En 2003 la Iglesia de Santa Catalina acogió por última vez los cultos anuales en honor a la Virgen del Carmen. Once meses después el templo era clausurado por su mal estado y no fue hasta el pasado mes de noviembre cuando reabrió por fin sus puertas tras una restauración dilatada en exceso en el tiempo.
Por todo ello, los cultos a la Virgen del Carmen que comenzaron este jueves, el triduo y el besamanos, tienen un carácter muy especial, ya que de nuevo el Carmen de Santa Catalina lo es no sólo en la denominación popular.
Para estos cultos, la pequeña imagen se encuentra en el presbiterio alto de esta iglesia de estilo mudéjar, presidiendo un altar cuajado de margaritas de diversas tonalidades y lilium. La Virgen se eleva sobre la peana procesional, en la que está situada la media luna. Luce además la ráfaga y el cetro con los que igualmente sale a las calles cada 16 de julio.
La vestimenta que lleva la Virgen del Carmen es su manto de salida, de color blanco, así como saya y escapulario de terciopelo marrón con bordados en oro, confeccionados en 1880 por Patrocinio López. También viste una toca de sobremanto y sujeta dos pequeños escapularios en su mano derecha, mientras que el Niño Jesús, que tiene un trajecito blanco, los sujeta con la izquierda. La Virgen, por su parte, sostiene con su mano izquierda no sólo al Niño, sino también un rosario de grandes cuentas blancas.
Numerosos broches tiene la Virgen del Carmen prendidos de diversos puntos de su vestimenta, destacando entre ellos la Gran Cruz del Mérito Marítimo que la Real Liga Naval concedió en 2002 a la imagen, así como la medalla del Colegio de Procuradores, de la que la Virgen es Patrona.
Flanqueando a la Virgen del Carmen de Santa Catalina hay cuatro altos blandones dorados, dos a cada lado, y más atrás hay diez candeleros también dorados, todos ellos con velas de color blanco.
Por otro lado, el paso de palio de la Virgen del Carmen está ya en Santa Catalina esperando la salida de la cofradía el próximo martes. Se encuentra delante de la puerta de salida, junto a la capilla de la Virgen del Rosario. Si el tiempo no lo impide, que no tiene mucha pinta, este pequeño palio será el primer paso que saldrá de Santa Catalina tras su reapertura, después de que el pasado Jueves Santo la lluvia obligara a suspender la estación de penitencia de la Hermandad de la Exaltación.
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