La Hermandad de las Aguas celebró el pasado domingo la función solemne en honor a María Santísima de Guadalupe en la Iglesia de San Jorge, del Hospital de la Caridad, a la que se había trasladado esa misma mañana. La función estuvo presidida por el arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, y posteriormente tuvo lugar el traslado de regreso a la Capilla del Rosario.
Coincidiendo con la festividad de Guadalupe, durante el traslado de vuelta se rezó el rosario. Por ello, el itinerario fue más largo de lo que hubiera sido más directo, al estar la Caridad y la capilla de la hermandad en la misma calle. En su lugar, a la salida el cortejo, encabezado por una cruz alzada entre ciriales y con la presencia del estandarte corporativo, giró a la izquierda en la calle Temprado y continuó por Santander y Tomás de Ibarra, alcanzando después el Postigo del Aceite. Junto a la Capilla de la Pura y Limpia se rezó uno de los misterios gloriosos del rosario.
Tampoco desde el Postigo la Virgen de Guadalupe tomó el camino más directo a la capilla, dado que giró a Arfe e inmediatamente a la estrechez de la calle San Diego. Hay que indicar que la dolorosa iba sobre unas andas iluminadas con cuatro candeleros y dos candelabros plateados, adornadas con rosas blancas y paniculata, y tenían el llamador del paso de palio. Además, llevaban unos faldones de color blanco y celeste.
En cuanto a la vestimenta de la Virgen, llevaba manto de terciopelo azul y saya blanca de tisú, ambas piezas bordadas en oro. Tenía la corona procesional, tres rosarios, un pañuelo, la miniatura del sombrero mexicano y varios broches.
El itinerario previsto incluía la calle Malhara. Sin embargo, un coche mal estacionado cortando el paso obligó a salir directamente a Real de la Carretería. Y por ella avanzó la Virgen de Guadalupe hasta detenerse frente a la fachada de la Hermandad de la Carretería, donde tuvo lugar el rezo de otro de los misterios del rosario. A continuación, la Virgen tomó la calle Rodo.
En los últimos metros del recorrido hubo un pequeño rodeo más, puesto que desde Rodo la Virgen de Guadalupe no salió directamente a la calle Dos de Mayo, sino que se desvió por General Castaños y Pavía, alcanzando así el atrio de la capilla.
Un grupo de hermanas de la cofradía fueron las encargadas de portar las andas para realizar la entrada en la capilla. Dentro se rezaron las letanías finales del rosario y las andas se quedaron detenidas ante el presbiterio del pequeño templo, donde aún estaba montado todo el aparato del triduo celebrado los días anteriores en honor a la Virgen de Guadalupe. Por ello, el Santísimo Cristo de las Aguas, la Virgen del Mayor Dolor y San Juan Evangelista estaban situados en el lado izquierdo de la capilla.
Los cultos a la Virgen de Guadalupe concluirán este fin de semana con el acto de veneración que comenzará el viernes por la tarde y se extenderá hasta la noche del domingo.
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