sábado, 14 de marzo de 2020
EL CORONAVIRUS OBLIGA A SUSPENDER LA SEMANA SANTA 2020 EN LAS CALLES
Nadie quería admitirlo en público y muchos jugaban con el suspense y la incertidumbre, elementos totalmente innecesarios en un caso como éste. Pero desde esta mañana ya es oficial que no habrá Semana Santa 2020 en las calles de Sevilla. Así lo han decidido conjuntamente el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, el arzobispo, Juan José Asenjo, y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Francisco Vélez.
No es una decisión que haya sorprendido a nadie. Ya las propias hermandades estaban tomando la decisión unilateral de suspender sus cultos e incluso el reparto de las papeletas de sitio, los ensayos de costaleros y hasta el montaje de los pasos, algunos de los cuales han llegado a pisar sus respectivos templos, como es el caso de la Lanzada, la Exaltación, Monte-Sión o el Valle. También el Ayuntamiento llevaba días trabajando en el montaje de los palcos de la Plaza de San Francisco.
Sin embargo, la evidencia de que la crisis del coronavirus no se va a resolver en tres semanas, unida a las decisiones que las diferentes administraciones están tomando para tratar de contener la expansión del virus, además del estado de alarma decretado por el Gobierno y que implicará diferentes medidas que hoy conoceremos no permiten otra opción. Las concentraciones de personas son un lujo que en este momento no nos podemos permitir.
Toca vivir una Semana Santa diferente. Y lo que queda de Cuaresma. Y toca sobrellevar la enorme situación de vacío y de tristeza que se respira en unos días en los que el intenso aroma a azahar no es presagio de lo que siempre viene detrás. Pero quizá también toca un poquito de reflexión.
Como decía anoche alguien en la radio, puede que en un mundo cofradiero donde estamos permanentemente asistiendo a debates y conflictos irresolubles sobre tiempo de paso de las distintas cofradías, calles irrenunciables, órdenes intocables por carrera oficial... y todos esos tiras y aflojas que sacan lo peor de nuestras hermandades, una Semana Santa como la de 2020, que no se ha suspendido como tal, sino que se vivirá de otra manera, nos haga replantearnos nuestras prioridades como cofrades. Y cuando en 2021, si Dios quiere, volvamos a salir a las calles, lo más importante sea recuperar el testimonio público de fe que daremos y no tanto si aquella hermandad sale antes que la mía, o si la otra pasa después, o si ésta entra a tal hora, o si las sillas están más vacías o más llenas. O puede que no aprendamos nada.
Quedan 379 días para el Domingo de Ramos de 2021.
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