Este domingo tuvo lugar la salida procesional de Nuestra Señora del Amparo, que recorrió algunas calles nada habituales, pero lo hizo, como la Reina de Todos los Santos la semana anterior (ver), buscando vías más amplias de lo acostumbrado.
Pero la novedad llegó también en el apartado musical, ya que por primera vez tocó tras la Virgen del Amparo la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora del Carmen de Salteras, sustituyendo así a la Banda de Música de Las Cigarreras, que es la que ha acompañado a la hermandad en los últimos años.
A las seis menos cuarto de la tarde se abría la puerta de la Parroquia de la Magdalena que da a la calle Cristo del Calvario. La cruz de guía entre faroles abría el cortejo, seguida de un primer tramo de hermanos con cirios blancos. Después, entre cuatro faroles muy característicos, iba el enorme simpecado de la hermandad, que durante todo el año está en la nave del Evangelio del templo parroquial. A continuación, las representaciones de las hermandades del Carmen del Santo Ángel, el Calvario, la Quinta Angustia y la Sacramental de la Magdalena, más hermanos con cirios, un pertiguero con el libro de reglas, parejas de hermanos con hachetas, el estandarte corporativo y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
Ismael Vargas volvió a ocuparse de comandar el paso de la Virgen del Amparo, adornado en esta ocasión con alhelíes, orquídeas y stallion. También es destacable el detalle de los cuatro cirios situados ante la Virgen del Amparo, que llevaban pintados los escudos de los colegios profesionales de Medicina y Enfermería de Sevilla como homenaje a los profesionales sanitarios y a su intensa labor durante la pandemia del coronavirus, así como el escudo del nuevo arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses. Otro de los cirios tenía pintada a la Virgen de los Reyes con la indicación de los años 1946 y 2021 en alusión al LXXV aniversario de su Patronazgo sobre Sevilla y su Archidiócesis.
Las campanas de la Parroquia de la Magdalena repicaban en el momento de la salida y la Banda del Carmen recibió a la Virgen del Amparo con el Himno de España, seguido a continuación por la marcha llamada precisamente "Amparo". Poco antes de alcanzar la Capilla de Montserrat, el paso se detuvo para levantarse a continuación y, a los sones de "Virgen de Montserrat", girar ante la representación de los cofrades del Viernes Santo, que recibieron a la vecina a las puertas de su casa y le cantaron la "Salve Regina". En esta ocasión, la Virgen del Amparo simplemente giró ante la puerta, sin entrar en la capilla como sí hizo en 2019 con motivo del cuarto centenario del Santísimo Cristo de la Conversión (ver).
Tras la parada ante la capilla, la Hermandad de Montserrat se unió, con su estandarte corporativo, al cortejo de la cofradía. La Virgen del Amparo se marchó con la composición "La Quinta Angustia", de Francisco Grau, girando con ella a la derecha hacia la calle San Pablo, donde después sonaron las marchas "Pasa la Virgen Macarena" y "María Santísima del Dulce Nombre".
Por esta zona, y prácticamente durante todo el recorrido, fue mucha la gente que acudió a contemplar a la Virgen del Amparo, una de las hermandades de gloria más esperadas de todo el calendario letífico.
Al contrario de lo normal, la Virgen del Amparo no tomó la calle Gravina para dirigirse a la zona del Museo, sino la calle Reyes Católicos, donde la Banda del Carmen interpretó "Virgen de los Negritos", a la que después siguió "La Estrella Sublime" ya girando a Pastor y Landero, otra calle por la que no pasa nunca esta cofradía.
La hermandad tuvo el detalle de hacer que la banda tocara a continuación "Soleá, dame la mano", pasando con ella por delante del azulejo de la Esperanza de Triana que recuerda la inspiración de Font de Anta al componer esa marcha tras ver a los presos de la entonces cárcel del Pópulo, hoy Mercado del Arenal, cuando contemplaban y cantaban a la Esperanza en la mañana del Viernes Santo.
Luego, tras un relevo de costaleros, el paso de la Virgen del Amparo siguió adelante, ahora con la interpretación de la marcha "Nuestra Señora de la Oliva".
Poco antes de completar la calle Pastor y Landero, Ismael Vargas mandó que el paso se detuviera, para avanzar después y girar a López de Arenas a los sones de "Caridad". A continuación, el paso volvió a parar y tras unos minutos siguió su camino tomando Santas Patronas mientras la banda tocaba "Saeta cordobesa".
En cierta forma, la Virgen del Amparo deshizo por Santas Patronas parte del camino recorrido hasta ese momento, dado que salió nuevamente a la Puerta de Triana para seguir ahora por Julio César. Desde ahí, tomó Canalejas, calle que recorrió íntegramente, y luego alcanzó Bailén, a la que llegó con la marcha "Hiniesta".
La siguiente composición que sonó tras el paso fue "Virgen del Valle". Los numerosos cofrades que seguían a la Virgen del Amparo agradecieron que enseguida el paso saliera a la amplitud de la calle San Pablo, lo que hizo mientras la Banda del Carmen tocaba "María Santísima de la O".
Le quedaban pocos minutos a esta salida procesional cuando el paso, tras pararse prácticamente a la altura de la puerta de la Magdalena por la que sale la Quinta Angustia y entran ésta y el Calvario, se levantó y continuó su camino con "Margot", llegando con ella hasta la misma puerta de la calle Cristo del Calvario.
Hay que apuntar que este año la cofradía ha discurrido por la calzada de este tramo de la calle San Pablo, en lugar de por la acera, como en años anteriores.
Llegó entonces la última levantá del paso en la calle, y tras ella el giro hacia la puerta para realizar la entrada. La Banda del Carmen interpretó en este punto la melancólica e inspiradísima composición de Rubén Jordán "Bajo tu Amparo", sugerente melodía cuya interpretación se empezó a repetir hasta que las campanas de la Magdalena apenas hicieron audibles sus suaves sones musicales, que fueron interrumpidos para rubricar la salida procesional de nuevo con el Himno de España.
La Virgen del Amparo entró en el templo por el coro bajo y mirando hacia el altar mayor, lo que nos dejó como último detalle para contemplar de este magnífico paso su manto de Manuel María Ariza, obra bordada en oro sobre color crema en 1851. Esta estampa fue la que puso el punto final a la salida procesional cuando el reloj marcaba las nueve y veinte de la noche.
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