El pasado fin de semana la Hermandad del Cachorro celebró el besamanos a Nuestra Madre y Señora del Patrocinio, que se presentó ante los devotos vestida con su manto procesional, diseñado por Herminia Álvarez Udell y bordada por el taller de Olmo, y con la saya que Francisco Carrera hizo el año pasado recuperando el diseño de una antigua de la misma diseñadora, y que está bordada en oro sobre tisú.
Sobre la cabeza, la dolorosa contaba con su corona de salida, obra de oro y brillantes de Fernando Marmolejo Camargo de 1974. En el pecherín, además de un alfiler con su advocación, tenía el juego de zarcillos y broche de lazo de oro y esmeraldas del siglo XVIII, así como la cruz del siglo XX también de oro de ley y esmeraldas. Por otro lado, en la mano izquierda sujetaba el rosario de filigrana de plata con cuentas de nácar del siglo XX, mientras que la derecha la ofrecía a los fieles.
Rodeaban a la Virgen del Patrocinio, que estaba en el presbiterio bajo de la Basílica sobre una peana de plata, diferentes jarras de su paso de palio y otras dos que no son de éste sobre mesas y columnas doradas. Las jarras contaban con orquídeas blancas, el mismo color de los cirios que había en diez candeleros situadas detrás, cinco a cada lado.
Finalmente, hay que indicar que en el presbiterio alto, a la izquierda, estaba el sinelabe, bordado en oro sobre tisú de plata por José Caro Márquez en 1922, y a la derecha el mediatrix, obra del mismo taller de 1926, con orfebrería de plata de ley de Emilio García Armenta, de 1966.
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