Coincidencia del destino cofradiero, dos días después de la aprobación de las primeras reglas de la Hermandad de la Candelaria, otra cofradía del Martes Santo, la de San Benito, vio aprobadas las suyas como reorganización de la antigua Hermandad de la Encarnación de Triana, que tuvo hospital propio en la actual calle Pagés del Corro.
El decaimiento de dicha corporación trianera, que tuvo como titulares a un crucificado llamado de la Sangre y a la Virgen de la Encarnación, hizo que la dolorosa acabara en la Parroquia de San Benito, donde se dio forma a la cofradía que hoy conocemos, escogiendo como misterio titular el de la Presentación de Jesús al Pueblo.
De la reorganización de la primitiva cofradía de la Encarnación ya en San Benito se cumplieron cien años el pasado 6 de junio. La hermandad está celebrando, por tanto, su primer siglo en el barrio de la Calzá, motivo por el cual la sede del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla en la calle Sierpes acoge hasta este domingo la exposición "100 años en San Benito"; una muestra en la que se hace un repaso a la vida de la corporación en su actual sede, lo que se une a la exposición de obras de diferentes artistas relacionadas con sus imágenes titulares.
Como siempre hacemos, recorremos al completo la muestra para ofrecer con detalle todos y cada uno de los enseres expuestos. Siguiendo el orden marcado, debemos comenzar por mencionar la primera cruz de guía que tuvo la hermandad, realizada en 1922 y sustituida cuarenta años más tarde. Junto a ella hay unas varas de 2004 que acompañan en el cortejo al guión de Caridad y que son una reproducción de las primitivas varas que tuvo la cofradía.
Para su primera salida el Martes Santo de 1922, la hermandad sacó en su primer paso una imagen de un Cristo llamado de la Sangre que representaba, aunque sin figuras secundarias, la Presentación al Pueblo. Era una imagen de Esteban Domínguez que no volvió a salir, dado que cuando la hermandad hizo su segunda estación de penitencia seis años después se estrenó el misterio actual, de Antonio Castillo Lastrucci.
Por este motivo, en la exposición vemos el presupuesto firmado de todo el conjunto escultórico, incluyendo el paso, con un coste total de 24.000 pesetas (sólo la talla del Señor fueron 5.000 pesetas), una gubia perteneciente al propio escultor, los bocetos de la talla de Pilatos y de uno de los soldados romanos, y los utensilios que éstos llevaban.
En 1958 la Hermandad de San Benito pasa a adquirir el carácter de cofradía sacramental. Por ello, vemos la aprobación por parte del vicario general del Arzobispado. Y a su lado, el manifestador realizado en 1965 por Antonio Martín Fernández en madera de pino de Flandes, dorado por Antonio Díaz Fernández.
A continuación está el guión sacramental, obra en plata de ley de Manuel Villarreal (1965) y las varas sacramentales que lo acompañan en el cortejo.
Seguimos con la imagen en plata del Santo Ángel de la Guarda que va en la delantera del paso de palio de la Virgen de la Encarnación. Es de plata de ley y fue realizado por Villarreal en 1963. El Santo Ángel de la Guarda es el patrón de la policía y fue el teniente coronel de la II Circunscripción de la Policía Armada, Manuel Hita Jiménez, quien lo regaló a la hermandad, habiendo sido costeado por todos los agentes de dicha circunscripción, que dos años antes había sido nombrada teniente de hermano mayor honorario, mientras que el general inspector de la Policía Armada fue nombrado hermano de honor.
A su lado se muestran la bandera pontificia, de Manuel Villarreal (1965) y las varas que la acompañan, de Manuel de los Ríos (1985).
En una vitrina está la bula del Papa Pablo VI, quien por mediación directa del Cardenal de Sevilla, José María Bueno Monreal, concedió a la Hermandad de San Benito los títulos de pontificia y archicofradía.
Manuel Ponce Jiménez, quien fuera hermano mayor de San Benito, decidió encargar al imaginero Francisco Buiza una imagen de un crucificado que se llamaría Santísimo Cristo de la Sangre para recuperar así para la hermandad la advocación de su primitivo titular cristífero. El encargo tuvo lugar en 1963, aunque no fue hasta tres años después cuando Buiza pudo completar la obra debido a un accidente de moto que sufrió y que lo mantuvo inactivo durante mucho tiempo.
En la exposición podemos ver una carta del propio Ponce Jiménez a la hermandad hablando de dicho encargo y otra del vicario general aprobando que el nuevo crucificado recibiera culto y veneración por parte de la hermandad en la Parroquia de San Benito. Como se sabe, fueron agentes de la Policía Armada los encargados de llevar la imagen al templo desde su cuartel, que se encontraba en la Alameda de Hércules.
Junto a estas cartas se expone una gubia perteneciente a Francisco Buiza.
En 1974 se colocó la primera piedra de la casa hermandad, donde se introdujo una arqueta con periódicos del día y las medallas de las 53 hermandades de penitencia que existían entonces. Vemos una foto de aquel día en la que está el Cardenal Bueno Monreal, así como una llave enmarcada que es la que abría dicha arqueta.
Precisamente por la advocación del Cristo de la Sangre, la Hermandad de San Benito está muy vinculada a la Hermandad de Donantes de Sangre, que en 1971 nombró a la corporación Hermano de Honor por la generosa aportación de sus cofrades a la causa. En la exposición están el diploma con dicho nombramiento, el guión de los donantes de sangre, bordado en 1972 por José Guillermo Carrasquilla con orfebrería de Antonio Cruz y Manuel Frías, y las varas.
La música también es un aspecto importante en la hermandad, ya que cuenta con dos formaciones propias, la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación, fundada en 1980, extinguida en 1985 y reorganizada a finales de los ochenta y principios de los noventa; y la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Sangre, creada en 1991 como banda infantil de la agrupación, pero con entidad propia a partir de 1995. A esta muestra se han llevado los banderines de ambas formaciones musicales.
Vemos ahora el guión y las varas de la Coronación Canónica de la Virgen de la Encarnación, acto que tuvo lugar el 10 de diciembre de 1994. El guión fue bordado en 1995 por Fernández y Enríquez, y la orfebrería es de Manuel de los Ríos.
Antonio J. Dubé de Luque fue el encargado de pintar el cartel de la Coronación Canónica; el cuadro original también puede verse estos días en el Mercantil.
Debajo, en una vitrina, están el decreto de aprobación de la Coronación Canónica, firmada por el entonces arzobispo, Fray Carlos Amigo Vallejo, una invitación a la misa estacional celebrada en la Catedral, la medalla conmemorativa y una papeleta de sitio de la salida extraordinaria que tuvo lugar el mismo día de la Coronación.
En 2019 se cumplieron 25 años de la Coronación Canónica y la Virgen de la Encarnación volvió a realizar una salida extraordinaria. A ella corresponde la papeleta de sitio que vemos a continuación.
Vemos también una papeleta de sitio de la salida del paso de misterio de la Presentación al Pueblo para su participación en el Santo Entierro Grande de 1992.
Otra papeleta de sitio es la que se diseñó para el Vía Crucis de las Cofradías de Sevilla que en 1991 presidió el Santísimo Cristo de la Sangre.
También de la salida extraordinaria del Señor de la Presentación al Pueblo, celebrada en enero de 2003 por el LXXV aniversario de la imagen, se muestra una papeleta de sitio.
Y la última que se expone es de la salida extraordinaria de la Virgen de la Encarnación, celebrada el 11 de diciembre de 2004 por el CDL aniversario fundacional de la antigua Hermandad de la Encarnación de Triana.
Continuamos con una pintura de la Virgen de la Encarnación realizada en 2018 por Isabel Castilla.
Vemos ahora el banderín infantil de la hermandad, bordado en tisú de plata por Fernández y Enríquez, con una pintura de Daniel Puch Rodríguez-Caso y orfebrería de Manuel de los Ríos (2009).
A su lado, en una vitrina había una muestra de las publicaciones propias de la hermandad, desde los primeros boletines, de finales de los años sesenta, hasta los de los últimos años.
Y sobre dicha vitrina, las pinturas originales que han servido para la portada de esos últimos boletines.
Pasamos ahora al centro de la única sala que ocupa la exposición, donde encontramos tres túnicas de nazareno. Las dos primeras son las que vistieron los cofrades de San Benito en su primera estación de penitencia a la Catedral en 1922. Así, los del paso de palio iban como las reglas de 1921 indicaban para toda la cofradía: túnica y antifaz blanco con capa púrpura. Sin embargo, los nazarenos del paso del Señor llevaron unas túnicas prestadas por la Hermandad de la Esperanza de Triana: túnica blanca con capa y antifaz negros. En 1927 se aprobó ya la vestimenta actual, que por primera vez llevaron los nazarenos en 1928: túnica y capa blancas con antifaz morado.
Sobre los escudos que han llevado las túnicas de los nazarenos a lo largo de este siglo también ha habido algunas diferencias. Así, vemos el que era el escudo de la cofradía trianera de la Encarnación, que es el que en 1921 se adopta como escudo de la reorganizada corporación.
Los nazareno del paso del Señor llevaban en la capa el escudo de la hermandad, pero encima se veía en color verde la cruz de la orden de Alcántara; cruz que también llevaban en la capa los nazarenos del palio, pero sin el escudo corporativo.
En 1928 se estrenó un nuevo escudo de capa, donde aparecen los de las cuatro órdenes militares, que están en el altar mayor de la Parroquia de San Benito. La hermandad los incorporó para que su espíritu patriótico y cristiano sirvieran de ejemplo a los cofrades.
En 1958 el escudo se adaptó a la incorporación del carácter sacramental, estando dicho escudo sobre fondo blanco.
Finalmente, el escudo de la hermandad, y con él el de la capa, quedó definitivamente completado en 1966, al incorporar en la parte inferior la tiara y las llaves papales tras obtener el título de hermandad pontificia.
Lo que siguen llevando los nazarenos en el antifaz es la jarra de azucenas, que se mantiene desde 1922, aunque ya no sea el escudo completo de la hermandad, sino sólo una parte de éste.
Y otra vitrina está dedicada a las diferentes reglas que la Hermandad de San Benito ha tenido en las últimas décadas. En el orden en que están colocados estos documentos, vemos: el proyecto de reglas de 1986; las reglas de 1962; las reglas y ordenanzas de 1958, en las que aparece por primera vez el título de sacramental; las actuales reglas, aprobadas el 15 de julio de 2005; y el actual libro de reglas, con orfebrería de Manuel Villarreal (1966).
El resto de la exposición lo forma una colección de obras de diferentes autores que han encontrado en los titulares de la Hermandad de San Benito su inspiración artística. Así, vemos en primer lugar el óleo sobre lienzo llamado "Jesús Presentado al Pueblo", de Ángel Guillermo Martínez.
Manuel Téllez Berraquero es el autor de "Ecce Homo", una obra realizada en terracota yeso.
A su lado, el dibujo "Cristo de la Sangre", pintado en sanguina por Miguel Ángel Domínguez Caballero.
Pasamos a "San Benito, un tríptico, una historia", obra pintada en técnica mixta sobre madera por Pepe Jorona.
Del mismo autor es "Un rostro, un bolígrafo", retrato del Señor Presentado al Pueblo pintado a bolígrafo sobre papel cabello.
Vemos ahora dos obras denominadas conjuntamente "Incarnationis", realizadas por Javier Jiménez uniendo fotografía y acuarela digital.
Jesús Díaz Benjumea es el autor de un dibujo a grafito sobre papel del Cristo de la Sangre.
Por su parte, Sergio Grueso Díaz ha realizado con bolígrafo y acuarelas sobre papel la obra llamada "Palomita de Triana".
Seguimos con "Sangre" y "Presentación", pinturas de acuarela sobre lienzo cuyo autor es Aurelio.
"Tu rostro" es el título de la pintura al óleo sobre tela de Eva Villalba Vega.
Volvemos a Manuel Téllez Berraquero, autor de "Inmaculada", obra de terracota yeso.
Y una obra más de Eva Villalba Vega es "Irradias luz", pintada al óleo sobre tela.
A continuación, se expone una imagen de San Benito Abad hecha en resina policromada al óleo por Jesús Manuel Romero Hernández.
"Divina mirada" se llama la siguiente obra, una pintura al óleo sobre tabla de José Antonio Contreras.
También de Jesús Manuel Romero Hernández es "No anteponer nada al amor de Cristo", obra de terracota policromada.
Y por último, llegamos al final de esta exposición contemplando "El sueño de un barrio", dibujo a grafito sobre papel de Juan Antonio Blanco Ramos, que reproduce una fotografía de la primera salida del misterio de Castillo Lastrucci en 1928.
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