La Hermandad de la Macarena ha montado para esta Semana Santa sin estaciones de penitencia dos altares muy especiales presididos por sus imágenes titulares. En el presbiterio se sitúa la Virgen de la Esperanza sobre el respiradero y el faldón de la delantera de su paso de palio, cuya caída frontal está detrás, ejerciendo de gotera de un efímero dosel que en los laterales cuenta con los respiraderos de los costeros.
La Macarena viste el manto verde con bordados procedentes del antiguo palio rojo de Juan Manuel Rodríguez Ojeda. El encargado de pasarlos a este manto en 1967 fue Carrasquilla Perea. Además, tiene la saya blanca de las corbatas, obra de Esperanza Elena Caro de 1965, y toca de sobremanto de malla bordada. Luce también la corona de salida, un fajín rojo y diversas joyas; entre ellas, una cruz pectoral, la Medalla de la Ciudad y sus inseparables mariquillas.
Junto a la dolorosa vemos varios candeleros con cirios blancos y velas rizadas, así como algunas jarras de plata recientemente restauradas con rosas blancas. Y sobre el respiradero frontal vemos, en el centro, el sagrario.
En cuanto a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, su altar está montado justo delante de su retablo, sobre una mesa de madera dorada y policromada. Lleva la túnica de terciopelo morado bordada en oro por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1889, la conocida como la de los cardos, y unas potencias de oro.
A sus pies hay un centro de claveles rojos, las mismas flores que están en varias jarras junto a la imagen y en su camarín, donde se encuentra la cruz de guía de la corporación ante un cortinaje de terciopelo rojo. Por último, catorce candeleros con cirios blancos y dos de los guardabrisones de las andas de sus vía crucis completan este altar del Señor de la Sentencia.
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