El Convento de los Carmelitas Calzados del Buen Suceso acogió entre los días 16 y 18 de julio la exposición de la imagen de la Virgen del Carmen a la veneración de los devotos en el presbiterio alto del templo, presidiendo un altar propio de sus besamanos anuales, aunque sin besos debido a las medidas sanitarias vigentes.
Sobre la peana de madera dorada, la Virgen se encontraba vestida con sus habituales prendas características de la advocación carmelita: manto blanco y escapulario y saya marrones, todo ello con bordados en oro. Asimismo, en la parte superior del escapulario aparecía bordado el emblema de la orden.
Entre las numerosas joyas que llevaba la Virgen del Carmen, veíamos su llamativa corona, el broche con forma de estrella en la frente, pendientes, un collar y varias medallas. En la mano derecha sujetaba el cetro dorado y los escapularios, mientras que el Niño Jesús, vestido de blanco, tenía los suyos en la izquierda y pequeñas potencias en la cabeza unidas en forma de diadema.
La imagen contaba con un centro floral a sus pies, donde también había una media luna, y delante se situaron dos ángeles sobre sendos pies de base hexagonal. Ambos llevaban también unos pequeños escapularios en sus manos. Flanqueando a la Virgen había unas pequeñas columnas doradas de fuste salomónico que elevaban unas jarras plateadas con variadas flores rosas. Y detrás de cada jarra, se veía una pareja de blandones dorados con cirios blancos.
Al fondo, ante el retablo mayor del templo conventual del Buen Suceso, se colocaron dos banderas carmelitas y dos mesas con otras tantas jarras con las mismas flores antes descritas y con un total de veinte pequeños candeleros.
Para terminar, hay que apuntar que el camarín de la Virgen del Carmen en el centro del retablo estaba oculto por un tapiz con la escena de la entrega del escapulario a San Simón Stock. Y delante, había una talla del Niño Jesús.
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