La Parroquia de San Ignacio de Loyola ha acogido este fin de semana el besamanos a Nuestra Señora del Rosario Doloroso, de la Hermandad del Polígono de San Pablo, que recibía a los devotos en el presbiterio alto del templo, sobre un entarimado forrado en color rojo.
La dolorosa se encontraba elevada sobre una fina peana de plata y estaba vestida con su nuevo manto de camarín, bordado en oro sobre terciopelo rojo por José Librero Fernández, responsable asimismo de su diseño, que se inspira en los bordados del palio. Además, llevaba su toca de salida y la saya de tisú de plata bordada en oro y plata en 2020 por Charo Bernardino, con diseño de Francisco Javier Sánchez de los Reyes.
Por otra parte, contaba con un fajín rojo con borlones del mismo color, una cotilla y diversas joyas y medallas repartidas por el pecherín, donde había también una cruz pectoral, y por el fajín. En la cabeza tenía su corona procesional, mientras que en la mano derecha, la que ofrecía a los devotos, sujetaba un rosario, y en la izquierda dos más y un pañuelo.
A los pies de la Virgen del Rosario se situó una boina de la Unidad Militar de Emergencias, que está hermanada con la corporación del Lunes Santo. Y a su alrededor veíamos cuatro jarras de su paso con variadas especies florales de diversos colores y dos candelabros con cinco velas blancas cada uno, colocado todo ello sobre sendos pies de base cuadrada.
Detrás de la imagen, ante un cortinaje de terciopelo rojo, se dispuso una escalinata que terminaba en un trono ante un dosel improvisado formado por el techo del palio y la bambalina trasera. En los laterales había unos candelabros de guardabrisas y en la parte superior cinco lámparas de cristal de araña.
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