La Hermandad de la Lanzada ha celebrado este domingo, festividad de la Expectación del Parto, la función y la solemne veneración a Nuestra Señora de la Esperanza Divina Enfermera, situada para ello en el altar de la Iglesia de San Martín de Tours, elevada sobre una sencilla peana de madera policromada.
La imagen estaba vestida con manto de terciopelo verde, saya blanca de tisú y toca de sobremanto de malla, todo ello bordado en oro. Además, lucía sus habituales enseres de orfebrería plateada: corona, ráfaga y media luna de José Guzmán, de finales del siglo XVIII, además del cetro con forma de ancla, de la misma época.
En el vientre, como es tradicional en esta fecha en la que la Virgen aún espera el nacimiento de Jesús, llevaba el resplandor de plata de ley y pedrería de Antonio Méndez (1766), con la pequeña talla del Niño atribuida al círculo de Cristóbal Ramos. Asimismo, llevaba unos llamativos pendientes, unos collares de perlas, diversos broches y dos rosarios en cada mano.
Junto a la Divina Enfermera había dos sencillos jarrones plateados. Y tanto éstos como las jarras del paso de palio de la Virgen del Buen Fin que estaban en distintos puntos del altar contenían unos llamativos crisantemos de un intenso color verde. Detrás de la imagen había un dosel de terciopelo rojo con el sinelabe de la hermandad, así como un buen número de candeleros con cera blanca y un manifestador ante el que, sentada en una silla, se encontraba la talla del Niño Jesús que la Virgen lleva en su brazo izquierdo durante todo el año.
Finalmente, en la parte delantera del montaje se dispusieron dos parejas de blandones dorados, una a cada lado, y entre ellas dos tallas de ángeles sujetando sendas filacterias de color verde.
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