María Santísima de la Caridad en su Soledad, de la Hermandad del Baratillo, estuvo ayer, domingo, expuesta en solemne besamanos, aún sin beso; un culto para el que la dolorosa estrenó un nuevo manto de cultos, bordado en oro y sedas de colores sobre terciopelo blanco.
El manto ha sido realizado por el bordador José Antonio Grande de León y sido donado a la Virgen de la Caridad por un hermano de la corporación del Miércoles Santo. La prenda tiene bordadas las vistas, mientras que toda la parte trasera es lisa.
Además del manto, la dolorosa vestía la saya blanca de tisú bordada en oro en 2005 por Francisco Carrera Iglesias y tenía un fajín azul con borlones del mismo color. En la cabeza lucía la corona procesional, mientras que en el pecherín llevaba la réplica de la Medalla de la Ciudad, un puñal y una cruz pectoral.
Finalmente, la Virgen, que estaba elevada sobre una peana plateada, sujetaba un rosario con la mano izquierda y un pañuelo con la derecha, ya que no ofrecía al devoto ninguna de ellas.
La imagen que tallara en 1931 José Manuel Rodríguez Fernández-Andes se encontraba en el presbiterio alto de la Capilla de la Piedad, ante un dosel colocado delante del cortinaje de terciopelo rojo que cubría el retablo. En los laterales se veían dos columnas de madera dorada con jarras de rosas blancas; y más hacia los extremos había dos grupos de tres candeleros con cera blanca cada uno y más rosas ante ellos. Asimismo, a los pies de la Virgen había un gran centro con las mismas flores.
Por último, hay que mencionar la presencia del estandarte corporativo en el lado izquierdo del presbiterio y de la bandera votiva en el derecho, mientras que la Virgen de la Piedad y el Cristo de la Misericordia se encontraban en el retablo de la Caridad.
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