Coincidiendo con la festividad de la Virgen de Guadalupe (la festividad mexicana, dado que la extremeña es el 6 de septiembre), la Hermandad de Nuestra Señora de Guadalupe de San Buenaventura celebraba este sábado un acto extraordinario de veneración a su imagen titular como sustituto del besamanos que estaba previsto para el pasado 23 de mayo y que tuvo que aplazarse sine die con motivo de la pandemia del coronavirus.
Aunque evidentemente tampoco ahora ha podido celebrarse el besamanos como tal, al menos sí ha sido expuesta a la veneración la réplica de la Patrona de Extremadura de forma especial a los pies de su retablo, en la nave de la Epístola de la iglesia conventual franciscana.
Para esta ocasión, la Virgen de Guadalupe se presentaba a los devotos vestida con manto celeste de brocado, el mismo tejido del traje del Niño, saya blanca de tisú con bordados en oro y toca de sobremanto de malla. Asimismo, lucía su corona procesional, así como otros elementos característicos, tales como el cetro y el bastón de mando del capitán general Antonio Castejón Espinosa.
Por otro lado, tenía un rosario de cuentas azules en la mano derecha y en el pecherín lucía la medalla de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando, entregada a la Virgen de Guadalupe al presidir en la Catedral el Pregón de las Glorias de 2017.
La imagen estaba elevada sobre la peana de madera dorada de su altar habitual y tenía junto a ella seis candeleros dorados con cirios blancos, tres a cada lado, así como siete centros florales de color blanco con lisiantum, margaritas, lilium y antirrhinum, tres de ellos en el suelo, en la parte frontal del montaje, y los otros cuatro sobre columnas o pies dorados.
El altar de esta veneración extraordinaria se completaba con la presencia del estandarte corporativo en el lado izquierdo y la bandera fundacional en el derecho. Además, un pequeño crucificado estaba en el camarín de la Virgen de Guadalupe.
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