La Ermita de San Telmo de Jerez acoge este fin de semana el acto de solemne veneración a María Santísima del Valle, que recibe a sus devotos en el presbiterio bajo, elevada sobre su peana procesional. Se encuentra vestida con su manto de salida, con una saya blanca de tisú bordada en oro y con un fajín rojo con borlones del mismo color y cuatro entorchados.
En el pecherín la dolorosa luce varias cadenas de oro, mientras que en las manos sujeta un pañuelo en la derecha y el emblema de la hermandad en la izquierda. Por otra parte, el tocado que lleva es de tonalidad plateada.
Junto a la Virgen del Valle vemos catorce candeleros de su paso de palio con cera blanca, siete a cada lado, así como dos jarras también del palio con las mismas flores blancas de variedad diversa que vemos a sus pies en un gran centro.
Detrás, el Santísimo Cristo de la Expiración y San Juan Evangelista presiden un dosel de cultos con gotera mixtilínea de damasco rojo y crestería de madera dorada con el escudo de la hermandad. De los laterales del dosel caen dos cortinajes rojos que unos ángeles de orfebrería y unos cordones sujetan en las paredes del presbiterio.
Con el Cristo y el discípulo hay ocho candeleros con cirios blancos y varios claveles rojos repartidos en dos jarras y en un pequeño centro ante la base de la cruz de plata del crucificado. Debajo, se ven un respiradero con dos faroles y uno de los faldones de los costeros del paso de palio de la Virgen del Valle.
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