La Virgen del Dulce Nombre de Bellavista se despide hoy, día de su festividad, de los devotos y del barrio antes de su restauración. Por ello, la dolorosa permanece expuesta a la veneración en el lado izquierdo del crucero de la Parroquia del Sagrado Corazón, donde la vemos vestida con el manto de la Virgen del Castillo de Lebrija, de terciopelo negro bordado en oro, cedido especialmente para la ocasión.
Combina este manto con una saya blanca bordada en oro, fajín rojo con borlones del mismo color, cotilla y encaje blanco. En cuanto a las joyas, además de su corona procesional, podemos ver diferentes broches, medallas, un collar, pulseras y anillos. Algunas de estas preseas pertenecen al propio ajuar de la Virgen, mientras que otras han sido prestadas por hermanos y devotos. Asimismo, sostiene un rosario en cada mano, un pañuelo en la derecha y una rosa blanca en la izquierda.
A sus pies, la Virgen del Dulce Nombre cuenta con un friso de rosas, astromelias y antirrhinum, así como los ramos que los devotos están regalándole, dado que, ante la imposibilidad de celebrar un besamanos, el acto de despedida se ha planteado como una ofrenda floral.
A cada lado de la imagen vemos sendas mesas de madera dorada con bandejas y pequeñas jarras con flores de talco, mientras que al fondo, tapando el altar de Santa Rita, hay un dosel de tonalidad dorada con crestería de madera y decoración floral ante un pabellón con corona y cortinaje rojo. Por último, junto al dosel hay dos jarras del palio también con flores de talco sobre columnas forradas en color rojo con base cuadrada.
La Virgen del Dulce Nombre va a pasar unos cuatro meses retirada del culto mientras Darío Ojeda Cordero se encarga de llevar a cabo las diversas labores de restauración y mantenimiento aprobadas para la dolorosa que talló Luis Álvarez Duarte en 1969.
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