En 1922 se fundaba en la localidad de El Viso del Alcor la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, imagen que desde 1850 recibía culto, aunque hasta entonces sin existir una corporación reglada. Por tanto, la cofradía cumple su primer centenario este año, motivo por el que el pasado viernes se inauguró una exposición conmemorativa en la sede del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla en la calle Sierpes.
Allí el visitante podrá acercarse a la historia y al patrimonio de una hermandad que en 1960 incorporó como titular al Santísimo Cristo del Amor y que en 1992 se fusionó con la Hermandad del Santísimo Sacramento, fundada en 1557.
De hecho, atendiendo a este último dato, lo primero que encuentra quien se acerque a la exposición es el paso de la custodia, que ocupa el patio central. La custodia es obra de Francisco Pérez, quien la realizó en plata de ley y metal dorado entre 1854 y 1859. El viril es anónimo del siglo XVIII; los candeleros, jarras y faroles son de Hijos de Juan Fernández (años 80 y 90); el moldurón es de Pedro Rodríguez con diseño de Ricardo Jiménez Ruiz (2008); y los faldones son de María Roldán Sánchez, del siglo XIX.
También en el patio se muestran la pértiga sacramental (2000) y la del cuerpo de acólitos del Cristo del Amor (2010), realizadas ambas por Hijos de Juan Fernández, según el diseño de Ricardo Jiménez Ruiz.
La imagen de Nuestra Señora de los Dolores, atribuida al círculo de Francisco Salzillo (finales del siglo XVIII), llega a El Viso del Alcor en 1850. Pronto sus vecinos le muestran una intensa devoción y celebran en su honor un septenario y la sacan en procesión en Semana Santa. Justamente para organizar ese culto y fomentar la devoción a la Virgen, cinco jóvenes visueños fundan su hermandad el 16 de abril de 1922.
La dolorosa es, por todo ello, la protagonista del cartel del centenario de la hermandad, obra pintada en técnica mixta sobre tabla por José María Méndez 'Jarén' el año pasado.
Accedemos a la primera sala, dedicada fundamentalmente a la cofradía sacramental. En el centro de la sala se encuentra una imagen del Niño Jesús de Darío Fernández (2011), cobijado en un templete realizado por Antonio Carrión Jiménez, con policromía de Antonio Cardoso y diseño de Ricardo Jiménez Ruiz (2011).
En otro punto de la sala hay una vitrina con diversos documentos históricos de la hermandad, como el primer libro de hermanos; el acta de donación del conocido como el manto de las palomas; el libro de inventario y actas de la Hermandad Sacramental (siglo XIX); un libro de cuentas (1923-1941); un escrito de puño y letra del entonces hermano mayor, Manuel Campillo, a su amigo Manuel Guerrero días después de que la Virgen de los Dolores fuera salvada en 1936 del asalto al templo por parte de los republicanos; y el acta en que se da cuenta de lo acontecido en la salvación de la imagen.
Continuamos contemplando tres túnicas de la imagen del Niño Jesús: la bordada en oro sobre terciopelo burdeos (María Dolores Jiménez Roldán, 2016), que lleva prendida una medalla de plata de ley de la custodia, del mismo año; la bordada en oro sobre tisú blanco (Inmaculada Jiménez Barrero, 2014); y la bordada en oro sobre terciopelo morado (María Dolores Jiménez Roldán, 2015).
Vemos ahora el cartel del CDL aniversario de la Hermandad Sacramental, pintado en técnica mixta sobre papel por Federico Jaime López en 2007.
Continuamos con el palio sacramental, del siglo XIX, con cuatro varales del finales del XVIII, obras ambas de autoría desconocida.
A continuación se muestran dos libros de reglas: el antiguo, de mediados del siglo XX de autor anónimo, y el de 1999, con apliques metálicos de Hijos de Juan Fernández diseñados Ricardo Jiménez Ruiz.
A su lado está el medallón del pertiguero, de autor anónimo de la década de los años 40 del siglo XX.
Seguimos con la reliquia del Lignum Crucis que posee la hermandad desde 1952. Está dentro de una cruz del siglo XVIII que a su vez está en un templete de madera dorada del siglo XIX de autoría desconocida.
También observamos el guión sacramental, confeccionado con bordados y tejidos del siglo XX.
Al lado se encuentra el simpecado sacramental entre dos hachetas de presidencia, todo ello del siglo XIX y de autor desconocido.
Seguimos con una cruz alzada con un Cristo crucificado del siglo XIX clavado en una cruz realizada por Antonio Carrión. La manguilla bordada es de Inmaculada Jiménez Barrero.
Se muestra ahora el estandarte corporativo de la hermandad, diseñado por Ricardo Jiménez Ruiz, confeccionado por Inmaculada Jiménez Barrero y con el escudo bordado en el taller de Benítez y Roldán (2003).
A su lado hay una talla de la Inmaculada Concepción cuya mascarilla se debe a Manuel Gutiérrez Cano, mientras que las manos y el candelero son de José Antonio León Redondo, responsable también de la restauración de la imagen. Está sobre una peana del siglo XVIII y un paso de coro del XVII.
Lo expuesto en la primera sala se completa con la bandera sacramental, confeccionada en el primer tercio del siglo XX por las Hermanas Trinitarias de El Viso del Alcor.
De nuevo en el patio, y siguiendo el recorrido marcado en la exposición, se explica que el Viernes de Dolores, en que se celebra el besamanos a la Virgen de los Dolores y la función principal de instituto, es considerado por los hermanos como un verdadero día de fiesta. Una semana después, en la tarde-noche del Viernes Santo, la hermandad hace estación de penitencia. Otros muchos actos y cultos celebra la corporación a lo largo del año; pero esos dos días, sus dos viernes, son sin duda los más grandes, anhelados y celebrados.
Vemos ahora dos carteles de la Semana Santa de El Viso del Alcor protagonizados por los titulares de la Hermandad de los Dolores: el de 2009, de Federico Jaime López, y el de 2016, de Ricardo Jiménez Ruiz.
Pasamos a la segunda sala, donde en primer lugar vemos una talla de un pelícano, obra de Ramón Martín donada en 2010 por los costaleros del Santísimo Cristo del Amor. El pelícano es símbolo del amor porque antiguamente se tenía la errónea creencia de que alimentaba a sus crías abriéndose el pecho para darles a comer su propia carne, dando así la vida por ellos, como Jesucristo en la cruz.
A su lado, en una vitrina está la corona de salida de la Virgen de los Dolores, una obra de Hijos de Juan Fernández (2000) diseñada por Ricardo Jiménez Ruiz.
Delante de la corona hay una rosa de pasión, realizada por Pedro Rodríguez en 2006.
En una vitrina se exponen otras coronas y diademas de la dolorosa. Así, vemos por este orden una diadema de autor anónimo de 1940; la réplica de una antigua corona (Pedro Rodríguez, 2012); una corona de camarín de alpaca plateada de Hijos de Juan Fernández (1992); y una diadema de Pedro Rodríguez (2020).
En 1960 tiene lugar otro hecho fundamental, que marcaría la historia de la segunda mitad del siglo de existencia de la hermandad: la incorporación de la imagen del Santísimo Cristo del Amor, una soberbia escultura de finales del siglo XVI, atribuida a Juan Bautista Vázquez 'El Viejo', que se hallaba hasta entonces en la sevillana Iglesia de San Martín. Desde entonces, la hermandad ha cuidado con celo su conservación y ha fomentado su devoción, consciente de contar con una excepcional obra de arte.
Los siguientes enseres expuestos tienen que ver con el Cristo del Amor. Así, en una vitrina vemos unas potencias de plata sobredorada de Manuel Román Seco (1960); unas potencias de plata de ley de Pedro Rodríguez diseñadas por Ricardo Jiménez Ruiz (2021); una corona de espinas anónima del siglo XIX; un titulus crucis también del XIX y autor desconocido; y uno de los casquetes de la cruz realizados por Hijos de Juan Fernández según diseño de Ricardo Jiménez.
Bajo una foto el Cristo del Amor se exponen algunos enseres del frontal de su paso procesional. Así, se pueden ver el respiradero, el faldón, dos hachones, el llamador, dos ángeles y un cáliz. José Manuel Bonilla Cornejo es el autor del diseño, mientras que la talla es de Antonio Camacho, las esculturas son de Ángel Asenjo y la orfebrería de Hijos de Juan Fernández (1998).
Volvemos a la Virgen de los Dolores, a la que pertenece la práctica totalidad de los enseres que nos quedan por ver. En una vitrina se reúnen una corona de plata sobredorada de autor anónimo fechada en torno a 1940; un rosario donado por Fray Rafael J. Jiménez Morillo; y un juego de tocador donado en 1997 por la Hermandad de la Sagrada Entrada.
A continuación, encontramos un conjunto formado por la saya de salida de la dolorosa, del Taller de Benítez y Roldán (2011); el manto del septenario, con bordados de Sobrinos de José Caro (1940), restaurados y pasados a nuevo soporte por Inmaculada Jiménez Barrero (2011); la caída frontal del paso de palio, realizada por Jesús Rosado Borja entre 2007 y 2009 replicando la original, hoy en el interior, de Sobrinos de José Caro (1940) con diseño de Ignacio Gómez Millán; y dos de los varales, de Antonio Pérez Barrios (1963).
A su lado está el techo del palio, diseñado por Ricardo Jiménez Ruiz y bordado en el Taller de Benítez y Roldán. La gloria fue realizada con la técnica de repostería por Sobrinos de José Caro en 1940.
Ahora vemos una antigua fotografía de la Virgen de los Dolores con alguno de los enseres que forman parte de la exposición.
Siguiendo con el paso de palio, se muestra ahora el frontal de los respiraderos, que mezclan la orfebrería, de Benítez y Roldán, con el bordado, de Pedro Rodríguez (2016-2019). También hay unos relicarios (2020), el templete de la custodia (2007) y el llamador (2016), todo ello igualmente de Pedro Rodríguez. Por su parte, las jarritas y candeleros son de Hijos de Juan Fernández (1990), mientras que los faldones cuentan con el escudo bordado en los años 80 por Andrés Sánchez y Antonio Vela, y con unos broches de Miguel Ángel Crespo Martín (2002).
Sobre el respiradero está el cartel del LXXV aniversario fundacional de la hermandad, pintado al óleo sobre lienzo por Juan Roldán en 1997.
Continuamos viendo una saya burdeos bordada en oro por Sobrinos de José Caro en 1940 y una media luna labrada por Pedro Rodríguez en 2008.
Al lado está el llamado manto de las palomas, bordado en 1918 por las Hermanas Trinitarias el El Viso y donado por suscripción popular. Fue pasado a nuevo terciopelo en 1991 por el Taller de Benítez y Roldán, y reducido en sus dimensiones recientemente para su uso en el besamanos, dado que la hermandad está inmersa en el bordado de un nuevo manto de salida.
Tras el manto está el dosel del septenario, realizado en 2014 con parte de unos antiguos respiraderos. La carpintería es de Antonio Carrión, la orfebrería de Pedro Rodríguez y el trampantojo de carey de José Antonio León Redondo. En cuanto a la cruz, es de Manuel Guerrero Borreguero de los años 30 y las escaleras son de Manuel Bonilla 'Lopa' (1995).
A continuación, se encuentra la llamada saya trinitaria, dado que fue realizada por las Hermanas Trinitarias. Los bordados de aquella saya fueron pasados a un nuevo soporte por Aurelio Bonilla Jiménez en 2007, mientras que el cuello y las mangas los pasó Antonio Becerra Rico el año pasado.
Vemos ahora la cruz de guía de la hermandad, obra en carpintería de Jesús Falcón con piezas de orfebrería de Hijos de Juan Fernández (1989).
Tres vitrinas con enseres del ajuar de la Virgen de los Dolores completan esta segunda sala de la exposición. En la primera de ellas están el fajín castrense donado en 1994 por Francisco Macaya Floristán; una cinturilla confeccionada por Miguel Ángel Crespo Martín en 2001; otra de Lucía Rodríguez Ojeda y Maravillas Jiménez Roldán de 1999; un fajín hebraico realizado en 2007 con tejidos antiguos; y otro de 2018 de Reyes Manuela Cadenas Guerrero.
En la segunda vitrina se muestran un encaje de Carrickmacross, otro de malla bordada y un cuello de encaje, todo ello del siglo XX; una estola de encaje de Bruselas (2016); un encaje de punto de aguja del siglo XIX y dos encajes más de Carrickmacross del siglo XX; un cuello de Antonio Becerra Rico (2021); una toca de tul bordada del siglo XX; y un fajín militar donado por Fray Manuel Benítez en 1985.
Y en la última vitrina vemos, por este orden, un corazón de autor anónimo del siglo XVIII; el corazón de las camareras de la Virgen (Hijos de Juan Fernández, 2004); el del grupo joven (Pedro Rodríguez, 2014); un corazón de oro de autor anónimo del siglo XIX; otro de plata sobredorada (Hijos de Juan Fernández, 1985); un aderezo de brillantes y oro; una sortija de brillantes (2019); la sortija del septenario (siglo XX); la medalla con el escudo de la Merced, donada en 2019 por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno; unos pendientes de oro y piedras preciosas; un broche de uvas donado por la comisión organizadora del CDL aniversario de la Hermandad Sacramental (2007); el broche con la advocación de la Virgen (2018); varios broches de los años 20; un collar de cristal de roca y plata (años 20); un collar de amatistas y perlas; una cruz de cristal de roca y plata (2020); la medalla de Santa María del Alcor, donada en 1997 por la hermandad de la Patrona de El Viso; la medalla de la Virgen de los Reyes, donada el mismo año por la Asociación de Nuestra Señora de los Reyes de la localidad; tres rosarios de azabache del siglo XIX; dos de nácar del XX; uno de cristal verde del XIX; un pañuelo de encaje de tambor y otro de Bruselas, ambos del siglo XX; un pañuelo de tul bordado por Encarnación Cadenas Lara (2020); un rosario de marfil y otro de plata, ambos del siglo XX; un rosario de plata donado por la Hermandad de la Vera-Cruz y Rosario (1997); la Medalla de Oro de El Viso del Alcor y el acta de concesión de ésta por parte del Ayuntamiento en 1997 por el LXXV aniversario de la hermandad.
Hasta el próximo domingo permanecerá abierta en el Mercantil esta exposición que vuelve a acercar a los cofrades sevillanos la historia y el patrimonio de una hermandad de la provincia; en este caso la de los Dolores de El Viso del Alcor, que celebra nada menos que sus primeros cien años de vida.
Enhorabuena por este reportaje de la exposición, muy completo e ilustrativo!
ResponderEliminarMuchas gracias; me alegra que le haya gustado. Intuyo por su nombre que es el diseñador de enseres que tanto he nombrado en el reportaje, así que, si es así, enhorabuena también a usted.
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