Absténganse de leer este comentario los eruditos de redes sociales que pregonan su buen gusto y la ignorancia de los que no comparten su opinión. Me refiero a esos intelectuales (o eso creen ser) para quienes si una determinada obra no te gusta es porque no entiendes de arte, eres rancio, un reaccionario. A vosotros me dirijo: no leáis este comentario porque no os va a gustar.
Sevilla se ha quedado este año sin cartel de la Semana Santa. Sin cartel oficial, me refiero. Que carteles afortunadamente hay muchos. Se quedó también sin cartel en 1999 y, como entonces, por una razón muy sencilla: eso que se ha presentado este sábado será una gran obra de arte, será una pintura de gran mérito, no lo discuto. Pero no es en absoluto un cartel de la Semana Santa de Sevilla. ¿Alguien ve Sevilla por alguna parte, además de en la rotulación? Si esto es un cartel de Semana Santa, ¿podría serlo de Sevilla igual que de Cádiz, de Zamora o de Pekín? Pues sí, podría.
Que sí, que las potencias son las del Cristo del Amor; que el sudario es el del Cachorro. Aceptamos barco. Pero... ¿me puede alguien decir qué día de la Semana Santa de Sevilla sale el Cristo representado en el cartel?
Dicen algunos que el cartel cumple su función porque llama la atención y no deja a nadie indiferente. Vale. Pero, ¿es la única función de un cartel? Porque me parece que un cartel anunciador de la Semana Santa de Sevilla debe anunciar la Semana Santa de Sevilla.
El año pasado tuvimos un cartel, por cierto de gran formato, que literalmente te metía en la Semana Santa de Sevilla (ver). Te hacía estar ahí, en la escena, en esa levantá del palio de la Estrella; casi podías escuchar los sonidos, el eco del llamador en las naves de la Catedral, oler el incienso, la cera... Pero, seamos honestos, ¿a qué momento de la Semana Santa hispalense nos conduce el cartel de este año? ¿A qué sensaciones cofradieras? ¿A qué recuerdos? ¿A qué vivencias?
Dicen que el autor, Salustiano García, ha sido fiel a su estilo propio. Bien. Ha hecho lo que se esperaba de él. Le han llamado a él conociendo su obra y ha hecho una obra más en su línea. Lo esperado. ¿O es que el Consejo esperaba otra cosa? Pero, ¿qué es lo que ha hecho el artista, que lo es? Un retrato de su hijo "disfrazado" de Cristo Resucitado. Enhorabuena a él y enhorabuena al hijo.
Lo que pasa es que, en la Semana Santa de Sevilla, Cristo Resucitado tiene la cara del que vive en Santa Marina. Hay fotomontajes muy buenos en los que la gente ha sustituido al hijo de Salustiano por la talla de Francisco Buiza. La verdad es que lo mejor del cartel está siendo lo que lo rodea en los comentarios de la calle y en las redes sociales.
Los defensores del cartel, esos eruditos que desprecian las opiniones contrarias, se agarran a que es la modernidad de la obra lo que genera rechazo... También era de una línea absolutamente moderna el cartel de Manolo Cuervo de 2022 y ahí sí estaban representadas Sevilla y su Semana Santa a través del rostro del Cachorro y aquella estampita de la Esperanza de Triana (ver).
Y si falla lo de la modernidad, argumentan que el problema que vemos los rancios incorregibles es la excesiva desnudez del hijo del pintor, como si en Sevilla fuéramos más de rezarle a crucificados con pantalones anchos y un jersey de cuello vuelto como vestimenta.
Y si falla la tontería de la desnudez, entonces recurren a la homofobia (¿mande?). Sí, a la homofobia. Vaya usted a saber qué tiene que ver una orientación sexual con la obra, con el pintor, con el hijo o con el vecino del quinto.
Total, que los que dicen que saben mucho y que el cartel es maravilloso (aunque estoy convencido de que muchos lo defienden sólo para sentirse más entendidos, más expertos, más listos, más guays), consideran que si a usted no le convence es porque usted, asúmalo, es un ignorante. Y que ahí, en el hijo de Salustiano haciendo de Resucitado, está la Semana Santa. No sólo la Semana Santa. Está la Semana Santa de Sevilla. Ni la de Dos Hermanas, ni la de Gines, ni la de Bornos, ni la de Peñarroya-Pueblonuevo. La de Sevilla. ¿O es que no lo ve usted? Usted no tiene ni idea.
¿Acaso la Macarena, el misterio de San Benito, un nazareno, unos candelabros, un manto... son capaces de representar a la Semana Santa de Sevilla mejor que el hijo de Salustiano? Hombre, por favor, no sea usted un cateto.
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