Tras el vía crucis del pasado sábado por las calles de la feligresía, el domingo se celebró en San Bernardo la función solemne y el acto de veneración al Santísimo Cristo de la Salud, que estuvo ubicado en el presbiterio alto de la parroquia, ante el dosel de cultos de la corporación, con la gotera de motivos eucarísticos.
El crucificado atribuido a Andrés Cansino estaba en posición horizontal, sujetos los brazos de la cruz por una estructura cubierta con una tela negra. Lucía sus potencias de salida y estaba flanqueado por ocho blandones dorados con cera roja, siendo más altos los dos situados delante y los dos de más atrás, y algo más pequeños los intermedios.
Junto a la base de la cruz había un enorme centro de rosas rojas, mientras que detrás, junto al crucificado, había seis jarras doradas, cuatro de ellas del paso de palio de la Virgen del Refugio, con diversas especies florales de tonalidades roja y morada. Las dos jarras ubicadas en los extremos se elevaban sobre sendas mesas de madera dorada; el resto, sobre pies de base cuadrada, al igual que dos de los cuatro faroles de plata que veíamos en el montaje; los otros dos estaban encima de columnas de madera dorada de fuste acanalado.
Sólo falta mencionar del montaje de este acto de veneración el amplio cortinaje de terciopelo rojo que cubría el retablo mayor de la Parroquia de San Bernardo. Finalizado este culto tras la celebración de la misa, el paso del Cristo fue trasladado al templo y el Cristo de la Salud fue subido a él a la espera de un nuevo Miércoles Santo.
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