La Hermandad de la Lanzada celebrará la próxima semana, a partir del jueves, el solemne triduo en honor a María Santísima del Buen Fin. Por este motivo, anoche tuvo lugar el traslado de la dolorosa desde su capilla hasta el presbiterio de la Iglesia de San Martín, donde ya se está montando el altar de estos cultos.
La Virgen fue llevada por un grupo de hermanas de la corporación en unas andas adornadas con claveles blancos e iluminadas por cuatro candeleros con cera blanca. Estaba vestida con un manto liso de terciopelo azul y con la saya bordada en oro por Concepción León en 1852. Lucía además la corona de salida, el puñal labrado por Ramón León en 2006, una cruz pectoral y un alfiler con su advocación. En las manos tenía un pañuelo y dos rosarios, mientras que un tercero estaba prendido de la saya.
El traslado de la Virgen del Buen Fin se realizó con gran solemnidad, con el templo en penumbra y con un breve cortejo que iba delante de las andas, formado por el cuerpo de acólitos, que portaban una cruz alzada y seis ciriales.
Desde la capilla de la dolorosa, las hermanas condujeron las andas hacia el centro para dirigirse hasta el presbiterio pasando entre los bancos. Pero, antes de llegar, giró hacia la capilla sacramental para situarse mirando hacia el Cristo de la Lanzada, al que acompañan la Virgen de Guía y San Juan Evangelista.
A continuación, siguió el traslado hasta el presbiterio, donde las andas se dieron la vuelta y la Virgen quedó detenida orientada a los pies de la única nave de San Martín. En ese punto se concluyó el texto que sirvió de meditación a lo largo de este traslado y se rezaron las oraciones finales.
El triduo en honor a la Virgen del Buen Fin tendrá lugar entre los próximos días 17 y 19 de febrero, comenzando a las ocho y cuarto de la tarde con el rezo del Santo Rosario. Finalmente, el domingo 20 será la función solemne a las doce del mediodía.
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