Era un día laborable, aunque en mitad de un puente, era por la tarde, en una jornada de otoño casi invierno y con la ciudad vestida de Navidad. A todo eso hay que añadir que dos días antes se había producido la salida del paso de palio de la Candelaria (ver) en estas jornadas de calendario alborotado que hemos vivido. Jornadas inolvidables a las que se unió, por decisión del nuevo arzobispo, la Virgen de los Reyes.
No fue como siempre (ni siquiera las flores lo eran), pero era la misma: la que hace 75 años fue proclamada Patrona de Sevilla y su Archidiócesis, a la que había llegado de la mano de San Fernando hace casi ocho siglos. No fue, por tanto, una salida extraordinaria más, sino que reunía una serie de componentes que la hicieron realmente especial.
Por supuesto, como siempre en Sevilla, ha habido mucho debate innecesario sobre si había más o menos gente, que si para ser la Patrona no había tantas personas como en la extraordinaria del Gran Poder (afortunadamente), que si un día laborable no era la mejor opción, que si la hora tampoco... Ya se sabe que para los eternos amantes de las insoportables bullas, los empujones y las apreturas nunca hay suficiente gente. Son los mismos que piden que el Vía Crucis de las Cofradías no sea en lunes... para que haya más gente; que la procesión del Corpus sea por la tarde... para que haya más gente; o que la procesión de la Virgen de los Reyes sea más tarde y con un itinerario más largo... para que haya más gente. Pero, llega una salida extraordinaria de la Patrona en un horario distinto y con un itinerario más largo y tampoco están contentos porque... no había la suficiente cantidad de gente.
Así que lo mejor es ignorar a los amantes de la masa humana y revivir una histórica salida extraordinaria que quedará para el recuerdo y que, además, se ha disfrutado después de dos años seguidos sin salida procesional en la mañana de la Asunción.
Los que quizá sí tengan más motivos para la queja son los miembros de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando, a quienes a última hora se decidió colocar en el cortejo lo más lejos posible del paso de la Patrona: inmediatamente detrás de los niños carráncanos que a las cuatro y cuarto de la tarde del pasado martes salían por la Puerta de San Miguel a la avenida de la Constitución.
Y tras los miembros de la asociación pudimos ver una representación de las corporaciones de las patronas de todos los municipios de la Archidiócesis. Las patronas de la provincia, con la Patrona de Sevilla, aquélla por la que reinan los reyes. Después iban el estandarte de la Sacramental del Sagrario seguido de sus cofrades y la cruz patriarcal entre ciriales, que daba paso a los canónigos.
A las cinco en punto, tras recorrer gran parte del interior de la Catedral, el palio de tumbilla de la Virgen de los Reyes salió por la Puerta de San Miguel, por la que nunca sale el 15 de agosto, momento en que la Banda Sinfónica Municipal, desde el interior del primer templo de la Archidiócesis, interpretó el Himno de España.
Para esta salida extraordinaria la Virgen de los Reyes iba vestida con el manto de la Coronación Canónica, que fue realizado en el taller de Olmo en 1904. Y justo detrás, vivía su primera procesión de la Patrona el arzobispo José Ángel Saiz Meneses, acompañado por su antecesor, Juan José Asenjo. Y no faltó tampoco la Corporación Municipal.
En el momento de la salida hubo algunos aplausos y un grito de "¡Viva la Patrona de Sevilla!" que provocó alguna cara de desaprobación entre los canónigos y no sólo en ellos. La cosa no tuvo mucho seguimiento y lo cierto es que prácticamente no hubo más expresiones de fervor de este estilo durante el resto del recorrido.
Ya en la calle, la Banda Municipal tocó la marcha "Virgen de los Reyes", aunque no había demasiada compenetración entre el paso, comandado por Eduardo Bejarano, y el acompañamiento musical. Tanto es así que hubo un momento en la avenida, en la confluencia con García de Vinuesa y Alemanes, en que un grupo de devotos estaba cantando la Salve y desde atrás sonaba "Esperanza de Triana Coronada".
Poco después, aún en la avenida de la Constitución, sonó tras el paso de la Virgen de los Reyes "Coronación de la Macarena", seguida posteriormente por "La Estrella Sublime" al alcanzar la plaza Nueva y "Virgen de los Negritos" por el andén del Ayuntamiento.
Quedaban sólo unos instantes para el momento más destacado de esta salida extraordinaria, como era el reconocimiento de la ciudad a su Patrona y la ofrenda floral de San Fernando, al coincidir el LXXV aniversario del patronazgo con los tres siglos y medio desde la canonización del Rey Santo.
Ante la puerta del Ayuntamiento el paso fue girando y recibió una petalada desde el balcón principal. Todo ello mientras la banda tocaba el Himno a la Virgen de los Reyes, cuya letra fue cantada por la Coral Polifónica de la Catedral. Y después sonó la marcha "San Fernando". El paso se detuvo mirando hacia la plaza Nueva y uno de los canónigos se encargó de llevar la ofrenda floral al monumento.
Seguidamente, la Virgen de los Reyes emprendió el regreso a la Catedral dirigiéndose, como la Candelaria dos días antes, hacia la calle Granada. Para ello, la Banda Municipal realizó una doble interpretación de "Pasan los campanilleros".
Una vez en la plaza de San Francisco, donde sonó "Esperanza Macarena", la Virgen de los Reyes discurrió junto a la fachada del Ayuntamiento. Anochecía, pero aún no se había encendido la iluminación navideña, lo que habría dado lugar a una curiosísima escena con el palio de tumbilla pasando junto al enorme árbol situado en mitad de la plaza.
A continuación, la Patrona se encaminó hacia Hernando Colón a los sones de "Glorias de Sevilla" y fue entonces, enfilando dicha calle, cuando se encendió el alumbrado, bajo el que también había pasado la Candelaria en esta especie de menú degustación cofradiero que ha sido este puente de la Inmaculada en Sevilla.
Más adelante, tras recorrer Hernando Colón y Alemanes, ya de noche, el palio de tumbilla alcanzó la calle Cardenal Carlos Amigo, donde se pudo escuchar "Virgen de la Paz". Después, la Virgen de los Reyes llegó a la plaza que lleva su nombre, momento en que la Banda Municipal empezó a tocar la marcha "Virgen de las Aguas", aunque la interrumpió al detenerse el cortejo. Minutos después comenzó a tocarla de nuevo y llegó a iniciarla por segunda vez mientras el palio giraba ante la Puerta de de los Palos, donde se detuvo algunos minutos.
Finalmente, se levantó y comenzó a avanzar hacia atrás a los sones de "Pasa la Virgen Macarena", composición que no llegó a escucharse entera al cortarla la banda para interpretar el Himno de España mientras las campanas de la Giralda repicaban.
A las siete y cuarto de la tarde entraba en la Catedral la Virgen de los Reyes; exactamente quince minutos antes de lo previsto. Terminaba así una salida extraordinaria directamente promovida por el arzobispo; una salida para el recuerdo que compensó en gran medida los dos años sin procesión ordinaria, pero que por encima de todo subrayó la histórica devoción de la ciudad y de la Archidiócesis a la que desde hace 75 años es la Patrona por excelencia de esta tierra.
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