El pasado domingo la Hermandad de los Servitas celebró en la Parroquia de San Marcos, donde se encuentran las imágenes titulares esta Cuaresma (ver), el acto de veneración a Nuestra Señora de los Dolores, que fue situada en el presbiterio acompañada por el Santísimo Cristo de la Providencia en su regazo.
En este culto, la dolorosa de Montes de Oca lucía su nueva saya blanca de tisú de oro con unos bordados del siglo XIX. Su confección ha corrido a cargo de Antonio J. del Castillo según el diseño de Abraham Ceada. Además, llevaba un manto negro bordado en oro y corona dorada, así como el corazón de plata atravesado por siete puñales estrenado el año pasado, obra de Raúl Cejas.
El conjunto escultórico estaba sobre la peana procesional de la Virgen de la Soledad, donde había un friso de rosas rojas entre otras especies de tonalidad verde, y flanqueado por dos jarras de plata con más rosas rojas colocadas de forma bicónica. Estas jarras, así como las dos de los costeros del paso de la Piedad y sus cuatro faroles, estaban sobre sendos pies de madera dorada y base cuadrada.
El resto del altar estaba prácticamente igual que durante el pasado quinario, con las únicas diferencias de la presencia de la antigua cruz del paso con su peana en la parte alta del montaje y de dos ángeles mancebos con filacterias en las que se leía "Stabat Mater" y "Iuxta Crucem", en alusión a la propia escena que la cofradía servita representa en su primer paso.
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