El Ayuntamiento de Sevilla, a través de la Delegación de Gobernación y Fiestas Mayores, presentó la semana pasada el cartel de las Fiestas de la Primavera 2020, una evocadora obra realizada en óleo sobre lienzo del pintor Fernando Vaquero, que ha realizado un recorrido sentimental por las grandes celebraciones de la ciudad a través del paso de la vida del sevillano.
Según la nota de prensa del Ayuntamiento, el cartel de las Fiestas de Primavera de 2020 tiene como escenario un patio sevillano. A la entrada del zaguán, en el suelo, figura un papel en el que aparecen escritos los versos de Machado que resumen la idea que ha guiado el cartel: “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”. Se trata de un patio sevillano en el que se representan tres edades de la mujer: como niña, como madre y como abuela. La inconfundible luz de la primavera de Sevilla también es protagonista del cuadro, que tiene como personaje central a una madre vestida de flamenca que mira al espectador lista para salir a la Feria. En su mirada está la nostalgia del recuerdo del pasado, cuando su abuela la vestía de flamenca mientras sus hermanos jugaban a los pasitos en el patio de su casa.
Un retablo cerámico de la Virgen de la Amargura recuerda la Semana Santa, y también de ella nos hablan los nazarenos de juguete y el pasito del Señor de las Tres Caídas de Triana con el que juegan los niños. Bajo el retablo de la Virgen de la Amargura, aparece un Niño Jesús de estilo montañesino que, como es tradición en Sevilla, se viste con uno u otro traje en función de la época del año. La imagen del Niño Jesús se encuentra ya vestido de seise, anunciando otra fiesta: la del Corpus.
Al fondo, tras los arcos, hay un pequeño cuadro, el autorretrato del pintor sevillano Baldomero Romero Ressendi, gran amante de la fiesta nacional que utilizó como tema recurrente en su obra, vestido de torero. Hasta el mismo patio con sus flores pretende hablar de otra fiesta: las Cruces de Mayo.
Como si de un altar se tratase, el patio se encuentra elevado por un escalón y enmarcado a modo de hornacina por el arco. En ese escalón está escrito en azulejos trianeros el título ‘Fiestas de la Primavera. Sevilla MMXX’ con una tipografía basada en un azulejo eucarístico que se encuentra en la Parroquia de la O. Sobre el escalón la protagonista mira al espectador vestida de rojo a medio camino entre la luz y la sombra, casi a contraluz para recordar que son fiestas marcadas tanto por la noche como por el día. En la niña se recrea la risa, en las lágrimas de la Virgen de la Amargura la pena, en las flores la vida, en el torero y su fiesta la muerte, en el paso del Cristo de las Tres Caídas lo sagrado, en las tres flamencas lo profano, en la mirada de la mujer el presente y en la abuela el pasado.
Respecto a la técnica, el cuadro está realizado en óleo sobre lienzo de 147x97 centímetros. El autor ha pretendido realizar un cuadro con profundidad, con cinco capas: la primera es el zaguán en penumbra con el arco y ese papel en el suelo con los versos de Machado; para la segunda capa hay que subir un escalón, en ella está la protagonista, que no está ni dentro ni fuera del patio sino a medio camino; ya dentro del patio está la tercera capa de profundidad bañada por la sombra en la que unos niños juegan en el suelo de barro a los pasitos; la cuarta capa es la luz del sol que da a la niña y a la abuela y la última la sombra tras los arcos del fondo.
La composición del cuadro cuenta con dos líneas paralelas: una de ellas se puede percibir de forma clara, ya que dibuja la sombra del suelo y atraviesa el cuadro, pero hay otra línea paralela de rojos que no se percibe conscientemente y que empieza en el seise, pasa por el traje también rojo de la abuela y termina en la protagonista.
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