La Hermandad de la Divina Pastora de Padre Pío celebró el pasado sábado, día precisamente de San Pío de Pietrelcina, su salida procesional por las calles del barrio; una salida muy especial debido al estreno del nuevo paso, diseñado y tallado por Paco Pardo en madera de cedro real. Se trata de una obra de estilo barroco que sigue la línea de los pasos del siglo XIX y que ha sido barnizado en color oscuro por Carlos Lora. En cuanto a los respiraderos bordados, han sido diseñados por José González Villarreal. El canasto ya lo sacó la hermandad el año pasado, pero sin haberse empezado aún a tallar.
Las puertas de la Parroquia del Buen Pastor y San Juan de la Cruz se abrieron a las ocho de la tarde y comenzó a salir el cortejo, encabezado por la cruz alzada entre faroles. Seguían el banderín del anagrama mariano, el simpecado y las representaciones de otras corporaciones como la Agrupación Parroquial Paz y Misericordia de Rochelambert, y las hermandades de la Anunciación de Juan XXIII, la Candelaria Madre de Dios y la penitencial de Padre Pío. Luego iban el libro de reglas, el propio estandarte corporativo de la Pastora de Padre Pío, la presidencia y el cuerpo de acólitos con dalmáticas celestes y cuatro ciriales.
No sólo se ha estrenado este año el paso, ya que por primera vez ha acompañado a la Pastora de Padre Pío la Sociedad Filarmónica de Pilas, que ha sustituido a la Banda de Música Fernando Guerrero, de Los Palacios y Villafranca, y que antes de la salida del paso interpretó el Ave María de Vavilov. Mientras, aún dentro del templo, el capataz Ricardo Almansa daba las instrucciones para conducir el paso hasta la puerta, donde se paró antes de salir.
En el momento de la salida, la banda tocó el Himno de España y a continuación la marcha "Pastora de Capuchinos", con la que bajó la rampa hasta la calle. La Divina Pastora vestía una saya de una tonalidad rosa muy clara, así como la clásica pelliza blanca y el sombrero. Y detrás tenía un pequeño granado. Diversas especies florales de distintas tonalidades adornaban el paso y, entre ellas, había granadas, mariposas y algún pájaro, como el que la propia Pastora tenía en su brazo derecho.
Una mujer aprovechó la primera parada del paso en la calle para cantarle a la Pastora una letra que, además de alabarla, invitaba a todos a visitar la barriada de Padre Pío y a conocer a sus vecinos. Ricardo Almansa tocó el llamador y el paso continuó adelante, ahora a los sones de la marcha "Pasa la Virgen de la Candelaria".
Posteriormente, se levantó y, mientras giraba a la calle San Juan de Aznalfarache, la Filarmónica de Pilas interpretó "Virgen de la Paz". Tras la composición de Pedro Morales se paró una vez más, momento en que se encendieron los candelabros de guardabrisas, que en este paso cuentan con luz eléctrica.
Sin esperar a que el capataz llamase al paso, la banda empezó a tocar "Virgen de los Negritos", con la que luego la Pastora giró a la calle Alájar. En ella, desde un balcón engalanado para recibirla, se lanzó una petalada sobre el paso. Posteriormente, se produjo un relevo de costaleros y a continuación los hombres que acababan de situarse bajo las trabajaderas realizaron una primera chicotá a tambor.
La noche iba cayendo poco a poco sobre Padre Pío mientras la Divina Pastora, rodeada de vecinos y devotos, seguía recorriendo sus calles. Alguno incluso lanzó al aire varios cohetes mientras pasaba la cofradía, que desde Alájar tomó la calle Mairena del Alcor, momento en que la Filarmónica de Pilas tocó "La Estrella Sublime". Después, la Pastora siguió ganando metros, ahora a tambor.
El recorrido de la Pastora de Padre Pío continuó por la calle Valencina de la Concepción, a la que llegó el paso mientras sonaba la marcha "Esperanza", composición a la que siguió más adelante "La Esperanza de Sevilla". Esta marcha, sin embargo, fue interrumpida cuando el paso se paró poco antes de la confluencia con Las Cabezas de San Juan.
A la izquierda en esta última calle giró el paso siendo ya noche cerrada. Lo hizo mientras la banda de Pilas interpretaba "La Macarena", completando así un trío de marchas seguidas de inspiración esperancista.
Tras volver a pasar por Alájar y luego por La Puebla del Río, la Pastora de Padre Pío cruzó la Ronda hacia el otro lado del barrio, cuyas calles también recorrió hasta pasar por su antigua capilla, donde se originó la hermandad. Después regresaría a la parroquia para realizar su entrada en torno a las doce de la noche.
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