El coronavirus, del que pocos (o nadie) hablan, sigue muy presente en la Hermandad de los Panaderos, que ha iniciado este viernes el acto de veneración a María Santísima de Regla que sigue sustituyendo al tradicional besamanos, pese a que en otras hermandades ya ha vuelto este culto. Así, la dolorosa se presenta a los devotos este fin de semana en el presbiterio bajo de la Capilla de San Andrés con las dos manos ocupadas por sendos enseres: un pañuelo en la derecha y la espiga de oro en la izquierda.
Para este culto, la Virgen de Regla aparece vestida con bordados de Rodríguez Ojeda o inspirados en él. En concreto, luce el manto de terciopelo azul bordado en 2013 por Mariano Martín Santonja, basado en su diseño en uno que tuvo la hermandad hasta que en 1898 fue vendido y que actualmente forma parte del patrimonio de la Hermandad de la Soledad de Cantillana. Además, lleva la saya también azul realizada en 1899 con bordados del propio Rodríguez Ojeda.
Sobre la cabeza luce la corona de oro labrada por los Hermanos Delgado para su Coronación Canónica en 2010, mientras que en el pecherín tiene un puñal, la réplica de la Medalla de la Ciudad, un alfiler con su advocación prendido del lazo de la medalla y tres broches en forma de flor.
La Virgen de Regla está elevada sobre una pequeña peana plateada, y flanqueada por dos pies de madera dorada y base cuadrada que sostienen sendas jarras de su paso de palio con diversas especies florales de tonalidad rosa. Más adelantadas hay otros dos pies con jarras y ante la imagen hay un centro de gran tamaño con las mismas flores.
Detrás, preside el retablo de la capilla en solitario Nuestro Padre del Soberano Poder en su Prendimiento entre un gran número de candeleros y dos candelabros con cera blanca, dos tallas de ángeles y dos jarras con flores rosas y rojas. Por último, en el lado derecho del presbiterio se encuentra el estandarte corporativo.
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