La Hermandad de la Resurrección celebró este domingo el acto de veneración al Señor que ha sustituido este año al habitual besapié. Ello no fue óbice para el montaje de un altar muy cuidado donde la imagen de Francisco Buiza se encontraba en el presbiterio alto de la Iglesia de Santa Marina, a los pies de su lugar de culto donde se encontraba la cruz de guía de la corporación.
Sobre una peana de madera dorada, el Señor recibía a sus devotos luciendo sus potencias de salida y con diversas flores a sus pies que, como se ve cada vez más en los cultos a imágenes de Cristo, mezclaban tonalidades roja y morada. Además, también se depositaron a los pies del Señor diferentes ofrendas florales de colectivos vinculados a la hermandad.
Detrás, a lo largo del escalonado altar del Resucitado se colocaron candeleros con velas blancas de gas, así como dos guardabrisas sobre pequeñas columnas doradas de fuste salomónico. Asimismo, en el centro de la parte inferior había un templete con el relicario que contiene una piedra del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Finalmente, en los laterales del presbiterio alto se colocaron dos parejas de blandones dorados. En medio de cada una se ubicó una mesa de madera dorada sobre la que se apoyaba una jarra plateada con las mismas flores y un pequeño dosel de terciopelo rojo con crestería también de madera tallada y dorada.
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