El próximo Domingo de Ramos la Hermandad de la Cena mostrará en la calle la nueva disposición del apostolado de su paso de misterio. Varios de los apóstoles del fenomenal conjunto escultórico de Luis Ortega Bru han sido cambiados de sitio por decisión de la corporación y con el asesoramiento del imaginero Fernando Aguado.
El motivo de este cambio es el de asemejar lo máximo posible la colocación de los apóstoles en el paso a la que el propio Ortega Bru determinó en su boceto en barro del conjunto, así como en la forma en que él mismo los colocó en el suelo de la iglesia en el momento de su presentación.
El cambio más significativo lo encontramos en San Simón, que pasa del costero derecho, donde estaba junto a Judas Iscariote, al costero izquierdo y, más concretamente, a estar junto al Señor de la Cena, escoltándolo en el lado contrario al de San Pedro. De esta forma, la trasera del paso contará con tres imágenes colocadas de pie: Jesús en el centro, San Pedro a su derecha y San Simón a su izquierda. Con este cambio, la imagen de San Bartolomé, que estaba sentada junto al Señor en el costero izquierdo, ha sido llevada al costero derecho, al lado de San Juan Evangelista.
Otra novedad es que Santo Tomás y San Andrés, que estaban en el costero izquierdo, pasan al derecho. Estos dos discípulos siempre están juntos, tanto en el paso como en el templo, dado que Bru los imaginó hablando entre ellos: Santo Tomás, de pie, mira a San Andrés, que está sentado. En consecuencia, San Mateo y San Felipe, que antes ocupaban el centro del costero derecho, estarán ahora en el izquierdo. Además, San Mateo tendrá la mirada orientada al Señor, mientras que San Felipe mirará a Santiago el Mayor, que se mantiene en su sitio de siempre, como también lo hacen Santiago el Menor, San Judas Tadeo y el apóstol traidor.
Lo más importante de esta modificación tan relevante en la configuración del paso es que respeta la brillante idea de Ortega Bru de hacer que todos los apóstoles mantengan la mirada dentro de la escena (mirando a Jesús, mirándose entre ellos o hacia abajo), excepto Judas Iscariote, que, como si quisiera disimular, es el único que mira hacia el exterior del paso, al tiempo que trata de ocultar la bolsa con las treinta monedas.
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