Tras la función solemne celebrada ayer, la Hermandad de los Negritos arranca mañana, martes, el triduo en honor a Nuestra Señora de los Ángeles, para el que se ha montado un altar con los respiraderos de su paso de palio colocados a modo de graderío de tres alturas.
La dolorosa, elevada sobre su peana procesional, está vestida con un manto azul de terciopelo bordado en oro, toca bordada sobre malla y la saya estrenada en el besamanos del año pasado (ver), bordada en oro sobre tisú por el taller de Santa Clara. Sobre la cabeza lleva la corona del orfebre Manuel Valera Pérez, que también se estrenó en un besamanos; en este caso en el de 2019 (ver). Y en el pecherín, además de varios broches y una cruz, tiene la Medalla de la Ciudad con un alfiler con su advocación sobre el lazo.
En los laterales del altar se pueden ver dos parejas de varales del palio, y en medio de cada una hay un paño de bocina. Además, vemos también los antiguos candelabros de cola junto a varias de las antiguas y actuales jarras del paso. E igualmente se ha utilizado una combinación de candeleros que formaban antes parte del paso y de los que lo hacen ahora hasta reunir un total de 38, todos ellos con cera blanca.
Se completa el montaje de este altar de cultos a la Virgen de los Ángeles de los Negritos, al que sólo le faltan las flores, con la presencia de un cortinaje de color azul oscuro cubriendo el camarín de la dolorosa, y con el estandarte corporativo en el lado derecho del presbiterio.
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