"El manto de salida de Nuestra Señora del Socorro es una de las grandes muestras del bordado en oro al realce sevillano. Algunos expertos en la materia lo sitúan entre los mejores de la Semana Santa de Sevilla. A pesar de que prácticamente sólo se utiliza para la salida procesional anual del Domingo de Ramos, ha venido sufriendo un deterioro lógico por el paso de los años, ya que han pasado ya más de seis décadas desde que se estrenó allá por abril de 1957.
La junta de gobierno de la Hermandad del Amor, reunida en cabildo de oficiales celebrado en septiembre de 2020, decidió encargar al taller de Manuel Solano Rodríguez, de Morón de la Frontera, la restauración de esta gran obra de arte, de las más importantes de su rico legado patrimonial".
Este breve texto da la bienvenida al visitante de "Bajo un manto de amor. El manto de Nuestra Señora del Socorro. La recuperación de un sueño", una exposición que desde el pasado viernes y hasta el próximo sábado está abierta en la sede de la Fundación Cajasol, donde puede verse el resultado de la restauración del manto procesional de la dolorosa que cierra el Domingo de Ramos.
Ha sido una intensa restauración de unos dos años de duración, lo que hizo que la Virgen del Socorro saliera el año pasado con un manto liso en su estación de penitencia. La muestra que ahora vamos a recorrer sirve no sólo para ver el resultado de esta importante intervención de Manuel Solano, sino también para conocer cómo se gestó en su momento la ejecución de este manto, que fue diseñado por Joaquín Castilla y bordado por Concepción Fernández del Toro.
Para conseguir una correcta restauración del manto, que corrigiera las desviaciones producidas en el dibujo con el paso de los años, Sergio Cornejo Ortiz llevó a cabo la digitalización y recuperación del diseño de esta obra, un trabajo que podemos ver antes de acceder propiamente al espacio expositivo.
Entrando ya en dicho espacio, dividido en tres estancias diferenciadas, nos encaminamos a la primera de ellas, donde se proyecta un reportaje audiovisual sobre el proceso de restauración del manto. En esta parte nos detenemos en primer lugar en un texto dedicado al diseñador de la obra, titulado "Joaquín Castilla Romero, maestro del diseño en las artes suntuarias":
"Joaquín Castilla dedicó su talento creativo fundamentalmente al diseño de las artes suntuarias en el ámbito del culto religioso y en especial a las hermandades y cofradías. Sus proyectos, concebidos a partir de una base de marcado estilo regionalista, se caracterizan por un fuerte trazado de corte arquitectónico, tendente a la monumentalidad, en los que alterna la línea recta con la curva, marcando fuertemente los volúmenes, tanto en la orfebrería como en el bordado. Podemos tomar como paradigma de su concepto estilístico los diseños del conjunto completo (incluido manto, saya y corona de salida) para el suntuoso paso de palio de la sevillana Hermandad de los Estudiantes (1944-1946), al que bien puede calificarse de monumental. Muy exigente con quienes habían de dar forma material a sus proyectos, se rodeó siempre de los mejores orfebres y bordadoras del momento.
Desde muy pequeño trabajó en la empresa de materiales de construcción González Hnos. Allí conocerá a Aníbal González, entrando en su grupo de colaboradores. Así, junto a su amigo Cayetano González, vivirá los preparativos de la Exposición Iberoamericana de 1929 y tomará contacto con los más relevantes arquitectos, pintores y escultores del 'movimiento regionalista'. En 1932 funda su propia empresa de materiales de construcción en la sevillana plaza de Cuba, donde comenzaría a realizar sus primeros trabajos para las hermandades.
Entre sus creaciones más destacadas nos encontramos con el 'manto de los Apóstoles' de la Virgen del Rocío de Almonte (1951) y el de Nuestra Señora del Socorro de la Hermandad del Amor (1952). En 1964 firma su último diseño, una capa pluvial (Convento de Santa Isabel) para San José María Escrivá de Balaguer. El gran impacto que causó en Roma por su fastuosidad y belleza motivó que le fuera concedida la Medalla del Colegio Romano de la Obra. Joaquín Castilla Romero falleció en enero de 1969, a los ochenta años".
Esta información sobre Joaquín Castilla se completa con la presencia de los bocetos por él dibujados de parte del manto de la Virgen del Socorro, de su toca y de su saya procesional.
Además, podemos ver también reproducidos los diseños de los mantos mencionados de la Virgen del Rocío, de la Virgen de la Angustia de los Estudiantes y de la propia Virgen del Socorro.
Pasamos ahora a la bordadora Concepción Fernández del Toro, a la que también se dedica un texto que, con el título de "La maestra del bordado en oro, Conchita Fernández del Toro", dice lo siguiente:
"La maestra Conchita Fernández del Toro (1881-1964) inicia en la infancia su formación como aprendiz en el taller de Patrocinio López García, y después, con su tía Concepción Manzano y Vargas, que había sido oficial en este taller. En 1910 obtuvo el diploma de 1ª clase por un cojín bordado en oro y plata en la Exposición Obrera Sevillana. Posteriormente, ya de oficial, pasaría al obrador del valenciano Juan Bautista Gimeno, donde se realizaron numerosas obras para Málaga y Sevilla.
Como maestra del bordado en oro dirige varios de los grandes talleres de la época, como el de Hijos de Miguel del Olmo, Guillermo Carrasquilla Rodríguez y, por último, el de Leopoldo Padilla Vic. En 1952, cuando se le encarga la dirección del taller de la Hermandad del Amor para la realización del manto (febrero de 1953 a abril de 1957), tenía 71 años y ya pensaba en la jubilación. Acababa de cerrar el taller propio que tenía en una casa del nuevo barrio de Nervión. En sus últimos años, la maestra también enseñaría la técnica del bordado en oro en los conventos de monjas jerónimas de Sevilla (Monasterio de Santa Paula) y Constantina.
En el taller de la Hermandad del Amor dirigiría también la realización de la saya marfil (1958), el estandarte corporativo (1959) y el techo de palio y bambalinas (1960-1964). En abril de 1964 estaba terminando los broches de los faldones del paso de Cristo cuando falleció a los 82 años a consecuencia de una descompensación diabética, enfermedad que la acompañó en sus últimos años".
Bajo el texto vemos una vitrina con distintos enseres relacionados con la bordadora, como un costurero de caoba con algunos de los utensilios que ella utilizó.
También vemos un pañuelo de tul bordado en oro que quedó inconcluso cuando falleció el 12 de abril de 1964.
Asimismo, se muestran dos estampitas de recuerdo de la misa de comunión general, que estaba previsto que fuera oficiada por el entonces arzobispo de Sevilla, José María Bueno Monreal, y durante la que se bendijo el manto de la Virgen del Socorro el 7 de abril de 1957.
El 2 de junio de 1957 la Hermandad del Amor le regaló a la bordadora un cuadro enmarcado con una foto de la Virgen del Socorro con el manto procesional.
A su lado vemos un documento de autorización a Concepción Fernández del Toro para acceder a la clausura del Monasterio de las Jerónimas de Constantina.
Se muestra también un recorte de prensa de abril de 1950 sobre la donación por Juanita Reina de una toca para la Virgen de la Esperanza Macarena, obra de Fernández del Toro.
En 1957 la bordadora fue galardonada con la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo. En esta vitrina se pueden ver tanto la propia medalla como el documento de concesión del Ministerio de Trabajo y los recortes de prensa de 'La Hoja del Lunes' y 'El Correo de Andalucía' dando la noticia.
Encontramos a continuación otro texto, en una exposición cuajada de información, titulado "El manto de Nuestra Señora del Socorro, obra cumbre del bordado sevillano":
"El dibujo del manto, denominado 'Siglo XVIII', fue realizado en estilo barroco-renacentista por Joaquín Castilla Romero, que se erigió en ganador del concurso de ideas convocado por la hermandad en 1952 y al que acudieron los más prestigiosos diseñadores del momento. (En realidad, numerosas fuentes coinciden en que el diseño de Joaquín Castilla obtuvo el segundo premio, dado que el primero lo consiguió Manuel Seco con un diseño que acabó realizándose para la Virgen de la Amargura de Jerez).
Una vez adquirido el terciopelo de color burdeos en Lyon, la ejecución del manto comenzaría el 1 de febrero de 1953 y se realizaría 'por administración', sistema por el cual la hermandad aportaba el hilo de oro, los bastidores, las telas del manto, el local en una sala de la Parroquia del Salvador (calle Villegas) y pagaba semanalmente (los sábados) a la maestra y a sus oficiales. La mayoría de las bordadoras contratadas pertenecían al antiguo obrador de la maestra y ya llevaban muchos años trabajando con ella. En un principio eran siete y al final llegaron a ser hasta diez.
Para sufragar los gastos cada uno de los miembros de la junta de gobierno aportaron una cuota mensual voluntaria, a la que también se sumarían los donativos de personajes tan dispares como el propio coadjutor, el padre Don Francisco Romero de Quintana 'Don Francisquito', el capataz Alfonso Borrero Pavón e incluso las propias bordadoras. Otra de las formas de recaudar fondos sería el pequeño ambigú que se montaría en la planta superior del local del taller, actual Sala Capitular, y donde se celebraban interminables veladas en las que se podían escuchar las poesías de Antonio Rodríguez Buzón. El costo total de la obra ascendería a 941.747,83 pesetas.
El manto y la toca fueron bendecidos solemnemente en la mañana del siete de abril de 1957 por el coadjutor de la parroquia, ya que el Cardenal Bueno Monreal se encontraba en Madrid, y estrenados una semana después, el Domingo de Ramos día 14 de abril.
La maestra recibiría, a instancias de la hermandad y por esta magnífica obra la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de plata, que le sería impuesta en las dependencias de la hermandad el 2 de junio por el delegado de Trabajo Tomás de Undabeytia Ibáñez. Concepción Fernández del Toro, 'Conchita', contaba 76 años y llevaba 64 bordando".
Al lado encontramos otro texto con el título "De la plata y el cincel, a la aguja y el hilo de oro. Una ejecución magistral":
"El manto de salida de Nuestra Señora del Socorro es una de las mejores obras del bordado en oro sevillano de todos los tiempos, destacando por la riqueza, la finura y la gran maestría con que están ejecutados los bordados que lo componen. Cada uno de ellos presenta multitud de pequeñas piezas sobrepuestas con todo tipo de técnicas de bordado, con la singularidad de no presentar ni una sola lentejuela de oro, siendo todas las venas de hojilla.
En su realización se utilizó oro fino de primera calidad, empleando todo tipo de hilos de oro como muestra, torzal, moteado, hojilla, canutillo, canutillo inglés y multitud de puntos a la hora de realizar las piezas como setillo, ladrillo, media onda, dado y mosqueta.
Destaca por encima de todo el uso de las mejores técnicas de bordado como hojilla, cartulina y muestras armadas, el minucioso trabajo de la guardilla y de los ricos galones perimetrales, los perfilados en canutillo inglés, las preparaciones, presentando impresionantes paredillas de hojilla que se repiten por toda la obra, sobre todo en los templetes y centros principales, y consiguiendo asombrosos volúmenes que nos acercan casi a la orfebrería".
Bajo este último texto se sitúa una vitrina en la que, en primer lugar, encontramos algunos de los recibos de los pagos semanales que la bordadora y sus operarias recibieron durante la ejecución del manto.
También se muestra una placa de orfebrería realizada por Manuel Seco Velasco con los principales motivos ornamentales del manto para que fuese el modelo de los volúmenes durante la labor de bordado.
Por último, vemos dos recortes de prensa en los que se alude al manto de la Virgen del Socorro.
"Estilo artístico, iconografía y simbología del manto de Nuestra Señora del Socorro" es el título del último texto que se sitúa en esta primera estancia de la exposición:
"ESTILO ARTÍSTICO
El manto de la Virgen del Socorro se puede catalogar como de estilo preciosista de inspiración litúrgica. Concepción Fernández del Toro empezó a utilizar técnicamente el preciosismo junto a la diseñadora Herminia Álvarez Udell en el taller de Olmo. De igual manera, en la última etapa de Rodríguez Ojeda sus bordados sufrieron una transformación perdiendo el sentido impresionista, que buscaba el efecto visual del conjunto desde lejos, por una nueva concepción donde lo más importante era la perfecta terminación y la multiplicación de puntos y técnicas. Después de la muerte de Rodríguez Ojeda se impuso en los diseños la inspiración del bordado litúrgico, sobre todo del renacimiento y barroco. Sus principales representantes fueron Ignacio Gómez Millán y Joaquín Castilla Romero.
SIMBOLOGÍA E ICONOGRAFÍA
Simbología del tono textil.
La coloración base del manto de Nuestra Señora del Socorro es el rojo. Esta tonalidad resalta el amor de Cristo y alude a su pasión. Es el tono de la vida y de la redención del hombre por la sangre derramada por el Salvador. Además, es el color del fuego. Por este motivo es utilizado en la fiesta de Pentecostés, cuando se conmemora la venida del Espíritu Santo. Y por último, es el tinte de María que lo usa por ser Madre del Amor Hermoso.
Simbología de las bordaduras.
Simbólicamente los bordados del manto recogen influencias de los estilos renacimiento y barroco. Del primero nos muestra unos templetes en forma de serlianas, típicamente renacentistas. Además, la propia composición de multiplicación de elementos en disminución conforme se sube en altura es una concepción manierista. La inspiración en el barroco la aportan las decoraciones vegetales y florales. La vegetal por medio de la hojarasca que hace mención a la redención de la humanidad por el Redentor. Simboliza la primavera y nos habla plásticamente de la regeneración de las almas a través de las buenas obras. Las flores idealizadas reflejan las virtudes de María. De este modo, el manto manifiesta el importante papel que jugó la Virgen María en la redención del género humano. Esta idea se consigue combinando el símbolo de la redención de Jesucristo con las virtudes de su Madre".
Y bajo este texto se muestra una foto de un frontal de altar del siglo XVI llamado popularmente de 'los bollos', presente en la Catedral de Sevilla, y que sirvió de inspiración a Joaquín Castilla para el diseño del manto.
Pasamos a la segunda estancia de la exposición, orientada ya al proceso de restauración del manto de la Virgen del Socorro. Así, en primer lugar podemos un texto de Sergio Cornejo, doctor arquitecto, quien, como ya hemos visto, se ha encargado de la digitalización y reconstrucción del diseño del manto:
"El proceso de digitalización del diseño y corrección de las deformaciones sufridas en el manto requirió una primera fase de análisis y documentación que incluyó la realización de un reportaje fotográfico exhaustivo, en el que se llegó a usar un dron para conseguir fotografías cenitales del manto totalmente extendido. Se utilizaron además fotografías históricas, dibujos originales de Joaquín Castilla, relieve en metal del diseño, así como plantillas del estarcido utilizado en la realización del manto que conserva la hermandad.
Se calcaron cada una de las piezas bordadas del manto en acetato transparente, que posteriormente fueron escaneadas para poder trabajar los dibujos en un programa informático que los ajustara a su estado original.
Las deformaciones más acusadas que presentaba el manto se centraban en el espacio que ocupa la toca, el cual había aumentado de tamaño, así como en los ejes radiales que estructuran el diseño, los cuales se habían curvado, apreciándose un mayor grado de curvatura conforme dichos ejes se alejaban de la cola o eje central de simetría.
El estudio digital del diseño y la corrección de las deformaciones sufridas en el manto consiguió recuperar el dibujo original, recobrando su tamaño, reconstruyendo la alineación de los ejes radiales, la modulación de la cenefa perimetral, así como la simetría completa de la obra".
El bordador Manuel Solano Rodríguez escribe el siguiente texto sobre el proceso de restauración:
"De todos es sabido que el manto de la Virgen del Socorro es una obra colosal del bordado sevillano, y puede considerarse uno de los mejores mantos procesionales de Andalucía. Por ello, su restauración no ha sido menos compleja. Lo primero que hubo que hacer es el sacado y digitalización del diseño de manos del proyectista Sergio Cornejo Ortiz, que ha hecho un trabajo magistral.
En segundo lugar, hemos llevado a cabo la limpieza de los bordados realizados con materiales de oro fino de primera calidad. Para ello hemos contado con la restauradora textil Laura Pol Méndez, que ha realizado parte de la limpieza junto a operarios del taller. Ésta ha consistido en la microaspiración y limpieza mecánica de los motivos. Como curiosidad, hay que apuntar que los bordados se han ido descosiendo para aplicar en el nuevo terciopelo a la vez que se iba abriendo el bastidor.
La restauración de los bordados ha consistido en la reintegración de aquellas partes donde por el roce el hilo de oro estaba desgastado, dejando ver el alma de seda color amarillo. Para ello, se han sustituido exclusivamente esas lagunas con la misma clase de material y misma técnica.
La gran dificultad que nos hemos encontrado no es otra que el gran volumen y dureza de las piezas, por lo que hemos tenido que utilizar constantemente punzones y pequeños alicates para facilitar el paso de la aguja.
El porcentaje de recuperación del bordado es del cien por cien, no teniendo que sustituir ninguna pieza por encontrarse en un estado irrecuperable. El porcentaje de reintegración ha alcanzado un quince por ciento aproximadamente. Se remata el manto en su perímetro con un encaje de bolillo de oro fino copia del antiguo, realizado por Alfonso Aguilar.
Para mi taller ha supuesto una gran responsabilidad y, a la vez, un gran orgullo por contribuir a devolver el esplendor a una de las mejores piezas de bordados de la Semana Santa de Sevilla".
En un rincón de esta estancia hay una muestra del terciopelo de seda original del manto, adquirido en Lyon en 1950, y del nuevo al que se han pasado los bordados, procedente de la ciudad italiana de Lecco (2021).
A su lado hay parte del encaje de bolillos antiguo y la factura de su fabricante, la empresa Hijos de Emilio Gómez Sánchez, por valor de 3.162,70 pesetas; una prueba del nuevo encaje sobre un dibujo de éste a bolígrafo; y una muestra del encaje definitivo realizado en oro fino por Alfonso Aguilar Martín.
Precisamente, a este remate de encaje en oro fino se dedica el siguiente texto de la exposición:
"En siglos pasados, bajo la denominación Puntos de España, se incluían todos los encajes realizados con hilos de oro, plata y sedas, bien de aguja o de bolillos. Sin embargo, con el tiempo empezó a considerarse como tal sólo los realizados a bolillos con hilos de oro y plata. Aunque el gusto por lo dorado empezó a decaer, el Punto de España se siguió haciendo para el ornato de indumentaria y objetos de culto, así como para realzar los bordados en oro destinados a las imágenes de vestir, conociéndose en los círculos cofradieros como blondas.
Su confección, aunque sigue las pautas de la técnica de bolillos, presenta una dificultad añadida por la variedad de los hilos metálicos y la rigidez como en el caso de la hojilla. La ejecución del Punto de España es todo un proceso artístico desde el picado del diseño o patrón que sirve de guía, hasta el trabajo en bandas cruzando y torsionando los hilos metálicos enrollados en los bolillos. Los modelos característicos del Punto de España responden tanto al género torchón como al de guipur. A este último género pertenece el antiguo encaje que rodeaba el perímetro del manto de salida de Nuestra Señora del Socorro, adquirido para la hermandad en 1957 en la fábrica del tirador de oro Hijos de Emilio Gómez Sánchez, de Valencia.
Dicho encaje, aunque no es notable en su ejecución sí lo es en su diseño, en forma de banda puntilla de cinco centímetros de ancho. Presenta un original pie con vaguillas en el lado interno. La decoración ocupa el centro y cabeza del encaje y se modula con una cinta ondulante en cuyos vanos van dispuestas ocho hojas de guipur, y en la cabeza alterna conchas de hojilla con ondas rematadas por vaguillas con doble torsión a modo de flecos. Debido a que sólo se conservaba una parte del original y a su frágil estado de conservación, se optó por su reproducción, la cual fue encargada al encajero sevillano Alfonso Aguilar, que siguiendo con total fidelidad el antiguo encaje ha superado con creces su confección".
Junto a la restauración del manto por parte de Manuel Solano, la Hermandad del Amor ha confiado al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico la conservación-restauración de la saya procesional de color marfil diseñada por Joaquín Castilla y bordada por Concepción Fernández del Toro en 1958. Sobre esto vemos otro texto explicativo que dice lo siguiente:
"Con el proceso de conservación y restauración de la saya y toca de la Virgen del Socorro, el IAPH ha puesto al servicio de la Hermandad del Amor su metodología para la intervención de bienes culturales que lleva perfeccionando desde hace más de tres décadas.
Desde la premisa de conocer para intervenir y desde un punto de vista científico, un equipo interdisciplinar, compuesto por especialistas de la conservación y la restauración, la historia del arte, la química, las técnicas de imagen o la conservación preventiva, ha garantizado este proceso conservativo.
SAYA (SAYA, MANGAS Y CINTURILLA)
La saya se sometió a una limpieza en profundidad, mediante microaspiración y de forma química, para eliminar la suciedad y depósitos de diversa tipología, especialmente de cera, que ocultaban detalles del soporte y los bordados.
Las fibras textiles se sometieron a un proceso de hidratación, gracias a lo cual se corrigieron las deformaciones, especialmente en las blondas de las mangas. Las pérdidas, roturas y lagunas de algunos tejidos se consolidaron y fijaron, empleando para ello hilos de seda y soportes de fibra natural teñidos con tintes sintéticos según el matiz adecuado a la zona a tratar.
TOCA DE SOBREMANTO
Los tratamientos se centraron en la limpieza generalizada y en profundidad, mediante aspiración y de forma química, así como en la corrección y alineado de las deformaciones detectadas, mediante la hidratación de las fibras. Se estabilizaron y reforzaron algunas roturas de la malla metálica de fondo y la blonda perimetral, realizando reconstrucciones con criterio diferenciador".
En esta parte de la exposición se puede ver la saya restaurada por el IAPH.
Y en una pequeña vitrina se exponen un pañuelo y un encaje mixto de aplicación de Bruselas y punto a la aguja que estrenará la Virgen del Socorro el próximo Domingo de Ramos.
Antes de entrar en la estancia que alberga el manto, nos detenemos en un texto titulado "Asesoramiento del IAPH":
"Como parte de sus servicios especializados, el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico ha prestado su asesoría y asistencia técnica para la preservación y recuperación de los valores culturales del manto procesional de la Virgen del Socorro.
Desde la génesis de la iniciativa promovida por la hermandad hasta la finalización del proceso que ahora contemplamos, el Instituto ha aportado su experiencia en el ámbito de la conservación y solvencia técnica-científica para aumentar el conocimiento de este bien y garantizar asuntos de su operatividad, siempre desde la base de los valores culturales, entre los que se encuentra la funcionalidad inherente a la obra.
Este asesoramiento, llevado a cabo desde el prisma de los principios consensuados de la conservación-restauración de los bienes culturales, se ha centrado en primer lugar en la elección de materiales y soportes que garantizaran la compatibilidad en la obra, analizándose para ello las fibras e hilos metálicos o sus técnicas de ejecución. Del mismo modo, se ha asesorado en los productos y materiales de los tratamientos de limpieza.
Uno de los grandes retos a los que históricamente se han sometido las piezas bordadas en los procesos de sustitución del soporte ha sido evitar la pérdida de otros valores al margen de los materiales. En el caso del manto procesional de la Hermandad del Amor se hacía necesario garantizar una reposición exacta de los bordados en el nuevo terciopelo, respetando la composición del diseño original y evitando al mínimo el añadido de nuevos elementos. En aquéllos que ha sido necesaria la reintegración de zonas de bordados, se ha velado igualmente por minimizar su impacto, presentándolos de manera discernible respecto a los originales ejecutados por el taller de Concepción Fernández del Toro.
Durante los dos años de la asesoría, un equipo técnico del IAPH se integró en la propia comisión de seguimiento de la hermandad, para poder de esta manera prestar este servicio y hacer un seguimiento pormenorizado del proceso que ahora, brillantemente, se presenta".
Y llegamos a la parte final de la exposición, en la que vemos el manto procesional de la Virgen del Socorro, con la toca también restaurada en su parte superior, perfectamente extendido para la contemplación detallada del conjunto de la obra. De ella se ofrecen lo que se ha dado en llamar los diez hitos en la restauración del manto:
"1. La elección del taller, que estaba prevista para la Cuaresma del año 2020, se atrasó por la pandemia. Finalmente, se eligió el taller de Manuel Solano Rodríguez en septiembre de ese año.
2. La dificultad para encontrar el terciopelo adecuado en color y calidad atrasó el inicio de los trabajos varios meses. Finalmente se encontró en el norte de Italia, en la localidad de Lecco, cerca del lago Como, próxima a la ciudad de Milán.
3. Si bien el diseño del manto era el original, tuvo que ser reconstruido por Sergio Cornejo Ortiz, ya que por la forma de colgar el manto en su vitrina y el peso de los bordados se había deformado, dejando al descubierto el terciopelo liso en los laterales de la toca de sobremanto.
4. A recuperar el diseño ha ayudado el que la hermandad conserva varios de los pliegos del estarcido, técnica usada antiguamente en la que se dibujaban los motivos en el terciopelo echando polvos de talco sobre un papel cebolla que tenía el dibujo a lápiz silueteado con agujeros.
5. La limpieza de los bordados, realizada y coordinada por Laura Pol Méndez, dejó al descubierto un mayor deterioro de los bordados de lo esperado, sobre todo en la periferia del manto, zona de más roce.
6. La comisión se ha reunido oficialmente en diez ocasiones. Además, ha habido múltiples reuniones técnicas en los periodos entre comisiones.
7. El 100% de las piezas de bordado son las originales. Sólo se ha reintegrado a los bordados lo estrictamente necesario, menos del 15% del total, y en el hilo de oro de la misma calidad y con los mismos puntos originales.
8. Si bien los perfilados exteriores son nuevos, se han conservado todos los interiores que no estaban deteriorados.
9. Se han encontrado algunas asimetrías, habituales en los bordados de la época, que se han corregido en la restauración.
10. El encaje de bolillo en oro fino ha sido realizado magistralmente por Alfonso Aguilar Martín y es copia exacta del original del que se conservaba una muestra en el ajuar de la Virgen".
Y completamos el repaso a la exposición señalando la presencia junto al manto de dos fotografías de gran tamaño. Una de la trasera del paso de palio por la calle Sierpes y otra del manto en el taller de Manuel Solano donde, como curiosidad, hay que comentar que también aparece la caída frontal del palio de la Virgen de la Palma de la Hermandad del Buen Fin.
Sin duda, la recuperación del manto procesional de la Virgen del Socorro será uno de los grandes estrenos de la Semana Santa de 2023. Hay que alegrarse de que por fin la Hermandad del Amor haya acometido su restauración. Ahora lo que hace falta es que la corporación muestre el mismo interés por devolver el esplendor perdido a la imagen del Santísimo Cristo del Amor. Esperemos que así sea.
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