A San José Obrero (ver) y a la Virgen de la Salud (ver) se les unió en una tarde gloriosa de domingo la Virgen de la Alegría, que desde el mismo corazón de la Judería, la Parroquia de San Bartolomé, salió a las calles en una procesión con un gran ambiente de cofradía letífica clásica, de toda la vida, tanto por la hermandad en sí, que el año pasado celebraba su CCCL aniversario fundacional, como por el barrio y las calles por las que pasa a lo largo de su itinerario. Es, por todo ello, la Hermandad de la Alegría una de las imprescindibles del calendario letífico.
San Bartolomé y San Esteban conforman una misma parroquia. Por ello, tras salir y pasar por la plaza de las Mercedarias, el cortejo siempre busca la estrechez de Vidrio para salir a la calle San Esteban y al templo del mismo nombre. La Hermandad de la Virgen de la Luz formaba parte del cortejo, por lo que fue la hermandad penitencial del Señor de la Salud y Buen Viaje y la Virgen de los Desamparados la que recibió a la Virgen de la Alegría bajo la ojiva dentada de la iglesia. Precisamente, el paso llegó hasta ese punto a los sones de la marcha "La Virgen de los Desamparados", interpretada por la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras.
En el pecherín estrenaba la Virgen de la Alegría un broche de gran tamaño que fue bendecido en la función principal de instituto. Está realizado por el taller de joyería De Ofir en plata de ley, cristal y circonitas, mientras que la A que tiene en el centro está chapada en oro. El broche ha sido donado por dos hermanos de la corporación.
Los Villanueva, encargados de comandar este paso, hicieron sonar el llamador y la Virgen de la Alegría comenzó a alejarse de San Esteban a los sones de la marcha "Causa de nuestra alegría", compuesta por Rafael Ruiz y estrenada en la salida procesional del año pasado. Después, ya en la plaza de Pilatos, el paso se detuvo junto a un grupo de personas con discapacidad que contemplaban el discurrir de la cofradía.
Seguidamente, se produjo una breve chicotá a tambor hasta detenerse el paso en la unión entre la plaza y el inicio de la calle Águilas, donde un grupo de devotos ofrecieron a la Virgen de la Alegría un ramo de flores y cantaron la Salve.
Entretanto, un auxiliar se subió al paso y retiró el guardabrisa más alto del candelabro delantero del costero derecho. Había un problema con ese codal y lo más sencillo fue quitarlo para arreglarlo y volver a colocarlo después, en la siguiente parada.
Con la marcha "A mi Virgen de Aguas Santas", la Alegría de San Bartolomé continuó por la calle Águilas, donde extrañó la ausencia en su ventana de las religiosas clarisas del Convento de Santa María de Jesús, que no suelen faltar cada vez que una cofradía pasa ante su casa. Luego, con "Hosanna in excelsis", el paso siguió su camino y giró a la estrecha calle Almirante Hoyos mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba "La Caridad del Arenal".
En Almirante Hoyos se pudo escuchar también la marcha "Hiniesta", tras la que la Virgen salió al punto en el que dicha calle confluye con Cabeza del Rey Don Pedro, Augusto Plasencia, Corral del Rey y Muñoz y Pabón. Por esta última se metió el paso, caminando con "Mi Amargura" hasta la plaza de Ramón Ybarra Llosent, donde se paró poco antes de que se completara la partitura.
Una chicotá a tambor hizo que la Virgen de la Alegría se acercara a la Parroquia de San Nicolás y después, con "Pasa la Virgen Macarena", se plantó ante la puerta, donde fue recibida por la Hermandad de la Candelaria, que lleva una buena racha de ver pasar ante sí a diferentes cofradías, tanto de penitencia como de gloria. La última vez había sido el mismo viernes con San José Obrero.
El paso se detuvo muy cerca de la puerta, algo a lo que los Villanueva están más que acostumbrados, ya que cada Miércoles Santo hacen lo mismo con los dos pasos de San Bernardo. Posteriormente, tras una levantá dedicada a los cofrades de la Candelaria, el paso comenzó a alejarse tomando la calle San José mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba precisamente la marcha "Candelaria" de Manuel Marvizón, compuesta para el Pregón de la Semana Santa que Carlos Herrera pronunció en 2001.
A la Virgen de la Alegría le quedaba para regresar a su templo de San Bartolomé pasar por la estrechísima calle Levíes y de nuevo por la plaza de las Mercedarias y la calle que lleva su nombre. Es la imagen que cada Domingo de Resurrección ejerce de enlace entre la penitencia y la gloria. Cuando Jesús resucita, vuelve a ser niño en los brazos de Nuestra Señora de la Alegría. Así lo cuenta Sevilla y así los hemos podido vivir un año más.
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