Este fin de semana ha tenido lugar en la Basílica del Santísimo Cristo de la Expiración el besamanos a Nuestra Madre y Señora del Patrocinio. Y decimos besamanos porque la propia Hermandad del Cachorro lo anunció así, aunque lo cierto es que, por alguna razón desconocida, no se podía aún besar físicamente las manos de la dolorosa, como si aún estuviéramos un par de años atrás.
La Virgen fue situada en el presbiterio de la basílica trianera, sobre una tarima de color rojo y una peana plateada. Vestía su manto de salida, del taller de Olmo (1926), y la saya azul bordada en oro por Esperanza Elena Caro (1978). Además, lucía su corona procesional y en el pecherín veíamos un par de broches y una cruz pectoral. En las manos sujetaba un pañuelo de encaje y un rosario.
Por otro lado, a la altura del vientre tenía un broche con el emblema del L aniversario de la dolorosa que Luis Álvarez Duarte esculpió para sustituir a la que se quemó en el incendio ocurrido en el templo en febrero de 1973.
Junto a la Virgen del Patrocinio se ubicaron dos jarritas de su paso de palio y dos candelabros con velas blancas. Más hacia los extremos había cuatro jarras también del palio con varios candeleros detrás de cada una de ellas. Y detrás se colocaron otras cuatro jarras, dos sobre pies de base cuadrada de terciopelo rojo, como las anteriores, y otras dos sobre las columnas de mármol del presbiterio alto. Todas las jarras, así como un centro a los pies de la Virgen, tenían diferentes especies florales de color blanco. Y sobre la peana se colocaron diversas flores de azahar.
Finalmente, en el lado izquierdo de todo el montaje se encontraba el Mediatrix de la hermandad, mientras que en el derecho se situó el estandarte corporativo.
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