La Hermandad del Gran Poder celebra desde hoy y durante todo el fin de semana la solemne veneración a María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, que permanece en el presbiterio alto de la Basílica a los pies del Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
Elevada sobre una peana de plata, la dolorosa, que fue restaurada el año pasado por Pedro Manzano, se muestra vestida con el manto procesional de Fernández y Enríquez, y con la saya granate bordada en oro en el siglo XIX. Luce la corona de salida y en el pecherín tiene un puñal, dos broches, uno de ellos con el corazón traspasado, y una cruz. En cuanto a las manos, con la derecha sujeta un pañuelo y en la izquierda no tiene nada.
Flanqueando a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso vemos dos faroles de su paso de palio sobre pequeñas columnas salomónicas y seis candeleros con cera blanca. Asimismo, hay dos jarras con flores blancas. Detrás, el retablo mayor cuenta con más jarras y candeleros, dos de los ángeles del paso del Señor y otros dos faroles del palio.
Por su parte, el simpecado ocupa, como es costumbre, la hornacina de la Virgen en el lado izquierdo del retablo. Y finalmente, hay que destacar que ante el Gran Poder está la reliquia del Lignum Crucis que la hermandad recibió como donación el año pasado.
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