La reciente reforma de las reglas de la Hermandad de las Siete Palabras recoge la celebración de un vía crucis por las calles de la feligresía con la imagen del Santísimo Cristo de las Siete Palabras, algo que no se vivía en la corporación del Miércoles Santo desde hace casi siete décadas.
Este viernes ha tenido lugar este vía crucis, durante el que el crucificado fue llevado en andas de grandes dimensiones por las calles de la feligresía de San Vicente, visitando en su camino a varias hermandades cercanas.
El rezo se inició tras la misa de las ocho de la tarde y las dos primeras estaciones se rezaron en el interior de la parroquia; la primera de ellas, ante la capilla de la Hermandad de las Penas, y la segunda con el Cristo mirando hacia el altar de la Virgen de los Desamparados.
Posteriormente, el cortejo, encabezado por la cruz de guía y con la presencia del estandarte corporativo, empezó a recorrer el itinerario previsto por las calles Cardenal Cisneros y San Vicente, en cuya esquina se rezó la tercera estación. Ante el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales iban la Coral Polifónica de la Hermandad de Jesús Despojado y un trío de viento de la Banda del Carmen de Villalba del Alcor.
En su camino, el Cristo de las Siete Palabras se detuvo ante el convento de las Siervas de Jesús de la Caridad, quienes se encargaron de la cuarta estación, Jesús negado por San Pedro, mientras que la quinta, Jesús es juzgado por Pilatos, se rezaría ante la Capilla del Museo.
El Cristo de las Siete Palabras, cuyas andas comandaba el capataz Rufino Madrigal, continuó su camino por Alfonso XII, donde se relevaron los hermanos que portaban las andas para después enfilar la recta hasta la plaza de la Puerta Real, donde recibieron al crucificado las representaciones de las hermandades del Rosario de los Humeros y las Mercedes ante la capilla de esta última. Allí se dio lectura a dos estaciones más, la sexta y la séptima; aunque hay que señalar, a modo de anécdota, que el encargado de leer los textos de la séptima estación se equivocó y la anunció como una inexistente "décimo séptima estación".
Haciendo a la inversa el recorrido de cada Miércoles Santo, desde la Puerta Real el Cristo de las Siete Palabras tomó la calle Goles, en cuya confluencia con Alfaqueque se leyó la novena estación, la que cuenta cómo el Cirineo ayuda a Jesús con la cruz.
A continuación, giró a Baños, en la que se daría lectura a las dos siguientes estaciones, una de ellas a la altura de la calle Redes, y la siguiente ante el retablo cerámico del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz.
También pasó el Cristo de las Siete Palabras ante la capilla de la Hermandad de la Vera-Cruz, ante cuya puerta se volvió y donde fue recibido por una representación con su estandarte de la cofradía del Lunes Santo. Allí se dio lectura a la décima estación: Jesús promete su reino al buen ladrón.
Después, continuó hasta el colegio de las Esclavas, al que igualmente se volvió, ahora para la estación que la propia Hermandad de las Siete Palabras representa en su paso de misterio, aquélla en la que Jesús dijo: "Madre, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu madre", lo que dio lugar a una prolongada reflexión sobre nuestra relación con la Virgen María como hijos de Dios que somos.
A continuación, las andas, guiadas ahora por Rafael Ariza, salieron de nuevo a la calle Cardenal Cisneros, ya de vuelta a San Vicente, lo que recordó a la noche, ya avanzada, del Miércoles Santo. Antes de alcanzar la parroquia se rezó la penúltima estación del vía crucis, la muerte de Jesús en la cruz, y luego el Cristo de las Siete Palabras llegó hasta San Vicente y entró de nuevo en su casa.
Jesús depositado en el sepulcro, la última de las estaciones, se empezó a rezar mientras el Cristo de las Siete Palabras entraba en el templo, concluyendo así este vía crucis recuperado que, como dictan ya las reglas de la hermandad, ha llegado para quedarse y se celebrará cada año en la noche del último viernes antes de la Cuaresma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario