El Santísimo Cristo de la Lanzada salió el pasado sábado a las calles de la feligresía para el rezo del vía crucis por parte de sus cofrades; un culto que comenzó tras la celebración de la Eucaristía de las seis de la tarde y cuyo cortejo encabezaba la cruz de guía de la corporación, como cada Miércoles Santo. Además, el acompañamiento musical corrió a cargo del quinteto vocal Requiem Aeternam y de un trío de viento de la Banda de Música de Las Cigarreras.
El crucificado de Antonio Illanes iba inclinado a gran altura sobre las andas que llevaban los hermanos de la cofradía, guiados por el capataz Ismael Vargas. Llevaba las potencias de oro, plata, esmeraldas y otras piedras preciosas, obra de Ramón León (2016), mientras que en la cruz estaban los casquillos de plata repujada y sobredorada del mismo orfebre (2018).
Cuando las andas del Cristo de la Lanzada, adornadas en la base de la cruz por claveles rojos salpicados de estátice y cardos, salió de la Iglesia de San Martín, tomó la calle Saavedras para continuar por Alberto Lista, Conde de Torrejón y Feria, parando ante la Capilla del Rosario, donde el paso de palio de la Hermandad de Monte-Sión se veía ya completamente montado.
Después, siguió por Feria y Aposentadores para dirigirse a la calle Amparo, donde el Cristo de la Lanzada fue recibido por la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina en su capilla. Finalmente, tomó las calles Viejos, Viriato, Alberto Lista y Saavedras para regresar a la plaza de San Martín pasadas las nueve y cuarto de la noche.
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