiento es muy grande, siempre escucha y siempre hace caso", dijo.
Acto seguido, el Señor del Prendimiento, esa grandísima talla cuya devoción trasciende las fronteras de la ciudad gaditana, entró de nuevo en Santiago.





























Poco después, reducido ya el cortejo por la ausencia de las diferentes representaciones, llegaba al Angostillo el paso de palio con la Virgen del Desamparo a los sones de "Virgen de los Negritos". A continuación, hasta alcanzar la misma puerta de Santiago, se enlazaron las marchas "La Estrella Sublime" y "Virgen de las Aguas".
El capataz hizo sonar por última vez el llamador y el paso, adornado con diversas especies florales de color blanco, se levantó a pulso y se dispuso a entrar en el templo, lo que hizo con el Himno de España. Ya dentro, la Virgen del Desamparo se detuvo aún mirando hacia la calle y la Banda del Nazareno de Rota interpretó nuevamente "Desamparo".




















Faltaban muy pocos minutos para las tres y media de la madrugada cuando la Hermandad del Prendimiento ponía fin a un día muy especial que, en lo estético, no lo sería tanto para jerezanos de anteriores generaciones, pero desde luego inédita para las actuales.
Extraordinaria salida y extraordinaria jornada cofradiera. En Jerez y con el Prendimiento no podrá ser nunca de otra manera.

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