La Hermandad de la Anunciación de la barriada de Juan XXIII pudo realizar su salida procesional el pasado sábado tras una tarde de lluvias y tormentas que hicieron pensar que la cosa iba a estar muy difícil. La salida estaba prevista para las siete de la tarde y, aunque a esa hora ya no llovía, la junta de gobierno se reunió y optó por la prudencia, ya que decidió retrasar la salida en más de una hora, hasta después de la misa de las siete y media.
Así se anunció en el interior de la parroquia, donde la Virgen de la Anunciación y el arcángel San Gabriel aguardaban sobre su paso, adornado con grandes claveles rosas y otras especies, en el lado izquierdo del presbiterio.
Como se había anunciado, y tras una última consulta a los partes meteorológicos, la cofradía se puso en camino tras decidir acelerar durante el recorrido para mantener en lo posible la hora prevista para la entrada.
La cruz alzada entre ciriales abría el cortejo, seguida por la bandera concepcionista, el guión sacramental y las representaciones de las hermandades del Carmen de San Leandro y el Carmen de San Gil (luego, ya en la calle, se uniría la Pastora de Padre Pío). Después iban el estandarte corporativo de la propia Hermandad de la Anunciación, la presidencia y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
La Parroquia de la Anunciación y San Juan XXIII es uno de esos templos modernos cuyos arquitectos no pensaron en cofradías saliendo por sus puertas. Por ello, la salida de esta hermandad es realmente complicada. Los costaleros de este paso, que ya de por sí es bastante bajito, tienen que arrodillarse e incluso agacharse aún más para que pueda salir la Virgen, a la que además hay que retirarle la corona y la parte superior de la ráfaga.
A las órdenes del equipo de capataces, el paso salió del templo y la Banda de Música de la Virgen de las Angustias de Sanlúcar la Mayor interpretó el Himno de España. El paso se levantó, se le pusieron los zancos y luego un miembro de la corporación subió para colocarle a la Virgen nuevamente la corona y el remate de la ráfaga.
"Anunciación Gloriosa" fue la primera marcha que sonó una vez que el paso se dispuso a salir a la plaza Juan XXIII para rodear la parroquia; una composición que se enlazaría después con "Señorita de Triana". Por la plaza la Virgen de la Anunciación tuvo que sortear las ramas de algunos árboles y pasar bajo varios cables, alguno de los cuales a punto estuvo de enredarse con los rayos superiores de la ráfaga. Ciertamente, no es sólo la puerta del templo la que motiva las reducidas dimensiones del paso.
Saliendo de la plaza Juan XXIII por un paso de peatones entre pivotes y sobre un charco dejado por la lluvia, la Virgen de la Anunciación alcanzó la calle Los Claveles mientras la Banda de las Angustias interpretaba la marcha "La Virgen de Sevilla". Más adelante se produjo el primer relevo de costaleros y la siguiente chicotá la recorrió el paso a tambor.
El itinerario continuó desde Los Claveles a la avenida Doña Francisquita, en la que la Anunciación de Juan XXIII entró mientras sonaba la marcha "Triana, tu Esperanza". Se notaba que la hermandad quería recuperar el tiempo que se había perdido con el retraso de más de una hora en la salida, ya que una vez finalizada la partitura, siguió avanzando para ganar metros casi hasta el final de la calle.
La Virgen de la Anunciación siguió adelante por un brevísimo tramo de la avenida de la Calesera a los sones de "Madrugá macarena", marcha que dio para un segundo giro hacia la calle Paco Reyes 'El Paquiro'. Después el paso se detuvo y la siguiente levantá la dedicó el capataz a la hija de una amiga suya, presente ante el paso; una niña a la que se vio muy emocionada junto a la Virgen desde la salida y que igualmente acogió con ilusión esta levantá.
Pronto giraría la Virgen de la Anunciación a la calle Nescania, para salir de nuevo a La Calesera y recorrer luego las laberínticas callejuelas de la barriada que rodean a la parroquia, en la que entraría en torno a las once y cuarto de la noche.
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