lunes, 21 de diciembre de 2020

ESPERANZA 2020: MACARENA


Ni besamanos, lógicamente, ni acto extraordinario de veneración. En la Hermandad de la Macarena el sustituto del tradicional besamanos ha recibido el nombre de acto reverencial. Para su celebración, los responsables de la corporación idearon un sencillo montaje muy similar al de la Virgen de la Merced de Jerez el pasado 24 de septiembre.
Así, la Esperanza estaba en el centro de la Basílica, sobre una tarima cubierta con una alfombra con el escudo de la hermandad y ligeramente elevada a su vez sobre la peana de plata realizada por Fernando Marmolejo en 2012. Vestía el manto de tisú, bordado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1930 y recientemente sometido a tareas de limpieza por el taller Cyrta, así como la saya de la Coronación Canónica, obra de las hermanas Martín Cruz de 1964 que estrenaba la restauración llevada a cabo por Carla Elena, y toca de sobremanto.
No faltaban su corona de oro, las mariquillas de Joselito, la Medalla de la Ciudad, otros broches y medallas, un pañuelo de encaje y dos rosarios. Además, otras joyas colgaban del fajín rojo con borlones dorados, entre ellas la famosa pluma de oro del canónigo Muñoz y Pabón.
La novedad respecto a otros años es que los devotos que acudían a ver a la Macarena podían rodearla por completo después de haberse plantado ante ella. Esto permitió contemplarla con detalle desde todos sus ángulos alrededor de un espacio donde también se encontraban dos mesas de altar de plata con jarras de flores blancas. Por otro lado, en el retablo había más flores, mientras que el camarín se encontraba completamente vacío pero abierto, a diferencia de años anteriores.























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